19 de octubre de 2019, por Lunettes Rouges
Couverture de Fra Angelico and the rise of the Florentine Renaissance |
El libro (en inglés, Fra Angelico and the rise of the Florentine Renaissance (256 páginas, Thames and Hudson, 2019; también en español) es el catálogo de una exposición (no la vi) que tiene lugar este año en el Museo del Prado de Madrid para el bicentenario del museo. Es verdad que cuando uno piensa en el Renacimiento italiano, la tendencia no es mirar hacia los museos españoles, y el Prado no tiene sino unas doce obras del Quattrocento, y, entre ellas, tres de Fra Angelico: la Anunciación (fue entregada a un duque español a principios del siglo XVI y adquirida por el museo en 1861; cat..29, p.158-169) entorno a la cual gira la exposición (nada más la reseña tiene 12 páginas), la Virgen de la granada (que se le compró a otro duque español en 1817 y entra al Prado en 2016; cat.22, p.140-142), y una pequeña tabla bastante mediocre y rígida del Funeral de San Antonio Abad (adquirido por el mismo duque de Alba en el siglo XIX y que igualmente entró al Prado en 2016; cat.45B, p.206-208). Es entonces una proeza haber podido reunir 50 obras (o conjuntos de obras) para esta exposición, es decir 38 cuadros (de los cuales 20 de Fra Angelico), y también dibujos (uno de Fra Angelico), telas, capiteles, terracotas, esculturas procedentes del mundo entero (de 50 obras solamente 12 son de los museos españoles). Además de Fra Angelico también tenemos obras de Donatello, Lorenzo Monaco, Masaccio, Uccello, Masolino, Filippo Lippi, Robert Campin (el único no italiano) y otros.
Fra Angelico and the rise of the Florentine Renaissance, p.14-15 con detalle de La Anunciación |
El libro consta de tres ensayos: pasaremos rápido por el que se consagra al interés de los españoles por Fra Angelico, pero, del mismo autor, Carl Brandon Strehlke, un ensayo que sitúa a Fra Angelico en sus contexto histórico, el de las luchas de poder en Florencia dentro del orden de los Dominicanos y el Vaticano (papas y antipapas), no es solamente erudito sino escrito con un estilo agradable e irónico (yendo hasta calificar a Masaccio de pre-freudiniano por su San Julián). Empieza con una citación de Elsa Morante (entonces dan ganas de leer su ensayo «Il Beato Propagandista del Paradiso») : «¿Era reaccionario o revolucionario?», continúa detallando cuidadosamente todos los vínculos que Fra Angelico pudo tener con otros artistas florentinos: interesante y preciso pero poco sintético.
Fra Angelico and the rise of the Florentine Renaissance, p.56-57, con detalle de la Anunciación |
El ensayo más rico es el de Ana González Mozo, intitulado «Strategies for Depicting Sacred Stories» (p.57-75). Una parte está dedicada a las investigaciones técnicas sobre esta Anunciación del Prado, y en particular a los cambios de idea y pentimenti del pintor y también a un agudo análisis de sus pincelazos, sus colores, sus sombras y su luz. Define especialmente sus bases teóricas y teológicas, santo Tomás de Aquino y Alberti, sus fundaciones visuales, el teatro y la escenografía, la arquitectura, la matemática y la perspectiva. Fra Angelico es un dominicano que sabe latín, que sabe geometría y que puede tener una visión medida y matemática del espacio; al mismo tiempo, quiere conciliar emulación poética de la naturaleza y realidad matemática visual, de ahí, la autora demuestra que algunas veces se independiza de la perspectiva de Alberti, muestra las ilusiones intencionales, con el fin de que la historia no sea dominada por la arquitectura.
Fra Angelico and the rise of the Florentine Renaissance, p.140-141, con Fra Angelico, Vierge de la granada, 1424-25 |
Es un pintor con muchos nombres: Guido de Pietro, cuyo sobrenombre es Guidolino a causa de su baja estatura, y luego cuando entra en religión, hermano Giovanni de Fiesole. Y, para la posteridad, Fra Angelico (a pesar de que para los dominicanos, Tomás de Aquino es el doctor angélico) y, desde que lo beatificaron en 1982, Bienaventurado Jean de Fiesole, o Beato Angelico (¿no es el único pintor beatificado? y ninguno ha sido santificado...). Sin duda la fé lo hizo monje, y, como pintor, ello le sirvió mucho: no tuvo que someterse a las reglas restrictivas de los gremios de artistas, tuvo abundantes mecenas, y especialmente la felicidad de pintar no para el pueblo más o menos inculto de las iglesias regulares sino para sus condiscípulos dominicanos sabios, capaces de entender sus alusiones teológicas y simbólicas que hoy nos cuesta descifrar (¿qué viene a hacer una golondrina mensajera en la Anunciación del Prado?)
Fra Angelico, Anunciación, detalle |
Es además por esta razón que Daniel Arasse dudaba (Histoires de peintures, p.69-70) de que esta Anunciación fuera de él, no por razones técnicas sino por una incoherencia teológica: ¿cómo es que Adán y Eva que fueron expulsados del Paraíso para que fueran a ganarse el pan con el sudor de su frente, pueden encontrarse en el exuberante jardín, hortus clausus, de la Virgen, caminando sobre las rosas de María? «Para que un cuadro merezca ser atribuido a un pintor tan coherente, riguroso, profundo y meditado como Fra Angelico, no debe tener absurdos teológicos.» Y en efecto esta parte a la izquierda del cuadro (25 de marzo adánico, dice Didi-Huberman, por oposición al 25 de marzo crístico) es bastante curiosa: Adán y Eva salen hacia la izquierda, parece que Eva mirara de reojo a la Virgen (nueva Eva), ambos van vestidos (al contrario de la obra de Masaccio), los árboles están cargados de frutas maduras y parece que una planta está creciendo sobre el marco mismo del cuadro. Cinco años más tarde, Fra Angelico pinta otra Anunciación para la iglesia de Cortona (fig.10, p.30; 1430-31), también con un jardín cubierto y con Adán y Eva, pero como dos figuras relegadas a lo lejos en una montaña árida (igual en la que pintó Montecarlo en 1440 que está en San Giovanni Valdarno; sin reproducir en el catálogo). ¿Arrepentimiento del pintor? ¿Sus superiores lo habrán reorientado teológicamente? No sabemos.
Fra Angelico, Annonciation, 1425-26, tempera al huevo, plata y oro sobre tabla de álamo, 145,2×181,6cm, Museo del Prado |
Esta Anunciación es, creo, la primera que pintó Fra Angelico, en 1425-6. Es un tema que le gusta mucho. Pintó dos otras en fresco en 1438-40 en su nuevo convento, San Marco en Florencia misma. Una (fig.34.1, p.176) en el corredor de la celdas que domina la escalera por la que se llega al piso superior, que retoma el tema trinitario de Cortona, pero con un jardín cerrado más allá del cual se ve una selva. La que me parece más bella, es la de la celda en el mismo convento (fig.11, p.30) ya que es la más sencilla, la más elemental, desprovista de toda distracción, la más fuerte. Cuando las vemos, nos decimos que, por muy orgulloso que esté el Prado, su Anunciación es un primer ensayo, tanto en lo técnico (perspectiva insegura) como desde el punto de vista teológico. Para terminar, más secundarias, otra, con un ángel de alas multicolores que se encuentra en el Museo San Marco, y, en su Polyptico Guidalotti, dos medallones representan también una Anunciación bastante escueta.
Fra Angelico, Anunciación, detalle |
Otro aspecto algo primitivo de esta Anunciación es el haz de rayos luminosos demasiado evidente, que sale de la mano de Dios arriba a la izquierda y que desciende hacia la oreja de la Virgen (puesto que fue fecundada por la oreja), que no alcanza aún a María, mientras espera su aceptación, y sobre el cual navega una paloma que se detiene en pleno vuelo mientras espera. Por lo menos no está el homúnculo clavándose detrás de la paloma, el prior dominicano San Antonin se opuso firmemente. Además de la de Fra Angelico había otras dos Anunciaciones en la exposición, la de Uccello de Oxford (cat.28, p.156-157), más gótica, con su multitud de ángeles en el cielo, y la de Campin del Prado (cat.31, p.172-173), de estilo flamenco neerlandés totalmente diferente.
Fra Angelico, Anunciación, detalle |
La observación del suelo de mármol de la Anunciación de Fra Angelico evoca irresistiblemente las paredes pintadas en falso mármol del convento de San Marcos por encima de sus frescos, que Didi-Huberman describe con elocuencia en su libro sobre el pintor, (Fra Angelico. Dissemblance et figuration) como instrumentos de meditación para los monjes: para él los suelos marmoleados (pág.111) son «lugares dotados en sí mismos de una fuerza alegórica, lugares-figuras ... un elemento dialéctico, un elemento de intercambio y de meditación».
Donatello, Virgen de la granada, 1420-25, terracota policromada, 89x64x28cm, Museo Stefano Bardini, Florencia |
No he hablado mucho de la Anunciación del Prado, que es absolutamente central aquí, pero la exposición tenía otras obras muy interesantes, por ejemplo, la Thébaïde (cat.11, p.100-105) de Fra Angelico (que admiré mucho hace 8 años en Paris), la Virgen de la granada de Donatello (cat.20, p.136-137; aquí arriba) en terracota policromada haciendo eco con el cuadro de Fra Angelico, sutil y pensativa, o la Virgen y el Niño con los Santos, los Ángeles y el Donador recibido por un ángel de Filippo Lippi (cat.42, p.200-201; aquí abajo) que es quizás la composición más moderna de toda la exposición.
Filippo Lippi, Virgen y El Niño, Santos, Ángeles y un Donador recibido por un Ángel, tempera al huevo y oro sobre tabla de álamo, 47,1x36cm, Palacio Cini, Venecia |
En resumen, es un buen catálogo, reseñas de las obras bien hechas pero algo secas, excelentes reproducciones que a veces llevan bastantes detalles, ensayos interesantes, lo que produce deseos de leer de nuevo a Arasse (y también su Anunciación italiana) y a Didi-Huberman, bibliografía excelente de 17 páginas (dos observaciones: faltan la obra poética de Paul Louis Rossi, y sólo mencionan la tesis de Neville Rowley, no su libro, muy bueno cuando se empieza a conocer al pintor), muy buen índice, la numeración de las imágenes irrita un poco (confusión entre fig.5 en el texto y fig.5.1 en las reseñas).
Libro recibido en servicio de prensa.
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