28 de octubre de 2019, por Lunettes Rouges
Ester Vonplon, ST (Uaul Scatlé), 2019, fotograma en Celloflix 1907 escaneado e impreso en papel Hahnemühle, 154.5×104.5cm |
Vuelvo a encontrar en esta galería en Zurich (hasta el 23 de noviembre) unas fotografías de Esther Vonplon, cuya propuesta durante un Prix Découverte (Premio Descubrimiento) en Arles me había gustado tanto que voté por ella. Trabaja en un valle preservado de Engadina y en el bosque de píceas más alto de Europa (Uaul Scatlé, el bosque incrustado en romanche), fotografía plantas silvestres. Banal me dirán. Pero miren bien: son fotogramas de las plantas, realizados por contacto en cámara oscura, sin cámara fotográfica. Ester Vonplon forma parte así de la gran tradición botánico-fotográfica que empezó con Anna Atkins.
Ester Vonplon, ST (Val Curciusa), 2018-19, Fotograma Celloflix 1907 escaneado e impreso en papel de arroz, 53.2×33.2cm |
Y, en estos azules el ojo sin experiencia no reconoce los colores más vivos de los cianotipos de Atkins. Puesto que no lo son, son impresiones por contacto en papel Cellofix (fabricación Kraft & Steudel en Dresde) que datan de 1907 y cuya fecha está vencida desde hace un siglo. Se diferencia de Alison Rossiter (la vimos también en el Prix Découverte cuatro años antes) porque Ester Vonplon no de satisface haciendo emerger una imagen latente en el papel, sino que la utiliza verdaderamente para sus fotogramas. Así aparecen en la imagen, imperfecciones, vacíos, fantasmas, como aquí arriba. La reunión de la naturaleza silvestre, del trabajo fotográfico sin aparato, y de la aceptación del azar y de la imperfección, contribuyen para dar a sus imágenes un matiz alquímico misterioso y melancólico.
Ester Vonplon, ST (En dónde cae el último copo de nieve), 2019, foto de microscopio impresa en papel de arroz, 17x25cm |
La exposición presenta también fotografías de copos de nieve vistos en el microscopio, impresos en papel de arroz (de ahí un relieve peculiar), y aunque esperábamos ver formas geométricas perfectas, el copo se descompone, la geometría se disuelve, y nos encontramos ante formas anárquicas y extrañas. Es de cierta manera un trabajo anti científico, que de ninguna manera pretende ilustrar un libro de física, sino que al contrario juega con la curiosidad y la intuición. Para terminar, dos retratos negros (imposibles de reproducir), y que sólo se pueden distinguir si nos quedamos un momento mirándolos hasta que el ojo se acostumbre lentamente (pensamos en Adam Fuss y en Bernar Venet). Una trabajo experimental en los confines de la fotografía tradicional.
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