(original en francés, aquí)
Ugo Mulas, Autoritratto con Nini, 1970, Verifica n°13 (no está en la exposición en la Fondation HCB)
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Hemos podido ver últimamente en Pompidou la serie completa de las Verifiche del gran fotógrafo italiano Ugo Mulas, su última obra antes de que falleciera en 1973 a los 45 años. El interés de la exposición que acaba de abrir en la Fondation Cartier-Bresson (hasta el 24 de abril) es que presenta sobretodo otra faceta de su obra, la relacionada con el mundo del arte en Italia y, entre 1964 y 1967, en Nueva York. Hace cinco años tuve la oportunidad de ver en Nápoles una parte, pero el interés ahora es que la exposición gira alrededor del libro de Mulas, La Fotografía, que las ediciones del Point du Jour acaban de traducir al francés, y presentaron esta exposición en Cherbourg antes que en Paris.
Ugo Mulas, Jasper Johns en su taller, New York, 1964 |
La obra fotográfica de Mulas sobre los artistas es ante todo, principalmente una fotografía del artista trabajando o del artista con su obra, algunas veces de forma bastante clásica, por ejemplo Kenneth Nolan en plano picado (en N&B en la exposición), pero introduciendo a menudo en la imagen una mirada peculiar, un juego con la sombra (Jasper Johns, aquí arriba), con el desdoblamiento (Roy Lichtenstein) o con el lienzo como pantalla (Barnett Newman). Es así, que frente al acto misterioso de la creación, aparece la dimensión crítica del fotógrafo que no se contenta haciendo un reportaje documental sino que trata de que aparezca un punto de vista, un relato crítico. Es especialmente evidente en las fotos de Lucio Fontana trabajando, o, más precisamente, haciendo como si trabajara, mimando sus gestos para crear un imaginario. Como lo escribí cuando tuvo lugar la exposición Fontana en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de París, lo que veo, por mi parte, es su toma de consciencia de la incapacidad del acto fotográfico para dar cuenta plenamente de la creación artística inefable, y de la necesidad de pasar por una puesta en escena para hacer ver.
Ugo Mulas, Marcel Duchamp, New York, 1965 |
Si, en ciertos casos, como con Alexander Calder, se refleja la amistad y la complicidad entre Mulas y su modelo, me parecen más interesantes las fotografías en las que el artista se sustrae : Andy Wharol demasiado liso y huidizo para dejarse tomar realmente, o siete fotografías extraordinarias de Marcel Duchamp, quien, en ese entonces, oficialmente ya no creaba más obras de arte (al tiempo que disimulaba la creación de Étant donnés). ¿ Qué hacer entonces con un artista que se sustrae así negándose a crear ? Su retrato, claro (y Mulas es también un gran retratista : hay que ver el destello solar de Alberto Giacometti que esconde con pudor su alegría al saber que recibirá el Gran Premio de la Bienal de Venecia, o la sombra maléfica en la frente de Max Ernst en un vaporetto). Pero, con Marcel Duchamp el esquivo, hay que encontrar algo mejor : no solamente retratos a la sonrisa enigmática y burlesca, no solamente posando al lado de una antigua obra.
¿ A quién se le ocurrió, a Marcel o a Ugo ? Duchamp, sentado, chupando su cigarro fálico, concentrado, agachado sobre la mesa delante de él (otra foto lo muestra mirando el objetivo, pero yo prefiero ésta), no está jugando ajedrez, juega con una fotografía de Julian Wasser que lo muestra dos años antes jugando ajedrez con la joven Eva Babitz desnuda, delante de elementos del Gran Vidrio. La falsa puesta en abismo es una ocurrencia excelente, me parece totalmente duchampiana.
Ugo Mulas, Salle de Michelangelo Pistoletto, exposición « Vitalità del negativo », Roma, 1970
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Entre las fotografías no de artistas sino de obras, mi favorita es aquella en la que el discreto Mulas tiene que aparecer : rechaza el uso de un artificio que lo disimule cuando desea fotografiar un cuadro-espejo de Miguelangelo Pistoletto, auténtica trampa visual; aparece la cabeza agachada sobre su caja, convirtiéndose él mismo en un doble que no podemos no ver encima de la mujer desnuda de espaldas, ilusión en la que lo imaginamos frente a ella fotografiando su sexo y sus senos invisibles para nosotros.
Ugo Mulas, Il tempo fotografico, A J. Kounellis, 1969, planche contact (Verifica n°3)
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Pero en los años sesenta el papel de la fotografía cambia : como Mulas lo había presentido ya no se trata de documentar de forma neutra una obra de arte sino que esta es cada vez más un elemento central, crítico, esencial, a medida que el arte conceptual se va desarrollando; a causa de esta nueva dimensión se convierte en un medio sobre el cual el artista quiere conservar el control, teniendo entonces tendencia a tratar al fotógrafo como a un instrumento a su servicio y ya no como a una mirada exterior independiente. Esta evolución conduce a Mulas a depurar cada vez más su obra y a fotografiar las exposiciones y no a los artistas, con el fin de conservar su libertad y autonomía creativa fuera del control del artista (son palabras ambiguas pues también Mulas es un artista, claro). Ello culmina con su trabajo sobre la exposición romana Vitalità del Negativo en 1970. Como lo conté en otra parte, hay en esa exposición, una obra de Yannis Kounellis en una sala blanca grande y vacía : un pianista va a tocar dos veces al día durante los dos meses de la exposición, la misma frase musical de la famosa cantilena "Va, pensiero" de Nabucco de Verdi. ¿ Cómo informar fotográficamente sobre una obra tal ? debe preguntarse Mulas, ¿ Cómo conjugar la instantaneidad intrínseca (o supuesta como tal) de la fotografía con la necesidad de asentar la duración en el medio fotográfico ? ¿ Cómo olvidar el instante decisivo ? Probablemente así empezaron las Verifiche ... otra historia, y al mismo tiempo una continuación de su obra sobre otro plano (tres de ellas están presentes en la exposición).
Queda por descubrir en Francia el trabajo de Mulas sobre otros temas, la moda, la joyería, la vida milanesa de principios de los años 50, la manifestación Campo Urbano, o la escenografía. Otra vez será...
Todas las imágenes © Estate Ugo Mulas, Milan - Courtesy Galleria Lia Rumma, Milan/Naples et Fondation Henri Cartier-Bresson.
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