mercredi 20 novembre 2019

Representar la creación del mundo


14 de noviembre de 2019, por Lunettes Rouges




Florian Métral, Figurer la création du monde, Actes Sud, 2019 [il. Francesco Salviati, Separación de las aguas de la Tierra, 1553-1554, óleo sobre pared, Roma, tambor de la capilla Chigi en la basilica Santa Maria del Popolo]

¿Cómo representar artísticamente un acontecimiento tan irrepresentable como la creación del mundo según el Génesis? Es lo que estudió el historiador del arte Florian Métral en una obra producto de su tesis y que recién publicó Actes Sud, «Figurer la création du monde. Mythes, discours et images cosmogoniques dans l’art de la Renaissance» (en la excelente colección «Les Apparences» , 2019, 368 páginas, 109 ilustraciones en B&N, 16 en color en cuaderno central). El libro se organiza en tres partes: la primera («Arcana Mysteria: el universo cosmogónico del Renacimiento»), la más densa, sitúa la creación en su contexto teológico y filosófico; la segunda, analiza la bóveda de la Sixtina y los artistas que inspiró Miguel Angel; la tercera plantea una analogía entre creación divina y creación artística. 

Miguel-Angel, bóveda de la Capilla Sixtina, 1508-1512

Es un libro muy interesante pero todavía demasiado semejante a la tesis del autor, lo que perturba un poco la lectura de alguien que no sea erudito; el estilo sufre por ello, a veces el vocabulario es pedante («veterotestamentario», «incoactividad») y a veces la escritura puede parecer bastante pesada, estamos lejos del estilo fluido de Damish o de Arasse; como se decía del discurso de Demóstenes, se siente el olor del aceite de la candela. Pero la contrapartida es una destacada bibliografía (excepto, detalle ínfimo, en ella se clasifica a Henri de Lubac en D y no en L), las obras están muy bien documentadas pero hace bastante falta un índice (por ejemplo, si quiere saber lo que dice el autor sobre Mercator, mencionado en la cubierta trasera, o encontrar fragmentos en los que menciona a Platon, le toca volver a leer todo). Otro problema, solamente hay referencias en el texto de las fotos en blanco y negro, las de color no tienen ni página, ni número ni se hace referencia de sus réplicas en blanco y negro: por esa razón, por ejemplo, no se entiende el análisis del dibujo de Piermatteo de Amelia (p.150-151) ya que los detalles mencionados en el texto no se ven en blanco y negro sino en la plancha en color que se descubre después por falta de enlace hacia ella en el texto. 

Giovan Francesco Capoferri según Lorenzo Lotto, Magnum Chaos, 1524-1531, marquetería de madera, 53.5×53.5cm, Bergame, coro de la basilica de Santa Maria Maggiore

Respecto al fondo, las dos primeras partes muestran un razonamiento y un análisis que, para un diletante como yo, parecen eruditos y brillantes. Lo único que me extraña es que el autor parece minimizar la influencia neoplatónica en el arte de Miguel Angel (pág.169) al tiempo que menciona el Timeo (p.229), a Marsilio Ficino (p.232) y a Francisco de Holanda (p.240), y en cambio (quizás bajo la influencia de Sefy Hendler) le da una importancia que me parece desmedida a la cábala y al Zohar (p.97, p.188) basado únicamente en los escritos de Egidio da Viterbo. Pero haciendo caso omiso de esos detalles, tenemos unos análisis excelentes no solamente de la capilla Sixtina, sino también, entre otros, de la inclusión de Hermes Trismegisto en la representación de la creación (p.75-77), del Magnum Chaos de Lorenzo Lotto, forma aberrante y casi abstracta que subraya lo irrepresentable de la forma divina (arriba, p.89-91), o de Adán emergiendo de una ganga de piedra de Bandinelli (p.257-260), y de Baldung Grien (p.263-264, abajo) que muestra la creación como un proceso. El autor nos muestra un campo de conocimientos estéticos, históricos y teológicos que impresionan. 

Hans Baldung Grien, Creación de Adán (detalle), 1532-1533, óleo sobre madera, Erfurt, Angermuseum

Es una lástima que la tercera parte sea menos convincente: la similitud entre creación divina y gesto creativo del artista se apoya en algunas citaciones de Vasari, Alberti o de Vinci bastante parciales y sin contexto, y parece más bien ambiguo. La distinción entre artista creador y creatividad (p.313) parece bastante artificial, el autor parece sobreestimar por ejemplo, la dimensión teológica del compendio de Vasari a expensas de su filosofía humanista. También es de extrañar (N2 p.285) que el autor escriba que antes del Renacimiento no podemos hablar de arte sino de habilidad, una concepción bastante limitada del arte. A pesar de estas críticas, el libro merece ser leído por su magistral análisis de la Sixtina y de su posteridad, y, por la contextualización histórica y teológica que nos ofrece. 

Libro recibido en servicio de prensa.


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