31 de agosto de 2020, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
11 reseñas durante este periodo que sigue siendo complicado, con algo más de exposiciones
15 de junio: Edvard Munch fotógrafo (de Edvard Munch, principalmente)
24 de junio: Dürer, Panofsky y los senos (grabados)
4 de julio: Pinturas de un mundo vacío (Manuel Amado)
8 de julio: Cualquier cosa de intermedio (Catarina Botelho)
11 de julio: Arte furtivo (Street Works, NY, 1969)
24 de julio: Christo, historia de empaquetado
4 de agosto: Arte y ecofeminismo
7 de agosto: Allá en donde sopla el espíritu
8 de agosto: Brognon Rollin, pasafronteras taumaturgos del tiempo
13 de agosto: ¿John Heartfield, de actualidad?
20 de agosto: Amor sagrado, amor profano (Jan Fabre)
Y algunos libros
1. «Un estado de sospecha generalizado, la sensación de opresión crónica, propensión creciente al aburrimiento, el deseo de huir como horizonte único: la explotación de esas condiciones patológicas es el centro de la actividad de New Office». Hace siete años me fascinó el trabajo de burla y deconstrucción de Florence Jung, que había «hecho trampa» en el Salon de Montrouge. Su última obra, un libro editado por JBE Books después de la exposición en el Museo Helmhaus en Zurich (y que viene a Paris, pero ¿cuándo?), es una serie de 300 anuncios (en inglés traducidos al francés) que lo invitan, si usted tiene ciertos síntomas, a que llame a este número. Por ejemplo, el n° 235: «Si te preguntas lo que Raymond hubiera hecho en tu lugar, llama al +33751514597». A la vez deprimente y divertido. (servicio de prensa).
2. El último número de Cahiers de la Collection Lambert, edición Actes Sud (después de Sol LeWitt y Robert Ryman), está consagrado a Nan Goldin, es un libro pequeño de menos de 100 páginas, tiene 55 fotografías, la primera es un autorretrato, la última un retrato de Yvon Lambert. Un texto de Stéphane Ibars y una entrevista de Lambert por Ibars nos enseñan algunas cosas sobre Nan Goldin y mucho más sobre Lambert, su interés artístico por Goldin y su amistad por ella (y, sorpresa, Lambert no habla bien inglés). Más que las fotografías requeteconocidas de sus amigos, me llamaron la atención dos imágenes menos íntimas, más distanciadas (y que, de hecho, prefiero): una arquitectura tambaleante de veladoras para la Virgen de Fátima (1998, p. 20-21), y un «autorretrato», su sombra proyectada en un río verdoso (1998 también, p. 56-57). (servicio de prensa). No existe en español.
3. The Portrait and the Colonial Imagery (Leuven University Press, 248 páginas, 60 reproducciones) es un libro exhaustivo del profesor Simon Dell sobre cinco series de retratos fotográficos entre Francia y África (principalmente Camerún) entre 1900 y 1939: son pastores protestantes cameruneses, «africanos evolucionados», fotografiados hacia 1918 por el capitán pastor Élie Allegret; la Exposición colonial internacional de 1931 en Paris y las fotografías más humanas de Roger Parry; el rey Njoya de los Bamuns en Camerún (inventor del alfabeto extraordinario), perdió su poder frente a la colonización, se convirtió al Islam antes de ser depuesto en 1931; el camerunés Charles Atangana al servicio de la colonización (1920-1935). Y principalmente el viaje al Congo de André Gide en 1926/27 y las fotografías de Marc Allegret quien lo acompaña; esta fotografía (Gide tiene el disparador), frontispicio del libro, es una señal extraordinaria de la frontera entre dos mundos que el autor analiza detenidamente (pero sin decir nada del potto que Gide domesticó). Análisis interesante también el de los retratos de la joven Bouleboule, una orgullosa mestiza Sara-Arabe de Fort-Lamy: primero desnuda y sonriente, y luego vestida y púdica, como una Madona, escribe Allegret (que también pasó por aquí nos dice el diario de Allegret); ella también entre dos mundos pero sujeta al deseo y al poder blanco (sin poder sobre su representación, al contrario de Conventionnel Belley, concluye el autor). Para cada serie el autor hace un análisis aumentado, bien detallado, casi «entomológico» de los escritos y de las imágenes y navega entre teoría de la filosofía política y análisis iconográfico detallado. La fotografía como apoyo de los diversos discursos coloniales. 50 páginas de notas, bibliografía e índice. (servicio de prensa). No existe en español.
4. Éros et Vertu, del historiador del arte Alberto Mario Banti (Alma, 2018, traducido del italiano) es un librito brillante (192 páginas, 33 ilustraciones, buena bibliografía), que muestra de qué manera, de Watteau a Manet, evolucionó la mirada de los pintores sobre el cuerpo femenino. Más allá de la pintura se trata también de una historia de costumbres y de trajes. El siglo XVIII es, para las clases superiores, un momento de gran libertad en el cual las mujeres pertenecientes a ellas, educadas, independientes y activas en política, tienen tanta libertad sentimental y sexual como los hombres y en la cual la relación de dominación es atenuada a favor de relaciones amorosas igualitarias. Con las Luces, Rousseau en particular, instaura un orden moral nuevo, puritano, familiar, que será acceptable en el siglo XIX: los cuerpos se cubren, las mujeres se quedan en casa y procrean y los únicos desnudos admisibles son los exóticos, extranjeros y sometidos (y, apunta el autor perspicaz, la pintura ya casi no representa escenas de amor). Es el edificio moral que El Almuerzo campestre y todavía más Olympia, atacarán. Pero hasta hoy se mantiene con fuerza: el libro concluye con la sufragista Mary Richarson (más tarde cercana a la Unión Británica de Fascistas) que ataca con un hacha la Venus del Espejo en 1914 en la National Gallery («enésima desnudez femenina que se ofrece a la mirada hipócrita y libidinosa de los hombres»). Un siglo después, ¿veremos de nuevo las mismas derivas? Es un ensayo excelente que se lee con gusto. No existe en español.
5. Georges Duby, Sur les traces de nos peurs, Textuel, 96 páginas, reedición en 2020 de una entrevista de 1994, con un prefacio de François Hartog, quien, en 2020, contextualiza la entrevista (Covid, ecología). Duby analiza los temores de la Edad Media y las pone en relación con los temores contemporáneos. El temor de la miseria y la hambruna, pero en una sociedad solidaria, fraternal y de redistribución y no de exclusión (en todo caso hasta el siglo XIII; después viene el papel revelador de Francisco de Asis); el temor del otro, bárbaro, pagano (vikingos, húngaros, mongoles, sarracenos, ...), pero con los cuales se encuentra un acomodo, se comercia, se integra, se bautiza, y también la fascinación por el Mediterráneo, las culturas bizantinas y musulmanas para las cuales los bárbaros son los europeos; el miedo a las epidemias, la peste y la lepra (y del Sida y la Covid actualmente: son las mismas angustias irracionales); el miedo a la violencia, caballeros, bandidos, bandas urbanas, que la sociedad y la iglesia en particular, controla y contiene; el miedo del más allá, y el enfoque social, solidario de la muerte. Al leer, se siente una especie de nostalgia por aquella época ruda pero solidaria. ¿La manera como el pasado aclara el presente, no es lo mejor del historiador? (prueba de prensa en PDF). No existe en español.
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