24 de junio de 2017, por Lunettes Rouges
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Carla Cabanas, A Mecânica da Ausência, 2017, vista de la exposición, foto del autor |
La exposición La Mecánica de la Ausencia de Carla Cabanas en la galería Carlos Carvalho en Lisboa, hasta el 16 de septiembre, podría describirse como una tentativa que tiende a no dejar ver las fotografías. La sala principal es un laberinto con finos velos de tul suspendidos, entre los cuales se navega en la penumbra y sobre los cuales siete proyectores de diapositivas envían las imágenes con aquel sonido habitual y nostálgico (en todo caso, para mi). Son imágenes (verdaderamente) vernáculas, de viajes y de comidas en la hierba, escenas que todos conocemos, marcadas también por la nostalgia de los años 50. Los velos, vaporosos, ondean y tiemblan, las imágenes flotan, atraviesan el velo para posarse en las paredes, en donde se ven borrosas, menos luminosas, invadidas por las sombras de los visitantes que se ven sumergidos en el mecanismo, y de un proyector a otro se superponen y se entrelazan.
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Carla Cabanas, A Mecânica da Ausência, 2017, vista de la exposición, foto del comisario Sérgio Fazenda Rodrigues |
Lo que desaparece no son los sujetos de las imágenes sino nuestra capacidad para verlas, identificarlas, atraparlas : In fine, la imagen no transmite casi nada de las informaciones que contiene, ya no se trata de su inmaterialidad y de nuestra incapacidad para establecer una relación con ella. En lugar de utilizar la parte de nuestro cerebro que ve, analiza y comprende, no utilizamos sino las zonas sensibles, y disfrutamos de una experiencia poco comprensible racionalmente y que nos conduce al ensueño.
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Carla Cabanas, A Mecânica da Ausência, 2017, vista de la exposición, foto del artista |
En la sala de al lado también se juega con la invisibilidad : en la semi oscuridad, tres cajones luminosos, pero volteados contra la pared dejan escapar algo de luz. En el interior vemos con dificultad una foto, por aquí una comida en la hierba (en la cual una de las participantes dirige una cámara hacia nosotros, hacia el fotógrafo), por allí una vista , o un encuentro. Son imágenes que solo verá muy de cerca, de lado, con dificultad; imágenes que no podrá disfrutar tranquilamente. ¿Qué queda de esas imágenes? Transmiten un recuerdo pero no sabemos cómo captarlas, solo podremos recordarlas con una forma incierta y fantasmagórica, soñada y deformada : la elección de las imágenes, la puesta en situación, el fracaso visual, construyen un lugar no tanto para exponer sino para se descubra, se participe y se piense.
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