11 de enero de 2018, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
Paolo Uccello, Milagro de la hostia profanada, 1467-69, tempera sobre madera, 42x361cm, Urbino, G.n. delle Marche. |
El origen de esta reseña es ante todo un comentario sobre el artículo anterior del que no entiendo el sentido : « Y ¿ La Profanación de la Hostia ? ¿ Pintor de la Inquietud ? ». Entonces miro de nuevo esta predela, y me pongo a pensar.
El Milagro de la hostia profanada es una predela en seis episodios, que Uccello pintó en Urbino entre 1467 y 1469 (tiene entonces más de 70 años), mide 3m61 de largo por 42 cm de alto (¡ah! Y ¿porqué Minardi no da esas informaciones en su libro?), en tempera sobre madera; se encontraba en la iglesia del Corpus Domini en Urbino, debajo de un retablo de Justo de Gand, y actualmente en el museo de Urbino (Galleria nazionale delle Marche, en el Palacio ducal) en donde la vi hace unos años,
Paolo Uccello, Milagro de la hostia profanada, 1467-69, tempera sobre madera, 42x361cm, Urbino, G.n. delle Marche. Vista desarrollada. |
De manera narrativa, la predela cuenta la historia de un usurero judío a quien una pobre mujer, incapaz de reembolsar su deuda, le entrega una hostia consagrada. El judío la profana, lo detienen y lo queman vivo con toda su familia; el papa vuelve a consagrarla.
La historia de la profanación es bastante común, típica del anti judaísmo medieval (tema sobre el cual podemos leer esto, eso y aquello). Y sobre todo, Jean-Luc Schefer lo definió muy bien en su libro sobre el tema, poniéndolo en su lugar, en particular en el contexto de la veneración de Occidente por la hostia que se opone a la veneración de Bizancio por el ícono (tres análisis de su libro aquí , ahí y allá). Pero ese no es mi tema y no pretendo añadir nada al brillante análisis histórico teológico de Schefer (ni al análisis estético de Francastel de 1952 o de Minardi hoy).
Paolo Uccello, Milagro de la hostia profanada, 1467-69, tempera sobre madera, 42x361cm, Urbino, G.n. delle Marche. Escena n°4, Ahorcamiento de la mujer culpable, 42x59cm |
No, lo que me interesó fueron los otros dos episodios, aquellos de los que se habla poco y que están relacionados con la mujer sacrílega. La condenan al ahorcamiento. Pero aparece un ángel; ¿Sería para salvarla? ¿Para salvar su cuerpo o su alma? ¿Para indicar que ella pertenece a la justicia divina y no a la justicia humana? ¿O entonces para indicar que en el momento de morir se arrepintió? No lo sabemos, y ninguno de los analistas de la obra lo evoca, que yo sepa (solamente Francastel le dedica unas líneas al final de su escrito).
Ahora bien, en el último episodio, está muerta o agonizante : el ahorcamiento tuvo lugar. Su cuerpo se lo pelean dos diablos que la tiran por los pies y dos ángeles que, o le están dando la eucaristía (sería una conclusión en forma de círculo) o, parece lo más probable, están recogiendo su alma cuando expira. Entonces, ¿es culpable o víctima? Culpable pues cometió el peor de los sacrilegios, contra el cuerpo mismo de Cristo y por dinero, o víctima pues tuvo que hacerlo por obligación, sin otra solución, encerrada en un sistema de poder y de dinero del cual no podía liberarse.
Y es ahí, mucho más allá de Luccello que aparecen cuestiones morales muy contemporáneas. ¿Los hombres y mujeres que en la empresa, la universidad o en otras partes cometen bajezas pequeñas o grandes para facilitar sus carreras y obtener ventajas y privilegios, son cobardes y vendidos? O ¿son víctimas de un sistema de poder contra el cual piensan que no pueden hacer otra cosa que someterse? Los habitantes de un país ocupado desde hace décadas, quienes con el fin de obtener un permiso para circular por razones médicas o para ir a estudiar, colaboran con el ejército de ocupación dándoles información, ¿son traidores? O ¿son víctimas de un sistema de opresión contra el que piensan que no pueden sino someterse ? Las actrices que para obtener un papel ceden a los deseos sexuales de un productor, ¿son prostitutas? O ¿son víctimas de un sistema depredador y de poder contra el cual piensan que no pueden hacer otra cosa que someterse? Mientras algunos lo hacen con gusto y otros, infinitamente más raros, se rebelan y resistiendo a ese poder se atreven a decir NO, ¿cuantos hay que pensando que no tienen otra alternativa, aceptan trabajo, papel, estatuto, pequeños privilegios, autorización para circular, etc, a costa de una degradación moral, que es el precio que hay que pagar? Nadie sabe lo que pensaba Uccello, pero su pobre mujer parece enseñarnos lo siguiente : tengamos cuidado antes de condenar a las víctimas de un sistema de poder, ya sea en el Medioevo, Hollywood o en cualquier lugar.