6 de octubre de 2021, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
António Saint Silvestre, Inês de Castro, La Reina Muerta, 2010, técnica mixta, 187x75x72cm |
De entrada seducen el derroche de colores vivos y la gracia exuberante de las esculturas de António Saint Silvestre (en el Monasterio Santa Clara la Vieja de Coimbra, hasta el 10 de enero) y da la sensación de que las esculturas son bonitas e inocentes, pero al poco tiempo en la exposición lo embarga el desencanto y se da cuenta de que con apariencia amable, la muerte y el horror reinan en el lugar. Empezamos con una bonita muñeca en su trono, y aunque un ángel revolotea a su lado también hay dos calaveras en los largueros de la silla, entendemos entonces que se trata de la historia de amor más bella y macabra del país, la de Inés de Castro (la Reina Muerta de Montherlant), que fue asesinada por los esbirros del rey, padre de su amante don Pedro: cuando don Pedro sube al trono dos años más tarde, hace desenterrar el cadáver de su amada, la instala en el trono a su lado y hace que todos los cortesanos vayan a besarle la mano al cadáver. Los dos amantes están enterrados en la catedral de Alcobaça, sus tumbas están frente a frente para que el día de la Resurrección cuando se levanten, sus primeras miradas sean del uno para el otro. Posiblemente sean leyendas y reescritura de la Historia, pero que revelan el alma de un país (apaciguado desde entonces, el último episodio fue el regicidio de 1908, el último en Europa, creo, sin contar Rusia).
António Saint Silvestrem, Sakineh, Eva & Carmen, técnica mixta, cada uno aproximadamente 70x40x30cm |
Después de esta feliz introducción, en la que se le besa la mano a un cadáver descompuesto, vemos a un bebé (negro) en un carrito y a un perro que se prepara a devorarlo. Un poco más lejos tres bustos femeninos encantadores pero decapitados y más vale no investigar lo que está representado en el interior de sus nucas cortadas: se trata de Ève, Carmen y Sakineh (una iraní condenada a muerte por el asesinato de su marido y adulterio, indultada en 2014), tres figuras femeninas que nada vincula salvo cierta relación con el pecado, el crimen y la muerte. Más tarde vemos a Ève, mujer blanca tentando a un Adán negro.
António Saint Silvestre, Los Insoportables, detalle |
En una sala grande de paredes rojas, unas diez muñecas infantiles en sillas demasiado grandes para ellas personifican todas las infamias del mundo (las que el artista considera como tales): un Che Guevara femenino (terrorista), un papa (retrógrado), unos chinos (invasores), un africano (corrupto), los Juegos Olímpicos de China (antidemocráticos). El mundo es loco es el título de uno de los conjuntos, una declaración polisémica que cada quien puede tomarse por su cuenta. Más que la declaración política acusadora, lo que fascina es la ejecución de las piezas. Por encima de ellas flotan móbiles entre los cuales este maravilloso y perturbador zombi ectoplasma de seis ojos que alimenta los sueños.
António Saint Silvestre, Poitrine cuite à coeur, 2002, técnica mixta, 50x42x42cm |
En las salas siguientes unas esculturas de Saint Silvestre colonizan los vestigios arqueológicos del Museo (que es el palacio de Inés de Castro). Un busto bien cocido que en realidad no abre el apetito y que incluso puede producir náuseas y un caballero del apocalipsis cabalga sobre una tumba. Debajo de la risa está la violencia, lo trágico se viste de gala para imponerse mejor ante nosotros. Lo grotesco y lo barroco no disimulan el desasosiego, la huída, la tristeza, la gravedad y lo fúnebre. Se puede leer este libro de 2008 para tener una idea de su trabajo.
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