13 de octubre de 2019, por Lunettes Rouges
Rui Sanches, ST, 2002, contrachapado, col. Antonio Albertino; detalle |
Rui Sanchez es conocido principalmente como escultor; Pero, de sus dos exposiciones actuales en Lisboa, llamadas ambas Espelho (Espejo), una sobre todo de escultura (en la Cordoaria) y la otra sobre todo de dibujos (en el Museo Berardo, ambas hasta el 12 de enero), me parece que el interés de la segunda es que sus dibujos abren amplias perspectivas. Las esculturas de Rui Sanchez, hechas principalmente con láminas de contrachapado, con algún tubo o forma de yeso, son monumentos, algunas veces a la gloria de un cuadro del pasado (por ejemplo la Santa Familia de Poussin, reducida a formas sencillas -aquí otro Poussin en la exposición), a veces puramente formales y abstractas, a veces con un picado, un escape, a través de un vacío al fondo de una curva sensual como aquí arriba, o a través del reflejo en un espejo.
Rui Sanches, Janus (II), 2002, contrachapado, hierro y espejo, col. Fund Leal Rios |
Algunas, raras, son antropomorfas o mejor, muestran un rostro laminado (recuerdan a Bertolli), por ejemplo Janus aquí arriba, otras juegan con bombillas eléctricas frente a frente. Las que salen de esa gramática contrachapada tan estructurante son finas composiciones murales hechas con solamente un hilo que dibuja una forma triangular en la pared, y una extraña composición de espejos pegados sobre dos paredes tramadas con lápiz, en una esquina. Todas tienen una lógica geométrica, ordenada y formal, en resumen reconfortante.
Rui Sanches, serie Duvida da sombra, 1996 |
Muchos de sus dibujos, al contrario, combinan el rigor formal, el ordenamiento cuadrado con una expansión disforme, con manchas confusas, instintivas, irracionales, impulsivas: sobre fondos bien trazados vemos aparecer una proliferación maligna, una fluidez que mancha, como si tiempos diferentes se hubieran estratificado en el dibujo mismo, uno para Apolo y otro para Dionisio. De una factura totalmente diferente, podríamos relacionarla con la tensión entre geometría e instinto que encontramos en la obra de Bacon. También tenemos unos dibujos de aspecto más industrial, composiciones que evocan el Op'art, dos hermosos dibujitos de esmalte sobre aluminio reflectante, y unos dibujos no-figurativos pero inspirados en mártires (entre ellos los ojos de santa Lucía).
Rui Sanches, serie Mar, 2015, dibujo y foto, 86x112cm |
Dos series de dibujos están hechas en torno a fotografías: la serie «Refracciones en el agua» sobre sus propias maquetas, no son dibujos preparatorios sino más bien una forma de boceto, de destilación de la escultura para reducirla, a través del dibujo, a lo esencial. La serie más fascinante está en la entrada de la exposición, se intitula «Mar»: fotografías de orillas de mar, tierras anfibias, piedras y agua, y en espejo, en eco invertido, el dibujo de las líneas esenciales del paisaje, su estructura lo más simple posible, mientras que las formas negras y blancas, vacías y llenas, acompañan tanto la foto como el dibujo, como para recordar su materialidad. No solamente es un trabajo entre esculturas y dibujos, los unos contestándoles a los otros de forma sutil, sino una búsqueda de la forma más sencilla, más sobria, acompañado de una distensión alegre del instinto, lo que sin embargo está poco presente en sus esculturas, me parece.
Fotos 1, 2 & 4 del autor; foto 3 cortesía del Museo Berardo
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