16 de diciembre de 2020, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
24 horas al día. O no. La diferencia, es lo que Raphaël Dallaporta, cuyas investigaciones artísticas están a menudo en relación con investigaciones científicas, presenta hasta el 19 de febrero en la galería Jean-Kenta Gauthier, un espacio de Saint Germain des Près. En el Observatorio de Paris puso en evidencia visual la diferencia entre la duración oficial del día, 24 horas en el reloj y su verdadera duración, solar, que varía de algunos minutos más o menos (máximo 16 minutos a mediados de febrero en un sentido, a principios de noviembre en el otro) en el transcurso del año, aunque al final es casi un juego de suma nula con unos milisegundos de diferencia (pues por otro lado, la Tierra ralentiza de 1 a 2 milisegundos al año, pero este no es el punto). La curva en ocho deformado (analema) en el suelo de la sala Cassini del Observatorio es un montaje de 365 fotos, una diaria, de la huella del sol al mediodía (a diferencia de una única fotografía con exposiciones múltiples), e ilustra gráficamente la diferencia. Durante la duración de la exposición la diferencia entre día legal y día verdadero (que varía en promedio un segundo por hora) será de algunos minutos más o menos. Se trata de la Ecuación del Tiempo: explicaciones científicas aquí. Los dos tiempos, el verdadero y el legal son iguales el 24 de diciembre a las 10 pm (y es una lástima pero la galería está cerrada en la Nochebuena). Cuando fui, la diferencia estaba en -5 minutos 59 segundos. ¿Qué hacer con ese tiempo fantasma? Tiempo escondido, tiempo robado, tiempo gratuito. Pasarlo hablando con el artista cuando está (se puede reservar). Hablamos de la naturaleza y de la cultura, del tiempo real, bruto, verdadero, y del tiempo legal, artificial, normado, fabricado.
Raphaël Dallaporta, Ecuación del Tiempo, Paris, The Eyes Publishing, 2020 |
El libro editado por The Eyes Publishing en el marco de la exposición es una verdadera joya. Está compuesto por 365 fotografías del suelo de la sala grande del Observatorio, una diaria a la misma hora en orden creciente hasta el solsticio del verano en las páginas impares y menguante en las páginas pares, un flipbook de un semestre en un sentido y del otro semestre en el sentido contrario de las páginas. Excepto que... no está el sol: en su lugar, central en cada fotografía, un hueco, un vacío, una ausencia, algo que falta. Y el libro está perforado de lado a lado. Ausencia fotográfica no imaginada sino fantaseada pero bien física, material, como los recortes de caras de Hans-Peter Feldmann o Anne Deleporte. Texto explicativo muy claro del astrofísico Denis Savoie, el hombre que quiere hacer de la Torre Eiffel un gnomon de reloj solar (376 páginas; libro recibido en servicio de prensa, existe en edición limitada con una tirada de la imagen de arriba).
Coco Capitán, Memory Adoption Bureau, 2020, foto del autor |
En el otro espacio de la misma galería la exposición Free Lunch (hasta el 13 de febrero), para negar lo que dice Milton Friedman, les regala a los visitantes una obra: fotografía (imágenes mutantes de Mishka Henner), cartel (You do not take a photograph, you make it, d’Ansel Adams repris par Alfredo Jaar), página arrancada y tamponada (detalles de una foto de la Luna por Julien Nédelec, la Luna le pertenece a todo el mundo) o, de Dallaporta, tiquete de caja midiendo el tiempo pasado contemplándose en un espejo bajo una cámara de vigilancia, con cálculo de la varianza (índice de volatilidad) en relación con el promedio de visitantes (en resumen, una forma de subvigilancia). Actualmente, las imágenes son múltiples, disponibles (demasiado, a veces), divulgables al infinito, su valor está desmaterializado: esta exposición le hace un gesto burlón utopista a la mercantilización del arte (y de la sociedad entera). Salí con una tarjeta pequeña del Memory Adoption Bureau (International Federation of Remembrance and Memory Preservation) con la cual me comprometí a preservar eternamente la memoria de una fotografía que adopté, y, para la eternidad, escogí una fotografía de un cementerio en Japón (debí escribir «My Future» en la descripción de la foto): un proyecto de Coco Capitán mucho más interesante y con muchísimo más sentido que lo que había visto en la MEP.
Libro recibido en servicio de prensa.
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