mardi 5 janvier 2016

Polvo en mi cabeza


28 de diciembre de 2015, por Lunettes Rouges







Man Ray / Marcel Duchamp, Criadero de polvo, 1920 (1964), 24x30.5cm




Hay dos maneras de visitar la exposición Dust al BAL (hasta el 17 de enero). La más seria es haber leído el largo texto (70 páginas) del comisario David Campany, (o llevarlo consigo a las salas de exposición pues se diría que está hecho para ello ya que un pequeño cuaderno compuesto esencialmente de imágenes se desprende del catálogo), y mirar cada una de las imágenes que presentan teniendo en mente el argumento de Campany; es una sólida demostración, erudita, brillante y más bien bien escrita, al cabo de la cual usted saldrá más o menos convencido de que el famoso Cultivo de polvo (del cual sabrá todo desde ahora, todas sus impresiones, todas sus apariciones, y sus atribuciones, al uno o al otro de los dos compadres) es no solamente la clave de toda exposición sino también de toda la historia de la fotografía, incluso de toda la historia del arte, hasta Hemingway y Cage, literalmente. Ya no se preguntará que hace tal imagen en la exposición y cuál es su relación con la foto de Man Ray / Duchamp, tendrá la respuesta, todo está explicado, analizado, resuelto, demostrado en el catalogo. Usted saldrá algo atontado, atónito, no realmente convencido por lo inverosímil de ciertas afirmaciones, probablemente no más inteligente pero ciertamente mucho más informado.



 
La biblioteca  de Holland House en Kensington, Londres, después de un bombardeo, 1940




O elegir la pereza, el diletantismo, contentarse del barniz de cultura que ha adquirido por aquí y por allí sobre el Gran vidrio y sobre esta foto, y simplemente dejarse llevar por la poesía del polvo, por su invencible persistencia y por su incongruencia casi elegante. Puede, sin glosar sobre las relaciones complejas entre Bataille y Duchamp, sonreír al leer al primero imaginando a La Bella Durmiente cubierta de una capa de polvo, y estremecerse con su idea de un apocalipsis de empleadas domésticas ("gordas-buenas para todo", textual) que prevé serán vencidas un día en esta lucha desigual contra el polvo, sometiéndonos entonces a las peores pesadillas. Puede admirar la tranquilidad de los intelectuales londinenses bajo el Blitz hojeando libros cubiertos del polvo mortífero de las bombas en una biblioteca desde entonces a cielo abierto. Se puede conmover con Pompeya e Hiroshima, dos catástrofes altamente polvorientas, o extrañarse con el atuendo y las prácticas de los habitantes del MidWest luchando contra las tempestades.



 
Tempestad de polvoEstados Unidos, 1935-37, foto de prensa




Usted se puede dejar perturbar suavemente (y, créame, da cierta forma de vértigo o de embriaguez que entonces lo atrapará) con fotos que de entrada no entiende (sobretodo que los carteles mal puestos, ausentes o ilegibles al nivel del piso), cuyas imágenes tienen un aspecto que molesta, extrañamente preocupante, pues si se distinguen formas rectilíneas, estructuradas y otras fluidas y algodonosas, no tiene ni idea de la escala : ¿ será la vista aérea de un desierto o de un campo, o será una simple superficie doméstica en la que la limpieza no se ha hecho ? ¿ será una vista aérea del desierto de Irak durante la guerra del Golfo de Sophie Ristelhueber o será una micrografía cristalina de Laura Albin Guillot ? ¿ será un tapete de cepillo o un campo de trigo ? La reflexión sobre la escala, sobre la percepción del tamaño, es para mí, la gran ausente de esta exposición que por hablar tanto de historia olvida la geografía y la escala de las representaciones.




"Las  sorpresas del objetivo. ¿Tapete de cepillo o tejido con rizos?", VU, n°397, 23 de octubre de 1935





El otro tema sobre el cual, incluso con catálogo en mano (en realidad, no, lo vi cuando regresé a casa, pero habiéndolo hecho volveré a ver la exposición como si fuera la primera vez, si tengo la oportunidad), el otro tema, decía, que hubieran podido cubrir más ampliamente es el enmarcado. Es verdad que aprendemos que el Cultivo de polvo fue presentado en dos versiones con enmarcados diferentes, nos hubiera gustado, una reflexión más amplia sobre el efecto del enmarcado sobre una imagen de polvo : acentuar el efecto de desorientación, de vértigo, ya no dejar señales para localizar, ni arriba ni abajo ni derecha ni izquierda (como en las fotos de nubes de Stielglitz). En varias de las imágenes presentadas, se nota el artificio y hubiera podido descifrarse mejor.






Eva Stenram, Per Pulvere Ad Astra, 2007, 23x34cm




En fin, si lo estimula esta exposición, deje de pasar la aspiradora en su casa, deje que se acumulen alegremente motas y cenizas, abdique en la lucha contra el dios polvo, viva como los nómadas que montan y desmontan sus tiendas en medio de torbellinos de arena. A su manera es lo que hizo Eva Stenram (descubierta como tergiversadora de códigos), quien almacenó debajo de su cama negativos (analógicos) de fotos (numéricas procedentes de la NASA) del planeta Marte y evitó hacer cualquier limpieza, meses más tarde los sacó para fotografiarlos (Per Pulverem Ad Astra : por el polvo hasta los astros) : es como si se domesticara el planeta rojo, domado por esas motas blancas, livianas, elegantes, es como si se volviera habitable. Les deseo que disfruten esta exposición, placer de emociones y sensaciones tanto como placer intelectual : "sic itur ad astra" (Eneida, canto IX, hacia 641).


Fotos 2, 3 & 4 del autor.


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