lundi 27 décembre 2021

Anselm Kiefer, la sobredosis

 


23 de diciembre de 2021, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Anselm Kiefer, Arsenal, detalle, Gran Palacio Efímero


¿No sienten como una sobredosis de Kiefer¿Cuántas grandes exposiciones desde aquella de hace 15 años en el Gran Palacio? Sabemos que a Macron le gusta mucho, por razones bastante egoístas, pero tenemos que hacer por ello el artista oficial de la República? Sobre todo porque al ver la exposición Para Paul Celan en el Grand Palais (Efímero, esta vez) tenemos la impresión de que no hay nada nuevo y que sigue explotando la misma brecha: de nuevo los mismos lienzos enormes y oscuros cubiertos de textos en alemán (en este caso poemas de Paul Celan, que merece algo mejor). ¿Podemos datar un Kiefer, ver una evolución estilística, alguna innovación a través de los años? Siempre los mismos colores, los mismos formatos, las mismas construcciones de la imagen, los mismos añadidos de materia (las mismas maquetas oxidadas de naves de guerra, las mismas amapolas secas...). Al principio fascina su fuerza trágica, después seguimos impresionados, luego únicamente interesados y al final uno se siente extranjero a ese discurso y hoy buscamos en vano, en esta sala inmensa alguna emoción, alguna originalidad, alguna chispa. Como dice Bertrand Badiou (él sí experto en Celan), «Es una pintura para comunicantes, que hace que resuelve los problemas complejos con respuestas sin matiz.»


Anselm Kiefer, Avión, detalle, Gran Palacio Efímero

 

La chispa podría venir del búnker adornado con amapolas: demasiado evidente para que tenga realmente sentido. ¿O entonces el avión de plomo plantado en el suelo y cuyas alas están impedidas por el peso de libros del mismo metal? Lo que yo preferí es el depósito al fondo, allí, sobre unas estanterías de IKEA sus materiales están en orden con rigor de catálogo, piedras, plantas, textiles, madera: casi no caben, casi se salen, casi se caen. Nos hace pensar en Rodin en Meudon y sus fragmentos. En la parte de arriba unos trajes blancos de inocentes, de yeso , holgados, misteriosos. Justo lo suficiente para ofrecer un ápice de placer en esta exposición relamida.



dimanche 26 décembre 2021

La superchería Vivian Maier

 


22 de diciembre de 2021, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Vivian Maier, Chicago, 1960, impresión cromogénica original


Si usted no sabe nada de Vivian Maier vaya a ver la exposición en el Museo del Luxemburgo (hasta el 16 de enero), verá el despliegue de la leyenda construida a su alrededor: los autorretratos, las escenas de calle, los retratos, las fotografías de niños, su interés por la moda (con terminal interactivo para que entienda mejor), etc. Verá incluso su sombrero (hay copias en vanta en la tienda) y sus cámaras fotográficas. Desde luego, en esta presentación orientada, usted no sabrá nada de sus viajes alrededor del mundo, ni de su frecuentación de los museos, ni de su fascinación por la muerte, ni nada que pueda palidecer la imagen que están construyendo sobre ella. En cambio, de regalo, podrá ver en las paredes algunas citaciones simplonas, de las cuales la peor es la del «similipoeta» Bernard Noël (como lo calificaba Annie Le Brun). 


Vivian Maier, Chicago, sin fecha, impresión póstuma 2020


Sin embargo, y es un progreso en relación con las exposiciones anteriores del mismo «business team», coleccionista + curadoría + galerista, en Tours, Portugal, o en cualquier lugar, esta vez tenemos algo de análisis formal, por ejemplo sobre los gestos (llamados «intersticiales») que ella fotografía, o sobre ciertas fotografías que en la última sección tienden a la abstracción, por ejemplo esta de aquí arriba. También podemos ver unos cortos que hizo que no son interesantes, y el sonido de su voz.


Vivian Maier, sin lugar, sin fecha, copia cromogénica original


Sabemos que Vivian Maier hizo pocas impresiones («vintage», como dicen), pero dejó cantidades de negativos que nunca fueron tirados y centenares de rollos jamás desarrollados, sin embrago las exposiciones presentan únicamente o principalmente las tiradas hechas por el «team» («selección de la curadora con el acuerdo del Estate»). Pero sin quererlo es una exposición revolucionaria puesto que siete veces (salvo omisión) muestra una al lado del otra la tirada original de Vivian Maier y la impresión grande reciente. Surge entonces la superchería, la modificación que hace el «team» del trabajo de Vivian Maier. En todo caso, las impresiones tardías se han hecho para aferrar la mirada: formato grande, encuadre más amplio, tonos más contrastados, pieles negras oscurecidas (por ejemplo los niños en el carro o el bebé en el zoológico en brazos del abuelo con el balón). Mientras que Vivian Maier había querido reencuadrar la escenas, componerlas para darles mayor intensidad (y en un caso darle la vuelta), la impresión tardía toma la totalidad del negativo, tal cual, sin seleccionar el encuadre, y, por ejemplo, diluye el viejo de rostro arrugado al distraernos con su corbata ridícula que Vivian Maier había preferido excluir. Como la casi totalidad de las imágenes que presentan aquí son tiradas tardías, hay que tomarse el tiempo para mirar las siete impresiones originales y entender hasta que punto la visión que nos presentan del trabajo de Vivian Maier no es más que una construcción artificial que niega sus ideas propias para privilegiar el efecto (formatos grandes, imágenes fuertes y «agradables» que favorecen el espectáculo), lo que a algunos les parece «más bonito, mejor arreglado». 


Vivian Maier, sin lugar, sin fecha, copia cromogénica original


No obstante, las copias cromogénicas que presentan son todas originales; no vi la explicación de porqué el «team» no las retiró y es mejor así. Hay varios conjuntos de fotografías en color, un grupo de unas veinte muestra la obsesión de Vivian Maier por los periódicos, otras treinta de formato pequeño en color (con Leica), además de unas quince esparcidas en la exposición. Algunas son realmente sorprendentes por su composición y su armonía. La fotografía aquí abajo totalmente enigmática, muestra el ojo de un niño escondido debajo de una silla de playa de correas cruzadas. 


Vivian Maier, sin lugar, 1961, copia cromogénica original


Para completar la construcción del mito Vivian Maier, ponen de relieve la biografía (traducción al francés editorial delpire, recibida en servicio de prensa) que escribió Ann Marks (genealogista aficionada y ex responsable marketing de Dow Jones): basada en investigaciones en los archivos del registro civil, da la cronología detallada pero erige un retrato físico de Vivian Maier que tiene más de la psicología barata que de la especialidad. Y los anexos defienden con fuerza al coleccionista y a su compinche para absolverlos de toda culpa y reproduce sus argumentos tanto en el ámbito jurídico (¿a quién le pertenecen las fotografías?) como estético (¿las fotografías se pueden imprimir de nuevo?). Si usted lee en inglés es mejor que compre el libro de la investigadora Pamela Bannos que es el más crítico y serio, y que no ha sido patrocinado por los dos coleccionistas y por lo mismo no obtuvo la autorización para reproducir las fotografías de sus colecciones... (no está en la tienda del museo, claro).