(artículo original en francés, aquí)
Naufus Ramirez-Figueroa, Linnaeus in Tenebris, 2017, vista de la instalación en el CAPC, Burdeos, foto Arthur Péquin |
En la penumbra del gran vestíbulo del CAPC (hasta el 24 de septiembre), las esculturas del artista guatemalteco Naufus Ramirez-Figueroa salpican el espacio con marcas blancas : se trata de híbridos entre humanos y frutas, un brazo o un pie emergen de un racimo de bananos, un cuerpo cuyo torso es un fruto tropical con protuberancias múltiples, un enano en matero. No sabemos si son fruto de un mestizaje creativo o al contrario de una degeneración cancerosa, y todos esos especímenes desafían la clasificación : la exposición se intitula Linné en las Tinieblas, en latín, como se debe, cuando nos referimos a un sabio taxonomiste.
Naufus Ramirez-Figueroa, Linnaeus in Tenebris, 2017, vista de la instalación en el CAPC, Burdeos, foto Arthur Péquin |
Y es que la clasificación de Linné es un punto de vista occidental sobre el resto del mundo, un intento europeo para comprender y controlar las riquezas tropicales clasificándolas, nombrándolas, haciéndolas entrar en clasificaciones bien definidas que las domestican, las integran, las digieren y las llevan a participar en el sistema cientifico-económico-político que consolida el colonialismo.
Naufus Ramirez-Figueroa, Linnaeus in Tenebris, 2017, vista de la instalación en el CAPC, Burdeos, foto Arthur Péquin |
Yo no sé mucho sobre Guatemala, aparte de la omnipresencia del cultivo intensivo y capitalístico del banano para provecho de los monopolios norteamericanos como United Fruit, una situación que ha influenciado el artista, su vida (y el exilio de su familia en Canadá) y su obra. Las esculturas, la penumbra, las estructuras de iluminación brutal con neón, sus formas suspendidas, son también un lugar de performances, y cada uno de sus videos es el eco de una performance pasada.
Naufus Ramirez-Figueroa, performance Mimesis of Mimesis en el Royal Tropical Institute, Amsterdam, foto Florian Braakman |
Otra obra igualmente elocuente y discretamente política es el video Mimesis of Mimesis, filmado en Amsterdam en donde fuera el Instituto Colonial, un palacio algo decrépito con decorados evocadores de la época de las colonias. El cuerpo obeso del artista, dormido plácidamente sobre un montón de pedazos de muebles, amarrado con un bondage sencillo como si él mismo fuera un relleno de sofá. Otro video lo muestra en un cementerio con tumbas fuera del suelo, sosteniendo lo que parece ser un niño muerto envuelto en su mortaja : por el suelo gotea agua : estará congelado, se pregunta uno un instante.
Oscar Murillo, Recursos Humanos, 2017, graderías de madera, 47 figuras |
La otra exposición temporal en el CAPC (hasta el 27 de agosto; compartida con el Jeu de Paume) es una instalación de Oscar Murillo en la cual unos obreros colombianos están sentados en una gradería frente a un video de músicos marroquíes : es verdad que el artista colombiano pasó por Marruecos, pero la intención, en torno a "la arquitectura de memoria" y el "sentimiento del lugar" parece breve y simplista : consentido del mercado, es verdad (y también), pero tengo mis dudas a largo plazo.
Chohreh Feyzdjou, Série H, 1989-1993, detalle, madera, pegante, tela, pigmentos, teinture brune, 114x131cm |
El comisario José Luis Blondet vuelve a considerar las colecciones del CAPC (hasta el otoño 2019) y ha organizado muy buenas confrontaciones, poéticas y a veces inesperadas a lo largo de las salas. Sin disertar demasiado, he aquí algunas de las imágenes que me impactaron a medida que me paseaba. Primero, aquí arriba, de Chohreh Feyzdjou, un artista que se ve muy poco (siempre en colectivos sobre Irán) y su acumulación de marcos vacíos, aunque los lienzos estén enrollados no muy lejos : es la evocación de la materialidad del cuadro lo que recuerda sin falta el famoso lienzo de Cornelius Gijsbrechts.
Obras de Jedermann N.A., Los ready made pertenencen a todo el mundo (R), Claude Rutault, foto Frédéric Deval |
Luego, una sala en donde alternan las obras recolectadas por Jean-Hubert Martin y unos Rutault con formatos idénticos, ante un Philippe Thomas de parqué absurdo alrededor de un pilar, firmado como debe ser por el "coleccionista" N.A. Jerdermann (Señor Fulano de Tal), con un aviso "Propiedad privada".
Cathy de Monchaux, Once upon a Fuck, Once upon a Lifetime, once upon a Duchamp, 1992, terciopelo, curi, latón, 80x44x9cm |
Para terminar, esta obra deliciosamente erótica de Cathy de Monchaux : Once upon a Fuck, Once upon a Lifetime, Once upon a Duchamp, que nos incita a mirar por el hueco (de la cerradura). Y de paso, ¿sabría usted reconocer el retrato de la belleza angélico-atrevida a continuación? La respuesta está en la dirección URL de la imagen.
Fotografía 17.8×12.5cm |
Fotos 1, 2, 3 y 7 cortesía del CAPC; fotos 6, 8 y 9 del autor
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