22 de junio de 2022, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
Escena del rodaje de La imitación del cine de Marcel Mariën, 1959 |
Es quizás porque nunca se dio importancia y se quedó en la sombra de Magritte (con quien fue complice en las actividades de falsificación), Paul Nougé y otros surrealistas belgas mucho más famosos, que apenas se conoce a Marcel Mariën. En 2013 fue un gran placer ver su exposición en Charleroi, la que no tuvo ninguna repercusión en Francia y es una lástima. Razón suplementaria que hace apreciar aún más el libro que acaba de salir, publicado por ENSA Limoges y distribuido por Presses du Réel. El título es curioso: « Il créait des choses désagréables », -Creaba cosas desagradables-. Es que Mariën es difícil de clasificar: poeta tanto como artista plástico o fotógrafo, editor pero también cineasta y activista, y publicitario algo timador. En su biografía vemos que también fue marinero en buques de carga y que durante dieciséis meses (en 1963/64), propagandista maoísta desencantado en Pekín. El libro contiene seis ensayos: una visión general por Xavier Cannone (quien le dedicó una monografía de referencia), un análisis detallado de la relaciones entre Nougé y Mariën por Geneviève Miche, mientras que Marie Godet lo sitúa más ampliamente en el universo surrealista; François Coadou, coordinador del libro, pone a Mariën en relación con los situacionistas. Arriba una escena de su película La imitación del cine, que hizo escándalo: un joven que leyó demasiado La imitación de Cristo se hace crucificar.
Marcel Mariën, El hijo del mono, 1975 |
Pero, para un aficionado al arte, los dos más interesantes son los dos últimos. Augustin Nounckele analiza los objetos surrealistas (salvo las fotografías y los collages) en la obra de Marcel Mairën, como ensamblajes poéticos que compara con figuras de estilo literarias. Mairën crea obras a partir de elementos existentes que desvía con humor, tanto objetos como citaciones o referencias. El espectador tiene que descifrar las alusiones e interrogarse. Su objeto más conocido es L’Introuvable -El Inencontrable-, 1937 (a los 17 años) que realizó poco después de su encuentro con los surrealistas. Aquí arriba El hijo del mono: Darwin contra el Génesis, blasfema y sacrilegio.
Marcel Mariën, La mujer entreabierta, 1985, págs. 104-105 |
Destaca el ensayo (¡en inglés! ¿porqué sin traducir?) de Mieke Bleyen (quien ya publicó un libro sobre las fotografías de Mairën) sobre el libro Woman Ajar (casi imposible de conseguir actualmente, publicado también en neerlandés y en francés: La femme entrouverte -La mujer entreabierta-) que da una nueva perspectiva a la relación de Mairën con la fotografía. El libro que tiene un poco mas de cien fotografías (con una presentación corta de Patrick Hugues) es un himno al cuerpo femenino, un emblema desfasado, desde la cara hasta la vulva pasando por los senos y el todo adornado con diferentes accesorios que importunan, cerezas, tijeras, torre Eiffel, barajas pornográficas y, aquí arriba, espejo (uno de ellos con su autorretrato). Es un libro tardío (1985), postsurrealista y anacrónico dice ella, anticuado. Bleyen aplica el concepto de «fotografía menor», directamente inspirado de literatura menor de Deleuze y Guattari que además ella relacionó con Flusser en otro lugar (y, en el mismo libro, Gilles Rouffineau se lo aplicó a Miroslav Tichy); sus criterios, sacados de Deleuze-Guattari, son la desterritorialización, la politización y la colectivización de las fotografías.
Portada del libro |
En resumen, este libro tiene una serie de ensayos desde diferentes puntos de vista, interesantes, pero para leer en complemento de la monografía de Cannone sobre Mairën, indispensable para entrar en su obra. Recibido en servicio de prensa.