dimanche 16 février 2020

Whose Place? (Israel Palestina)




5 de febrero de 2020, por Lunettes Rouges







This Place, Hatje Cantz, Berlin, 2019



This Place es un proyecto que el fotógrafo Frédéric Brenner (conocido por su trabajo sobre las diásporas judías) empezó en 2006 con el fin de que los fotógrafos entregaran «otra imagen» de Israel y Palestina: diferentes a las imágenes de propaganda habituales, diferentes a la imágenes del conflicto. Dos principios al inicio del proyecto: ninguna financiación por parte del estado israelí sino fondos provenientes de (ricos) estadounidenses judíos a través de sus fundaciones (la lista está en los dos libros), la mayoría de entre ellos, según lo que sé, son «sionistas liberales, ilustrados»; y ningún fotógrafo israelí o palestino, únicamente extranjeros, para evitar las «dificultades» que pudieran surgir entre los dos pueblos y para tener una mirada exterior. Brenner llamó a numerosos fotógrafos; algunos rechazaron la propuesta enseguida, otros (entre ellos una gran fotógrafa francesa que conoce bien el terreno) aceptaron al principio y luego se retiraron ya que no se sentían lo suficientemente libres. Al final participaron doce fotógrafos, algunos sin problemas, otros (Josef Kudelka por ejemplo) impusieron condiciones estrictas. La mayoría de los fotógrafos hicieron varios viajes, cada vez de un mes o algunas semanas y solamente Nick Wapplington (si bien entendí) se quedó durante dos años, esencialmente con colonos. La mayoría fotografiaron tanto Israel como Palestina (ninguno fotografió Gaza, y creo, que Thomas Struth el Golan ocupado): ¿se trata de un enfoque «equilibrado»?


This Place, Mackbooks, Londres, 2014

Para informar sobre el proyecto hubo primero (aquí arriba) en 2014 un catálogo de la editorial MackBooks de 192 páginas  (en inglés solamente, sólo la portada es trilingüe, agotado, por lo menos 140€ por internet), de formato mediano y para cada uno de los doce fotógrafos una entrevista de dos a cinco páginas en la que el artista explica su implicación en el proyecto y su selección, además de una presentación por parte de la curadora Charlotte Cotton y una corta nota final por Frédéric Brenner. Acaba de salir (a finales de 2019) un libro formato «coffee table» (en inglés, idem; 280 pág, 48€) del editor Hatje Cantz (arriba) en el que presentan las selecciones de los trabajos de los doce fotógrafos (una nota explica que Gilles Peress no entregó su selección y que Fazal Sheikh no quiso participar a causa de la deterioración política). Hay menos imágenes de cada fotógrafo (a veces muchas menos, por ejemplo Wendy Ewald, que pasa de 14 proyectos a tres, de 33 páginas a 22 y de 196 imágenes a 33), ya no hay página con todas sus fotos en formato más pequeño, sino impresiones grandes, una por página, es mucho más bonito que el de MackBooks. Pero prácticamente sin textos de los fotógrafos: desaparecen las entrevistas. Sólo Koudelka pudo conservar (¿habrá insistido?) un extracto de su entrevista inicial y sólo Ewald conserva una explicación algo seria sobre su trabajo; a parte de eso, una imagen de Stephen Shore es comentada en dos páginas por el chef Yotam Ottolenghi (curiosamente es la única biografía que falta al final del volumen), Brenner, Lee y Wapplington tienen menos de 10 líneas; los demás: nada, ni una palabra. Es verdad que hay introducciones (bastante similares a las del primer libro) de Brenner y de Cotton (pero el texto de Cotton ya no tiene la parte que habla de cada uno de los fotógrafos), una entrevista con el curador Jeff Rosenheim del Metrpolitan Museum (quien colabora con Brenner), y, menos mal, un texto excelente del fotógrafo israelí Miki Kratsman que le devuelve un contexto político al proyecto; además, en anexo, detalles sobre las exposiciones (Praga, Tel-Aviv, Palm Beach, Brooklyn, Berlin, y, más modestamente, en cuatro pequeñas universidades Upstate New York [no vi ninguna]; y al contrario de lo que prometía Charlotte Cotton en el libro de 2014, ninguna en Palestina ni en ningún país árabe o musulmán) y un texto sobre un seminario estadounidense en torno al proyecto en una de las universidades. En general, pasaron de un libro denso, documentado y completo pero ilustrado modestamente, a un «bonito libro» con excelentes fotografías pero mucho menos textos, explicaciones y contextualización. Sobre un tema tan complejo y apasionante solo podemos lamentarlo y confieso que por mi parte, al escribir esta crítica, no dejé de navegar entre los dos libros. Todos los fotógrafos excepto Gilles Peress publicaron igualmente un libro individual sobre su trabajo. (lista al final de esta reseña).

Jeff Wall, Daybreak, 2011, 242.9×318.6cm, p.201

Si se observa cuidadosamente el trabajo de los doce fotógrafos (y si leemos sus entrevistas), vemos claramente una gradación, de las más «neutras» a las más impactadas por la ocupación. Las primeras, sin situarse abiertamente del lado israelí, pretenden hacer un trabajo documental tan «neutro» como sea posible (como si se pudiera ser neutro frente a una situación de opresión como esta): incluyo a Frédéric BennerMartin Kollar, Nick Wapplington y sus colonos, las fotos contemplativas de Jungjin Lee (hermosas pero que hubieran podido hacerse en cualquier otro lugar) y los retratos de Rosalind Fox Solomon (también como de otro lugar). No necesito precisar que fueron los que menos me interesaron. Luego veo a dos fotógrafos que al tiempo que se dicen más bien «neutros», intentaron sin embargo hacer pasar un mensaje, un cuestionamiento ético más o menos subliminal: Sthephen Shore y sus fotos de Hebrón que vuelven visible la ocupación (abajo), y la única foto que hizo Jeff Wall (arriba): al fondo una cárcel con sus «detenidos administrativos» palestinos encerrados sin juicio; en el primer plano, durmiendo en el suelo, unos beduinos, ciudadanos israelíes privados de todo derecho, proletarios agrícolas que trabajan temporalmente para recoger las aceitunas y que duermen al aire libre. «Pero y ¿quién es libre aquí?», es la pregunta sutil que hace la imagen, es verdad que discretamente, demasiado, sin duda. 

Thomas Struth, Har Homa, Jérusalem Est, 2019, p.189

Tanto Gilles Peress como Thomas Struth decidieron más intencionalmente mostrar en sus fotografías lo que significan la ocupación y la colonización, y lo mejor que hacen los dos es en Jerusalén Oriental de donde los autóctonos van siendo expulsados progresivamente con diferentes pretextos (en Silwan, que los dos fotografían, unas supuestas excavaciones arqueológicas y un futuro parque de atracciones en la «Ciudad de David»). Peress habla (muy bien) de historia, de estratos históricos y de mapas superpuestos (al final de la reseña, corte de manga en Silwan). Struth fotografía la colonia Har Homa (arriba) que describe como «provocadora e irritante, con sus edificios que van devorando progresivamente la tierra»

Joseph Koudelka, série Wall, Tombe de Rachel (« The wall is taking on the characteristics of a unilaterally imposed border, replacing the internationnally recognized Green Line »), p.108-109

Uno de los portafolios más potentes es el de Josef Koudelka que decidió fotografiar únicamente el muro, un tema que impuso como condición para participar; en su texto (el único que aparece en la edición Hatje Cantz, p.90-91) habla de crimen de lesa humanidad y de crimen de lesa paisaje (un crimen contra un país sagrado), siempre se ha interesado por el impacto del hombre en el paisaje. Y los soldados israelíes rompieron su cámara fotográfica (lo que, dice, no hicieron los soldados rusos en 1968 en Praga) ...

Fazal Sheikh, série Desert Bloom, Latitude 31°21’7″N / Longitude 34°46’27″E, 9 octobre 2011 (« Eartworks in preparation for the planting of the JNF Ambassador Forest on the site of the erased homesteads of the Abu Jaber and Abu Freich families, al-Arakib, the Negev »), Mackbooks p. 114

 El otro conjunto potente es el de Fazal Sheik, quien, justamente, no quiso aparecer en el libro de Hatje Cantz. Realizó tres proyectos: Memory Trace sobre los pueblos autóctonos palestinos que fueron destruidos durante la Nakba y lo que los israelíes hicieron con ellos, Independence / Nakba; una serie de retratos de palestinos y de israelíes nacidos de 1948 a 2013, dos por año; y el proyecto incluido en la edición Mackbooks, Desert Bloom, una serie de fotografías aéreas del desierto de Neguev. En contraste con el relato según el cual los israelíes hicieron florecer el desierto, Sheikh muestra los pueblos beduinos «ilegales» destruidos para dejarle el campo libre a los bosques de ornamento que el  National Park Service o el Jewish National Fund (JNF) quieren sembrar en su lugar. Muestra la destrucción, la expulsión, la depuración étnica de los beduinos. Para cada foto da las coordenadas GPS, e invita para que miremos los mapas superpuestos a través de Google Maps y podamos ver como eran hace diez o veinte años los pueblos beduinos destruidos, y cómo es hoy el desierto que los israelíes (judíos) hicieron florecer a costa de los israelíes beduinos. Esta serie de fotos aéreas con los tonos ocres del desierto, con solamente algunas huellas visibles en el suelo, es conmovedora.    

Nadia, Un colono, Jerusalén Este (Wendy Ewald, This is where I live, fotografías de mujeres ancianas, Office of Social Affairs, Jérusalem Est), p.51

Para terminar hay que elogiar el trabajo de Wendy Ewald (reconozco humildemente que no la conocía): puesto que Brenner excluyó a los locales, judíos o árabes, Ewald decidió introducirlos en This Place montando 14 proyectos en los les entrega cámaras a miembros de una comunidad y recupera luego las fotos tomadas, las edita y las presenta. Las interesadas eran mujeres palestinas de Jerusalén Oriental (arriba, un colono que ocupa una casa, fotografiado por la propietaria de la casa: es el verdadero rostro de la ocupación, mucho más que los gentiles retratos de Brenner o de Waplington), la comunidad gitana de Jerusalén Oriental, cinco escuelas árabes (Nazareth, Haïfa, Hebrón, el valle de Jezreel y unos beduinos en Neguev), una escuela drusa, dos escuelas judías (en un kibutz y en Lod), dos academias militares israelíes, el mercado (judío) en Jerusalén Occidental y una empresa de Tel-Aviv (los únicos que aparecen en el libro de Hatje Cantz son la mujeres palestinas en Jerusalén Oriental, la escuela de Hebrón y la academia militar femenina ortodoxa). De esa manera Wendy Ewald les devuelve la palabra a los excluidos del proyecto, los hace pasar del estatuto de objeto fotografiado al de sujeto fotografiando; y así, pone en juicio su papel de autora fotógrafa necesariamente orientada para transformarse en facilitadora, en programadora más objetiva (veamos que Valérie Jouve hizo algo parecido en Jericó). 

Stephen Shore, serie From the Galilee to the Negev, Hebrón, 25 de marzo de 2011, p.138

En conclusión, este proyecto no es, como se pretende, el equivalente de la Misión fotográfica de la DATAR; tampoco es, aunque sea sobre bases ideológicas invertidas, el equivalente del programa fotográfico de la FSA. Evita cuidadosamente toda propaganda demasiado frontal y pretende cierta objetividad, cierta neutralidad y una falsa paridad: y, ¿será posible ser neutro frente a la ocupación y la opresión, frente a la depuración étnica? ¿Ocupantes y ocupados deben ser tratados de la misma manera? Algunos fotógrafos dijeron que no, de manera más o menos evidente, y ello los honra. Al libro de Hatje Cantz, le hacen demasiada falta textos y contexto y me parece que no va en su sentido.

Gilles Peress, Contact sheet Palestinian Jerusalem (Silwan), 2013, libro Mackbooks p.100

Si desean profundizar he aquí los libros (algunos agotados) de once de los doce fotógrafos (Peress, que yo sepa, no ha publicado ningún libro específico sobre ese trabajo y además tampoco ha incluido ninguna de las fotografías en su página Magnum), y sus páginas: 







Libro Hatje Cantz recibido en servicio de prensa

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