mardi 12 octobre 2021

Soutine y de Kooning : la pintura sobrepasa la forma

 


4 de octubre de 2021, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)



Chaïm Soutine, La Mujer de rojo, 1923-24, óleo sobre lienzo, 92x65cm, MAMVP, Paris ; Willem De Kooning, Woman II, 1952, óleo sobre lienzo, 149.9×109.3cm, MoMA, NYC



La exposición en la Orangerie (hasta el 10 de enero) permite ante todo, ver quince lienzos de Willem de Kooning al que rara vez muestran en Francia (no había exposición desde 1984y una escultura, única obra que procede de una colección francesa (Pompidou), al lado de 27 lienzos de Chaim Soutine. A este último lo conocemos mejor (Céret en 2000, Pinacothèque en 2007, Orangerie en 2012), aunque sea curioso que Dagen pretenda que los museos franceses al exponerlo poco le estarían haciendo pagar su complicidad con la extrema derecha, Drieu La Rochelle, el atrevido Maurice Sachs, y también su amigo Élie Faure, que de forma extraña califica de gobinista. Pero la exposición nos deja ver especialmente, de qué manera el uno influenció al otro. Pasamos por salas en las que domina Soutine con algunos de Kooning en contraposición y a otras en las que domina de Kooning y sólo un Soutine le responde; la magia funciona, los lienzos interactúan para el gran placer del visitante. Todo aquí gira entorno a la relación entre figuración y abstracción, o mejor, la capacidad para rebasar la linea, la representación, para crear formas y volúmenes que se funden y se diluyen. 


Chaïm Soutine, Camino subiendo, hacia Gréolières, 1920-21, óleo sobre lienzo, 80.3×49.8cm, Fond. Barnes, Philadelphie


Es lo que lleva a cabo Soutine más allá de lo grotesco de sus retratos, tritura el paisaje, por ejemplo la colina de Céret o el camino y realiza con ellos una masa disforme de colores de la que emergen solamente algunas formas reconocibles a brochazos rabiosos cuyo aglomerado puede recordar a Lindström o a Leroy, otros destructores de la representación. Sus retratos, por muy extraños y atormentados que parezcan son pictóricamente más lisos, el tratamiento de las pieles aunque blandas y disueltas, es generalmente más realista pero sus paisajes limitan con la abstracción. Davis Sylvestre dijo «No vemos el paisaje, vemos la pintura».


Willem de Kooning, Woman, Sag Harbor, 1964, óleo y carboncillo sobre madera, 203.1×91.2cm, Hirschhorn Museum, Washington D.C.



Y es lo mismo que busca de Kooning, por ejemplo, en sus retratos de mujeres ya no se distingue el cuerpo de su reflejo, las lineas flotan y vibran. De Kooning muestra una sensualidad y un erotismo brutal, que Soutine, más recatado, disimula. La historia del descubrimiento de Soutine en Estados Unidos en especial gracias al MoMMA en 1950 y al Sr. Barnes, muestra su influencia sobre el expresionismo abstracto y sobre el desvío kooningiano cuando éste intenta encontrar una «tercera vía». 


Chaïm Soutine, El Buey desollado, 1925, óleo sobre lienzo, 202x114cm, Museo de Grenoble


Hubiera sido pedirle demasiado a la Orangerie, pero la presencia de dos Rembrandt no habría deslucido en la exposición: El Buey desollado del Louvre, frente al Soutine de aquí arriba y Mujer banándose en un río de la National Gallery frente a Woman de de Kooning (arriba) y a la Mujer entrando al agua de Soutine. Así hubiéramos podido anclar el trabajo de los dos pintores en una historia del arte que desde el siglo XVII se ha confrontado con la disolución de las formas que Rembrandt empezó a entrever. El ensayo de Simonetta Fraquelli en el catálogo expone muy bien la relación de cada uno de ellos con los artistas del pasado (Chardin, Corot, Courbet).


Portada del catálogo con Willem de Kooning, Amityville, 1971, óleo sobre lienzo 203.2×177.8cm, col. part. y fotografía de Soutine con un ave de corral suspendida en su taller au Blanc (Indre), 1927


El título de la exposición (y del catálogo), «La pintura encarnada» viene de un libro de Didi-Huberman, en el que, hablando de La Obra maestra desconocida de Balzac, dice que Frenhofer anima la carne a través del color: la pintura como «puesta en presencia carnal». El catálogo (232 páginas) está muy bien documentado, con ensayos históricos detallados sobre las compras de Albert Barnes (Sylvie Patry) o sobre la visita de los esposos de Kooning a la Fundación Barnes (Judith Zilczer), también hay textos más estéticos sobre la transfiguración de la pintura (J. Zilczer) o el desafío de la figura (Lili Davenas). Libro recibido en servicio de prensa. 


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