30 de septiembre de 2021, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
Vista de la exposición, Series 1 nº8, Series 1 White and Blue Flower Shapes & Blue Line, 1919 |
Georgia O'Keeffe fue posiblemente la primera mujer artista estadounidense verdaderamente reconocida. La exposición en el Centro Pompidou (hasta el 6 de diciembre) es, me parece, la segunda en un museo francés, después de la que tuvo lugar en Grenoble en 2015 (treinta años después de su muerte); es verdad que a ella no le gustaba Francia, no vino sino a los 66 años y lo único que le interesó en el Louvre fue Fra Angelico; visitó el Museo de arte moderno «por deber» y no quiso encontrarse con Picasso. Primero veamos la arquitectura de la exposición: en lugar de una sucesión convencional de salas dedicadas y cronológicas, tenemos un espacio abierto para que el visitante pueda construir su propio recorrido, ir y venir como quiera de un tema al otro, ver de un mismo vistazo dos periodos o dos estilos diferentes: para resumir, es lo contrario de la escenografía dirigida, es una forma de devolverle la autonomía al visitante (lo que le molesta a las mentes demasiado formateadas), profanar el museo, como en el MASP o en el Louvre-Lens. La única objeción, la sala dedicada a los Hopis y sus kachinas (que le interesaban a O'Keeffe), su reserva está en Arizona, 600 kms más al oeste y no en Nuevo México en donde ella residía.
Georgia O’Keeffe, Ranchos Church Nº 1, 1929, óleo sobre lienzo, 47.6x61cm, Norton Museum, West Palm Beach (FL) |
Lo más sorprendente del trabajo de O'Keeffe que proponen aquí, es su americanidad: ella se afirma en contraposición con las tradiciones estéticas europeas, ya sea el realismo, el simbolismo o la abstracción. Afirma intencionalmente su diferencia: pintar paisajes de otra manera, pintar flores de otra manera (fue mirando los cuadros de Fantin-Latour que decidió hacer lo contrario, primeros planos, inmersión en la flor). Es verdad que al principio las acuarelas eróticas de Rodin la inspiraron y la lectura de Kandinsky la estimuló, pero explora caminos únicos y originales, mucho más que sus compatriotas. Desde ese punto de vista, las edificaciones que pinta revelan su rechazo por lo «pintoresco» a la europea, ya sea cuando se trate de las austeras granjas de Lake George, de los rascacielos neoyorquinos pintados como si fueran murallas de canyons o más tarde la famosa iglesia de adobe de Taos, aquí arriba.
Georgia O’Keeffe, Abstracción, 1945, carboncillo sobre papel, 61x47cm, GOK Museum, Santa Fe (NM) |
Decir que la fotografía influyó en sus composiciones es un estereotipo. Aquí no necesitamos volver sobre su cercanía bien conocida con Stiglitz, pero su sentido del encuadre, los primeros planos, los contrapicados, muestran la influencia del aparato fotográfico en su inteligencia visual. Al principio la exposición insiste de una forma, digamos reiterada, sobre las influencias de sus inicios, Stieglitz, Strand, la galería 291, Camera Work (siempre apreciamos ver Equivalents o The Steerage, aunque diluya un poco el propósito), pero a lo largo del recorrido vemos que su autonomía estética se afirma.
Georgia O’Keeffe, Black Hill with Cedars, 1941-42, óleo sobre lienzo, 40x76cm, Hirshhorn Museum / Smithsonian, Washington D.C. |
De ella, claro, conocemos principalmente las flores. Y sabemos que negó la dimensión sexual de sus cuadros de flores. Decepcionada por el mini escándalo de sus fotos desnuda que hizo Stieglitz, quiso mantener distancia y frialdad en su discurso para desmentir cualquier interpretación erótica de su trabajo («es el problema del que mira, no el mío»): hipocresía, represión, o estrategia hábil para evitar pero que no engaña a nadie. Una de las flores que pinta se llama « Jack in the Pulpit »: de un humor explícito. En Nuevo México pinta varias veces el paisaje de colinas en las cuales es difícil no encontrar una relación con El Origen del Mundo. La fusión entre el cuerpo y la naturaleza va mucho más allá de la erotización del paisaje o de las flores, expresa una simbiosis casi pagana, mística, en las antípodas del racionalismo modernista.
Georgia O’Keeffe, Sky Above Clouds / Yellow Horizon and Clouds, 1976-77, óleo sobre lienzo, 121.9×213.4cm, GOK Museum, Santa Fe (NM) |
Su relación con la abstracción es especialmente interesante, se acerca lo más posible pero conserva siempre un arraigo en la realidad, como por ejemplo el dibujo de arriba o el cuadro en el cual el color aflora por encima de un fondo liso blanco algodonoso: en realidad son nubes y la visión que tiene del cielo desde la ventanilla de un avión. Otro cuadros igual de sobrios muestran paisajes vistos de avión y una carretera traza una simple raya negra en un campo cubierto de nieve.
Marie Garraut, Georgia O’Keeffe, un ícono estadounidense, Paris, Hazan, 2021 (f. d’Alfred Stieglitz à Lake George, 1918) |
Algunos libros: la novela de Catherine Guennec, el catálogo de la exposición (además de las reseñas de las obras y las presentaciones generales, dos ensayos muy interesantes de Catherine Millet « Et si O’Keeffe et D.H. Lawrence s’étaient rencontrés » -Y si O’Keeffe y D.H. Lawrence se hubieran encontrado- y de Anna Hiddleston-Galloni sobre sus retratos fotográficos), y una biografía bastante documentada de Marie Garraut (está preparando la traducción de la correspondencia Stieglitz – O’Keeffe) editorial Hazan (recibido en servicio de prensa, 192 páginas, 13 fotografías, 11 reproducciones en formato pequeño ¡con una mejor bibliografía y más completa que la del catálogo!). La biografía no es lineal y propone perspectivas interesantes, más que un simple relato, inspiradas algunas veces por la psicoanálisis (sobre su deseo de hijo) y analiza muy bien su dimensión femenina y/o feminista y sus ambigüedades sobre el tema (págs. 82ff et 154ff); descubrimos también su intransigencia sobre el manejo de su imagen, «su conocimiento de los medios y su habilidad en el manejo de su índice de popularidad» (pág.144). Menos hagiográfica que la biografía del catálogo, propone une enfoque más amplio y más crítico. Exposición y libros que finalmente se unen para que sea reconocida en Francia.
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