jeudi 20 juin 2019

Vasco Araujo un artista de palabras

16 de junio de 2019, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Vasco Araujo, Sabine / Brunilde, 2003, captura de pantalla video

Hay una (pequeña) retrospectiva de Vasco Araujo en Central Tejo (hasta el 9 de septiembre), la fábrica eléctrica que ahora forma parte del MAAT. Para el que ha visto varias de sus exposiciones en diferentes lugares (o aquí), es una buena ocasión para tratar de sacar lineas directoras (aunque muchas obras -como los dibujos más recientes, que disfruto menos- no están, tampoco el excelente conjunto volcánico). Videos, instalaciones, esculturas, fotografías, son sus modos de expresión, pero lo que resalta en esta exposición es la importancia de las palabras en su obra.

Vasco Araujo, Protocolo, 2003, instalación

Palabras escritas, primero, la historia del zapatero y de Ms. Graham en la pared de la entrada, detrás de decenas de hormas de zapatos (foto de abajo); luego dípticos en los cuales la foto de uno de los protagonistas, extrañamente familiar, corresponde con un diálogo en el cual dos seres algo perdidos hablan de soledad, sufrimiento, amor, seducción; otros montajes textos fotos, y  algunos manuscritos, sacados de Cartas a un joven poeta de Ranier Maria Rilke, mientras que las imágenes parecen sacadas del album de una familia burguesa portuguesa; o poemas en las tapas de cajas de sombreros. El más necesariamente textual es el saloncito azul con la instalación « Protocolo » : un cuadro en la pared, unas fotos de besamanos sobre un escritorio, y un cuaderno manuscrito que hay que leer completo para entrar en una extraña historia de juego fascinación a través del travestismo. 

Vasco Araujo, The Girl of the Golden West, 2004, captura de pantalla video

Las palabras de Vasco Araujo no son neutras, ni por el estilo ni por el tema. Ya sean citas o textos redactados por él, se reconoce una singularidad, un tramado, una suspensión que dejan el sentido abierto sin dejar de cuestionar y abrir perspectivas. Sus frases son declamadas, hechas para ser leídas en voz alta, con silencios, suspiros, cortes bruscos, repeticiones, aliteraciones, y signos interrogativos. En cuanto al sentido, parece que ha elegido privilegiar la psicología, la tristeza, la incertidumbre, la ambigüedad (mientras que otras piezas, como éstas, preguntan más sobre cuestiones sociales, políticas, coloniales, « exóticas »). Una excepción, sin embargo, y magistral : la última sala con dos vídeos, The Girl of the Golden West, ya comentado hace cuatro años, en el cual los derechos del hombre se convierten en la clave de lectura de la opera de Puccini. 

Vasco Araujo, Perruque, 2005, vista de instalación

Eco, es la primera obra que vi de él (en 2008 en el Jeu de Paume) y que presentan aquí : seis personajes, hombres, niño, mujer, que hablan todos con la misma voz adulta (la del artista), un diálogo hecho con aforismos, exclamaciones repetidas, según Pavese. En una sala con pelucas sobre presentadores, pelucas sin cara a las hay que acercarse bastante para experimentar el contacto mitad sensual mitad repulsivo de los cabellos sintéticos y escuchar voces que  cuentan una existencia  un poco triste siempre y la necesidad de llevar peluca, otra forma de máscara. 

Vasco Araujo, La Schiava, 2015, captura de pantalla video

Y en fin y sobretodo, las palabras no son solamente escritas y dichas, también se cantan. El día de la inauguración de la exposición, llegaron en procesión un centenar de personas vestidas de blanco, cantando el lamento de los hebreos presos en Babilonia en Nabucco (miren en video el episodio famoso con Ricardo Mutti, también un símbolo de libertad). En la exposición, detrás de una cortina de escenario, una pantalla doble, una historia doble : en la una la cantante Sabine Urban, en escena, trabaja el papel de Brunhilde en el Crepúsculo de los dioses (foto arriba), en la otra, la misma, en la ciudad, cuenta su vida desdichada a una psicóloga (en parte en voz superpuesta). Y naturalmente, Sabine Urban no existe : los juegos entre ficción y realidad, entre actriz y papel, entre escena y vida, entre Alemania (de donde es ella) y Portugal (su marido, desposado a los 20 años, era un revolucionario -ficticio- anti Salazar), entre cuerpo expuesto, controlado, cantando, y cuerpo encerrado, nervioso, agitado en su sofá, las manos huesudas; juegos que dan un buen esquema de lectura de la obra de Vasco Araujo. En la última sala, el video La Schiava sobre Aïda (con la voz de Leontyne Price y la cara de Jenny Larue) es también una obra política en la cual textos de Frantz Fanon, de Edward Saïd y los pequeños avisos de cartón sobre la opera (como insertos de una película muda) vienen a pintar una reflexión sobre el neocolonialismo y la historia de la esclava atormentada entre dos lealtades. Creo, salvo error, que es la obra más reciente de la exposición. 

Vasco Araujo, O Carteiro toca sempre duas vezes, 2000, captura de pantalla video
Para terminar, uno de los hilos conductores de la obra de Vasco Araujo es lo doble : desdoblamiento de Sabine entre su vida y su papel, travestismo del artista que aparece en fotos y videos, maquillado y vestido de mujer, eco sextuple de los personajes de Eco, formas de zapatos como máscara del pie (aquí abajo), pelucas como máscara de la cara, multiplicidad de las representaciones de una cantante vuelta anónima a través de recortes de prensa, y, desde el principio, en su primera obra, presentada sobre un televisor pequeño en la entrada, El cartero siempre llama dos veces, estamos ya ante un juego de cuerpos desdoblados. 

Vasco Araujo, Lasts, 2012, vista de instalación
En resumen, no es verdaderamente una retrospectiva, sentimos que hayan seleccionado tan pocas obras políticas en relación con el (neo) colonialismo, pero es una forma muy interesante que da una visión global de su trabajo. Parece que en julio saldrá un catálogo. Mientras tanto, su página web está muy bien hecha y tiene muy buenos textos sobre él. Y, durante una semana más, se pueden ver algunas obras en esta galería de Oporto.

Fotos 1, 2 & 3 procedentes de la página del artista.
Fotos 4 a 7 del autor.

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