mercredi 9 septembre 2020

El último de los humanistas (Gianni Berengo Gardin)

 


03 de septiembre de 2020, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Gianni Berengo Gardin, estación de Milán, años 70


De la FSA a Doisneau, la fotografía documental humanista tuvo sus horas de gloria, al mostrar una realidad social, y a menudo al denunciarla (Lewis Hines). Pero ¿en dónde se encuentra hoy? El reportage y el evento predominan, el «hecho rápido, difundido rápido, olvidado rápido». Berengo Gardin, a los 90 años tiene la estatura del patriarca, del hombre de otro tiempo. Muy temprano decide hacer una obra documental, exclusivamente en blanco y negro como se debe, dar testimonio, sin parcialidad política, mostrar la realidad italiana, sus obreros, sus pobres, sus desarraigados del sur (los «terroni», aquí arriba), y también sus marginales, gitanos e internos psiquiátricos.


Gianni Berengo Gardin, Friul, 1960


Centenares de exposiciones, 250 libros (!), hicieron de él una figura honorada pero algo pasada. Vi una exposición (hasta el 20 de noviembre) de sus fotografías en el Castillo aragonés de Otranto (un lugar mágico), es una antología de sus 80 «mejores» fotos. Se encuentra uno con emoción ante imágenes míticas, las mismas que hace quince años, en realidad, y el libro que acompaña la exposición es la selección de la imagen preferida en la obra de Berengo Gardin, de unas veinte personas (Sebastiao Salgado, Renzo Piano de quien Berengo Gardin fue el fotógrafo oficial, el arquitecto Stefano Boeri que escogió la de Toscana, abajo, Mimmo Palladino, Marco Bellochio para quien una imagen de asilo evoca los campos, Janis Kounellis, Alina Marazzi cuyo texto de apropiación es excelente, y muchos más).  


Gianni Berengo Gardin, Fotógrafo ambulante en Apulia, 1966


Y así todo lleva a la construcción de un personaje, de un fotógrafo talentoso y respetado. Y eso está muy bien. 


Gianni Berengo Gardin, Toscana, 1965


Pero nos ponemos a extrañar una mirada más formal, más crítica, una mirada que en lugar de dispersarse en alabanzas, analizara la composición de la imágenes, que en general es muy buena (como aquí arriba) y que algunas veces tiende a la abstracción, que situara en el contexto, en su visión quizás un poco condescendiente de los pobres y débiles, de los nobles campesinos, tan naturales, de los orgullosos y alegres gitanos. Una visión que supiera trascender los estereotipos. Es posible, vista la calidad de la crítica fotográfica italiana, que algunos hayan hecho ya ese trabajo. Pero, en esta breve exposición, confieso que volviendo de la playa, la dimensión crítica se ausenta.  

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