lundi 18 octobre 2021

Ruinas modernas

 


11 de octubre de 2021, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)



Al otro lado del río Tajo subsisten varias fábricas en desuso y en ruinas, vestigios de un pasado industrial y de un sindicalismo combativo. El fotógrafo portugués Nuno Perestrelo hizo unas fotografías que con el título «Imperios perdidos» se exponen (hasta el 6 de noviembre) en la galería A Space de Lisboa. El siguiente texto fue escrito para acompañar la exposición. 



Durante largo tiempo las ruinas antiguas fueron un objeto estético, vector de meditación sobre la condición humana y el sentido de la historia, sobre la caída de los imperios, la grandeza del pasado y la miseria del presente. Vanidad, memento mori, recuerdo de nuestro paso efímero por la tierra. 



Pero las ruinas contemporáneas son símbolos económicos y políticos, resultados de catástrofes guerreras, nucleares o climáticas. Y las fábricas en ruinas son la marca de la obsolescencia programada, los vestigios de la destrucción de una economía basada en el fordismo y el marxismo y en la adoración de la máquina, objeto emblemático de la modernidad. 



Lo que crea la ruina no son los terremotos, los incendios o las guerras, es nuestro antropoceno que se volvió apocalíptico y destructor del ecosistema, son la superproducción y el consumo excesivo, la globalización: fuerzas autónomas mucho menos controlables que la naturaleza salvaje cuando ésta lo era. 



Y es una forma de alivio despreciable el que suscita hoy el espectáculo de las ruinas industriales: ya hace tiempo que el siglo XX se acabó, su trilogía histórico-industrio- obrero-ideológica está muerta. 



Aquí vemos fabricas abandonadas, desiertas, al otro lado del Tajo. Mirando las fotografías de Nuno Perestrelo, lo que vemos ante todo es la negación de un pasado reciente, la marca de una modificación estructural no solamente del lugar sino del país. 



Olvidados desde hace tiempo los sueños de imperio. Olvidadas recién las esperanzas de un poder industrial. De otros «imperios perdidos». Vayamos hacia los servicios, el turismo, Internet. ¿Quién sabrá cuáles serán las ruinas del futuro?



Todo es fragilidad y desolación: lo sublime y lo melancólico que sentimos en las ruinas de Conimbriga (o ante el vestigio de la muralla árabe que asoma en la galería) ha desaparecido para dejarles el lugar a la ansiedad y la tristeza. 



¿Qué vemos en las fotografías de Nuno Perestrelo, todas rodeadas de un halo de luz suave como para atenuar el dolor? Monstruos oxidados que ya no sabemos para qué sirven, tuberías rojizas, techos de chapa ondulada destartalados, escritorios vacíos rodeados de papeles por el suelo, expedientes amontonados contra una pared, suelos cubiertos de escombros. Desolación absoluta de un montón de arena amarilla rodeada de paletas rotas: un monumento a la basura.



En las imágenes, huellas de un pasado desplomado, la aristocracia obrera, la de los soldadores, torneros, mecánicos, siderúrgicos, se ha ido: perdió la nobleza, el valor, la razón de ser, ha desaparecido. La presencia humana se reduce a imágenes de mujeres pegadas en la pared, la una fumando, la pin-up Electro Luar coquetea, dos falsas piratas muestran sus traseros o sus tetas. Demasiado perfectas para haber sido reales.  



Los reyes de Mesopotamia se apropiaban los monumentos de sus enemigos para marcarlos con sus propios sellos, era la damnatio memoriae. Aquí también algunos han tomado posesión del lugar: en las paredes hay claveles rojos de la Revolución, banderas de PCP y las imágenes irrisorias de una manifestación que se revelará históricamente impotente para impedir la destrucción de este mundo. 



En las fotografías de Nuno Perestrelo los espacios se combinan, siempre podemos ver a través de un pasaje, una puerta, una ventana; el cuarto de al lado es a la vez vecino e inaccesible: igual que las ruinas son contemporáneas y lejanas al mismo tiempo. 



Y en un intento para vincularlas con nosotros y acercar las imágenes a la realidad, algunos de los vidrios que protegen las fotografías en sus marcos proceden de la fábrica y a través de ellos se tomaron las fotografías: apropiación memorialesca para que las imágenes tengan una relación más estrecha con la realidad, para que no las pongamos dentro de un simple espacio estético o pintoresco, asentándolas en nuestra realidad.


Todas las fotos copyright Nuno Perestrelo.

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