dimanche 20 septembre 2020

Fragmentos de mujeres (Miguel Rio Branco)

 


16 de septiembre de 2020, por Lunettes Rouges


(artículo original en francés, aquí)


Miguel Rio Branco, Rio de Janeiro, 1979


Ya habíamos notado en Arles una curiosa tendencia de curadores a reducir la fotografía brasileña a la sensualidad femenina, incluso a las bailarinas de samba, a las que hacen streptease y a las prostitutas; fue hace dos años en una exposición sobre la fotografía latinoamericana con solamente 3 brasileños entre 110 fotógrafos, que fueron reducidos a este estereotipo despectivo. Encontramos el mismo comisario que en Arles en la exposición de Miguel Rio Branco en el BAL (hasta el 6 de diciembre) y, guess what? La mitad de los fotógrafos de la exposición muestran cuerpos de mujeres, prostitutas de Carnaiba, del Pelourihno de Salvador (el Maciel) y de Río, o bailarinas. Abajo, en blanco y negro delante de un burdel de Carnaiba, una ciudad pequeña del noroeste en donde hay minas de esmeraldas, las chicas, descansado charlando; la enseña dice «Discoteca Amada Amante. Les agradecemos que nos hayan escogido».


Miguel Rio Branco, Carnaiba, Bahia, 1976


Esta exposición nos muestra los inicios de Rio Branco en la fotografía, un poco en Nueva York (en donde ese hijo cosmopolita de aristócratas y diplomáticos brasileños empieza su vida artística) y especialmente en el noreste, con algunas imágenes de Méjico. Al venir de la pintura, Rio Branco compone imágenes en color bastante construidas, con un color dominante, y en las que se siente repetidas veces el talento que se desarrollará plenamente, aunque sus fotos N&B sean más documentales y siempre bastante encuadradas. 


Miguel Rio Branco, Tres jovencitas riendo sobre fondo rosa (tres Gracias), 1983


Lo que más sorprende en esta fotografía de cuerpos de mujeres (o, más, en la selección hecha por los comisarios) es que en muchos casos el cuerpo que vemos aquí es un cuerpo incompleto, fragmentado, recortado. Es verdad que también hay retratos como el estas tres Gracias, mestizas indígenas delante de una pared desconchada (los tatuajes de la de la derecha hacen juego con los grafitis). Casi la mayoría de esas mujeres no se nombran (Luziana, que ya vimos en Arles, es una excepción), no son sino cuerpos, para algunos objetos consumibles, para otros fotografiables. 


Miguel Rio Branco, Pelourinho, Salvador, 1979


En muchos casos el encuadre corta la cabeza, no por preocupación de preservar la identidad, sino posiblemente porque Rio Branco se interesa más por el cuerpo como forma, por la piel como superficie coloreada y muy poco por la personalidad de esas mujeres o por su individualidad. La impresión que se desprende de muchas de esas imágenes, no obstante el talento del fotógrafo, es la de objetivisación del cuerpo. En un tríptico en el cual la parte de encima de la cama roja satura la imagen de color, las dos imágenes laterales muestran a la joven prostituta acéfala que se desviste. 


Miguel Rio Branco, Pelourinho, Salvador, 1979, detalle


La imagen central muestra su reflejo, casi desnuda, en el espejo, de tres cuartos por detrás, de manera que es imposible distinguir sus facciones. Por tanto Rio Branco la había fotografiado también de cuerpo entero, pero esta imagen no fue escogida para la exposición


Miguel Rio Branco, Blue Tango, 1984


No obstante la obsesión del cuerpo femenino fragmentado o no, es una exposición interesante pero que restituye muy parcialmente la complejidad de la obra de Rio Branco. Siguiendo con los tópicos populares brasileños, también tenemos una bonita serie sobre la capoeira, una cenefa azulada, un juego de sombras. 

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