19 de febrero de 2020, por Lunettes Rouges
Taysir Batniji, Sin título#1, 2019, Acrílica sobre papel, 46 x 60 cm |
No es nada sorprendente que el trabajo de un artista exiliado que el ejercito de ocupación no deja volver a su país, a su casa, hable de lo inalcanzable, del objeto deseado, de la persona amada pero alejada, del recuerdo de infancia, de aquello con lo que no puede reunirse, de lo que solo puede ver a través de una reja (como ésta de arriba), en una pantalla o en viejas fotografías pero que no puede tocar, abrazar, oler, probar. Taysir Batniji está lejos de Gaza, su tierra, y su exposición en la galería Eric Dupont (hasta el 22 de febrero) lo dice cruelmente, sin violencia, pero con un sentido discreto de lo trágico que se sube a la garganta (como siempre en su obra). Vemos de nuevo su instalación de bloques de jabón de Marsella en los cuales está grabado el artículo 13 de la Declaración de los Derechos del Hombre sobre la libertad de circulación que se niega (mostrada en Marsella hace seis años).
Taysir Batniji, Disruptions #5, Ligne 2, 04.08.2016, Serie de 39 capturas de pantalla, Impresiones numéricas sobre papel Canson, 24 x 16 cm |
Las imágenes de pantalla de teléfono en las cuales destruyen, deforman, difuminan la imagen, evidencian conversaciones telefónicas con su familia (aquí su madre, fallecida desde entonces) a través de Whatsapp, que el ejército israelí enturbia e interfiere para impedir las conversaciones entre indigenas prisioneros en el interior del gueto y exiliados libres y tristes. Esa conversación familiar, personal e íntima que sólo quiere acercar a seres separados, adquiere así un potencial revolucionario, anarquista, una capacidad para destruir las fronteras, contra viento y marea: combate la desaparición, rechaza la evanescencia, niega la negación del pueblo. (La misma obra se encuentra en el Supermercado de imágenes pero sin explicaciones claras sobre la pixelización de las imágenes.
Taysir Batniji, Sin título, Traces #5, 28,5 x 35,6 cm, 2020 |
Los viejos álbumes de fotos familiares cuyas fotografías se perdieron, se arrancaron, se dispersaron, no son más que huellas, marcas, vectores de memoria indestructible, al igual que las llaves de las casas de antes de la expulsión, símbolos de la resistencia al tiempo, a la historia, a la violencia: mientras se recuerde (la casa, la imagen), no se puede ser desposeído, el otro no nos ha eliminado, todavía vivimos, todavía luchamos, dicen.
Taysir Batniji, Sin título, 2015 2019, Lápiz y acuarela sobre papel, 28 x 35,6 cm |
Es lo mismo que dicen los dibujos de la entrada, una cerradura, un nudo, algunos otros símbolos más allá, rechazos, huellas.
Fotos cortesía de la galería y del artista.
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