21 de marzo de 2020, por Lunettes Rouges
Dorothea Lange. Words & Pictures, MoMA, 2019; portada, Dorothea Lange, Kem County, California, noviembre 1938 |
Dorothea Lange, Words & Pictures (MoMA, 2019, 176 páginas, 152 ilustraciones, en inglés) es el catálogo de la exposición epónima que había abierto en el MoMA el 9 de febrero de 2020 y que ha cerrado a causa del conoravirus, que no vi (curadores Sarah Hermanson Meister y River Encalada Bullock). Tal y como su nombre lo indica se trata de una exposición y de un libro sobre la interacción entre las palabras y las imágenes: las palabras propias de la fotógrafa, las palabras pronunciadas por los personajes fotografiados, las palabras que acompañan la publicación de las fotografías (textos de escritores o de periodistas, leyendas y paratextos en las exposiciones, críticas de libros o de las exposiciones). He aquí lo que significan las palabras de la fotografía, todas las palabras que acompañan, interpretan, fortifican y a veces deforman las imágenes, las palabras factuales y las palabras ficcionales. La introducción de Sarah Meister (p.12-23), plantea el tema sin profundizar demasiado ontológicamente, pero sitúa bien el contexto de Dorothea Lange (y de los demás fotógrafos que, en la misma época colaboraron con autores, Evans y Agee entre los más conocidos).
Paul S. Taylor & Dorothea Lange, An American Exodus: A Record of Human Erosion, 1939, sobrecubierta |
El libro trata del trabajo de Dorothea Lange en diez capítulos de los cuales, ocho son más bien cronológicos, cada uno lleva algunas reproducciones, unas con comentarios (de calidad desigual y a veces repetitivos) de unos doce autores (entre ellos Sally Mann y Rebecca Solnit), y especialmente con reproducciones en facsímil (perfectamente lisibles) de artículos, informes o libros en los que las fotografías fueron publicadas. Cuatro libros, uno individual y tres colectivos. An American Exodus: A Record of Human Erosion (1939) (p. 56-71) es el proyecto común de Dorothea Lange junto con su segundo esposo, Paul Taylor; los textos son notas del uno o del otro, extractos de periódicos y citaciones de personas encontradas y fotografiadas (reproducidas en la sobrecubierta aquí arriba). Es la antítesis de libros como You Have Seen Their Faces (1937) de otra pareja sobre un tema similar, Margaret Bourke-White y su futuro esposo el novelista Erskine Caldwell, en el cual la expresión de Caldwell (a veces paternalista, incluso racista, nos dice Sarah Meister p.17) obstruye la de las personas fotografiadas (lo mismo con Let Us Now Praise Famous Men en 1941). Los únicos que le dan la palabra a los que vieron o fotografiaron son Lange y Taylor. Otro capítulo, «Government Work» (p.32-47) es ilustrado también con informes de ambos para el estado de California en 1935. El capítulo que trata del libro Land of the Free (p.48-55) es lo contrario: no es un libro de poemas ilustrados con fotografías (8 de Lange, las otras de Evans y otros) sino un libro de fotografías ilustradas con un poema, de Archibald MacLeish: al tiempo que se opone a la emancipación de la palabra, el libro plantea un enfoque interesante de los vínculos entre poesía y fotografía (a pesar del contrasentido sobre el intendente de la plantación, ver abajo).
Dorothea Lange, Plantation Overseer and his Field Hands, Mississipi Delta near Clarksdale, junio o julio de 1936 |
Los otros dos libros colectivos son el famoso Family of Man en 1955 (p.112-121), con 9 fotografías de Lange y 12 Million Black Voices: A Folk History of the Negro in the United States, en 1941 (p.80-89) en los cuales las imágenes de los fotógrafos (todos blancos; 7 de Lange) ilustran el texto de Richard Wright, nieto de esclavos. Es en ese capítulo (p.84-85) que Robert Slifkin (único participante masculino en el libro) comenta la imagen de aquí arriba; en Land of the Free, la imagen estaba curiosamente encuadrada sobre el intendente (o propietario: owner o overseer, se encuentran las dos leyendas) blanco, con un solo negro y acompañado de un texto que alaba el espíritu de independencia y de libertad de los estadounidenses, y así quitar todo matiz racial. En 12 Million Black Voices, el encuadre hace desaparecer a Paul Taylor que entra en el campo a la izquierda, hablando con el intendente de la plantación. Como apunta Slifkin, Lange muestra ahí la dinámica social del sur, la desigualdad e interdependencia en un contexto económico diferente al de California y Midwest, lo que ella denomina «el hombre tal cual es ligado a sus compañeros». A pesar de que la FSA no deseaba imágenes que representaran nexos raciales, esta imagen fue difundida en abundancia; cuando los fotógrafos de la FSA expusieron en Nueva York en 1939, uno de los visitantes escribió en el libro de oro «¿ustedes no saben que la esclavitud fue abolida?» (otro comentario curioso, tomado en la revista US Camera, fue «Es muy bella» sic; p.20).
Varios de los capítulos sitúan a Dorothea Lange en artículos: el primero, en 1934, en Camera Craft sobre la práctica de la fotografía en las calles de San Francisco (p.26-31) que fue la causa del encuentro con el economista Paul Taylor, quien poco después ilustra un artículo (no está en el catálogo) en Survey Graphic con una de sus fotografías. El de Fortune en 1945 sobre las mutaciones de la ciudad de Richmond (p.96-101), los de Life en 1954 y 1955 sobre los pueblos mormones y sobre Irlanda (p.102-111), el de Aperture en 1960 sobre un valle que tenía que desaparecer bajo un embalse en California, con un bonito texto de Rebecca Solnit (p.146-151). Todavía más interesante es el que pidió Life en 1955-57 sobre un abogado de oficio, un héroe secreto (p.122-133), con un texto poético de Sally Mann sobre el acusado: Life no lo publica y las imágenes correspondientes sirvieron para ilustrar un manual (aquí arriba) de la National Lawyers Guild intitulado Minimizing Racism in Jury Trials: The Voir Dire Conducted by Charles R. Garry in People of Californai v. Huey P. Newton, este último era un líder de las Panteras Negras y «Voir Dire» era un término jurídico estadounidense para seleccionar a los jurados (la serie no fue publicada durante la vida de Lange sino en agosto de 1960 en el suplemento dominical del Manila Chronicle, un periódico filipino). Del mismo estilo le fue encargado un trabajo por la Office of War Information sobre la deportación de los ciudadanos estadounidenses de origen japonés en 1942 (p.90-95) que nunca fue publicado y que volvió a aparecer mucho más tarde.
Dorothea Lange, Migrant Mother, 3 de marzo de 1936 (las seis otras fotografías) |
Además de esos ocho capítulos cronológicos, hay uno (p.134-145) dedicado, claro, a la Madre Migrante, que se convirtió en ícono. El 3 de marzo de 1936, Dorothea Lange tomó siete fotografías en 10 minutos (las seis otras aquí arriba); con afán de volver su casa, no apuntó el nombre de la mujer, solamente su edad y el número de niños, obtuvo su consentimiento para la foto, pero, según la Sra. Thompson, con la condición de que no la publicara, y, después, cuenta una historia errónea sobre ella (por ejemplo en Popular Photography en 1960, p.136-137): esta familia vivía en California no migraba desde el sureste, no formaban parte de los recolectores de legumbres del campo, se habían detenido ahí porque su carro se había averiado y poco después se fueron, no habían vendido ni sus llantas, ni su tienda para comer, etc. Las leyendas de la fotografía cambiaron mucho con el tiempo y según los medios (« Pea picker », « Destitute mother », « Worker in the peach bowl », « 32 year old mother of seven », « Dragging around people », et incluso, de forma sarcástica en un periódico alemán en 1943 «La prosperidad bajo Roosevelt»...), antes de que en 1952, en un artículo de Modern Photography de Daniel Dixon (hijo de Dorothea Lange), la intitulara Migrant Mother y quedara así para la posteridad. Aunque la fotografía estuviera destinada a la FSA puesto que Lange estaba en misión, hay que decir que desde el 10 o el 11 de marzo de 1936 (una semana más tarde), fue publicada por el San Francisco News, lo que produjo un movimiento de solidaridad con los recolectores de legumbres (aunque la familia ya se había ido). La señora no fue encontrada sino en 1978, y se conoció su nombre, Florence Owens Thompson, entonces se rectificó la historia, se supo que no era blanca sino cheroqui. Ella y sus hijos dijeron que no estaban muy contentos con la celebridad de la fotografía. Como Lange era empleada del estado, la fotografía no tenía derechos de autor: Dorothea Lange no recibió ningún pago pero esta fotografía hizo mucho por su reputación. La Sra. Thompson no recibió nada, ni dinero ni reconocimiento. Esta historia nos hace pensar en otro ícono, el retrato de la joven afgana de ojos verdes fotografiada a los doce años en 1984 por Steve McCurry, que ignora su nombre; la imagen es publicada en la portada de National Geographic y le aporta a McCurry gloria y dinero. No es sino 18 años más tarde que esta señora, Sharbat Gula, fue identificada y pudo ser remunerada; en las entrevistas, de la BBC, por ejemplo, dice estar orgullosa de la fotografía. Pero, otros tiempos, otras costumbres, en 2010 montaron una campaña engañosa y denigrante (relanzada recién por militantes en Francia) contra Steve McCurry («en sus ojos leemos el miedo al fotógrafo», «es un modelo no remunerado»), aún cuando los hechos son claros.
Dorothea Lange, On the Road to Los Angeles, California, marzo de 1937, cubierta trasera de Dorothea Lange. Words & Pictures, MoMA, 2019 |
En fin, sin duda el capítulo más interesante es el de las palabras en las imágenes (p.72-79). Recordé el nuevo libro de Michel Butor, Les Mots dans la peinture -Las palabras en la pintura- y también a Walker Evans, fotógrafo de enseñas y de señales. Dorothea Lange fotografía palabras personales y palabras comerciales, palabras de manuscritos y palabras impresas, palabras efímeras y palabras duraderas. La historiadora del arte Jennifer Greenhill escribió un comentario muy interesante (p.77-78) sobre la fotografía aquí arriba (que es la contraportada del libro): vemos ante todo el contraste entre los dos migrantes y el hombre de negocios relajándose en su sillón, y la ironía latente de la publicidad, destinada a otros y no a ellos. Vemos la oposición entre las oblicuas dinámicas de la parte derecha y las verticales que encierran de la parte izquierda, hombres y postes al infinito. Pero todo no es tan binario: percibimos una similitud entre el discurso publicitario y la «propaganda» social de esta fotografía (en nota 3, citan a Lange: «Todo es propaganda para lo que creemos...si creemos firme y profundamente en algo, uno es de cierta forma el propagandista. Convicción, propaganda, fe, no sé, no acabo de concluir que propaganda sea una mala palabra». Además, según Greenhill, esta publicidad fue dibujada por el pintor Maynard Dixon, primer marido de Dorothea Lange, que entonces trabajaba para la agencia de publicidad Foster & Kleiser: habiendo divorciado 18 meses antes, Lange, ¿habrá conscientemente o no, introducido en esta fotografía un contraste entre su vida anterior de fotógrafa comercial de estudio y su nueva vida con Paul Taylor de fotógrafa social de terreno?
Aperture n°1, 1952 con Dorothea Lange, Aspen, otoño de 1951 |
Para resumir, es un libro muy interesante y bien documentado que aporta un nuevo enfoque sobre el trabajo de Dorothea Lange (como no obtuve el catálogo del Jeu de Paume, solamente un pobre album, no puedo comparar). Es verdad que hubiéramos podido esperar que profundizaran sobre algunos temas (por ejemplo, una reflexión sobre la genettiana del trabajo «trastextual» fotográfico), y algunas de las reseñas de las fotografías son simplistas o con jerga complicada [por ejemplo, una universitaria estadounidense, para decir que no se sabe si el cadáver depositado en la puerta de una iglesia es de un hombre o una mujer, escribe p.36 «ese cuerpo no tiene una demarcación de género»...]. Arriba la portada del número 1 de la revista Aperture en 1952 (en la cual Nancy Newwall escribe un ensayo interesante sobre los diferentes tipos de leyendas de las fotografías), con una fotografía de Dorothea Lange que muestra algunas de las señales en las cuales las palabras están escritas con evidencia pero no son legibles: hay varias posibilidades pero ninguna es identificable. El libro lleva una bibliografía (bastante somera, p.172-173), y la lista (p.164-171) de las cien obras expuestas está bien hecha, para cada una hay detalles técnicos, dimensiones de las impresiones y notas de Lange; no hay ni índice ni biografías de los colaboradores. Para ir más lejos, en esta página se consiguen cuatro enlaces de los archivos de las fotografías en línea de Dorothea Lange, al que podemos añadir el del MoMA.
Libro recibido en servicio de prensa