(artículo original en francés, aquí)
Keiichi Tahara, Jardin Niva, MEP, 2001 |
Quizás yo no hubiera debido leer la entrevista de Simon Baker (« En cada temporada de mi programación habrá jóvenes y también cosas más históricas, fotógrafos de diferentes regiones, hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales...») antes de ir a visitar la exposición en la MEP (en donde había evitado cuidadosamente a JR y en donde esperaba muchísimo del nuevo director). Quizás no me hubiera dado cuenta desde la entrada de la falta de mantenimiento del magnífico jardín zen Niva de Keiichi Tahara (que recién falleció) con hojas muertas (¿desde el otoño?) y colillas; en todo caso, yo no hubiera relacionado esta negligencia con el deseo del nuevo director, de reemplazar el emblemático jardín de la MEP por «mesas y food trucks, «tengo ganas de un lugar abierto y vivo», puesto que «jamás ha funcionado»: iQué vergüenza! Quizás no me hubiera chocado ver tantos espacios, ayer dedicados a las exposiciones hoy vacíos, abandonados y mañana café o espacio pedagógico: todo el sótano está casi vacío, salvo unas pobres fotografías «pedagógicas» abandonadas allí.
Yoon Kyung Jang, You and Seoul, Strange Seoul rave, 2018 |
Pero aunque no hubiera leído la entrevista, me hubieran descompuesto las tres exposiciones, tan «a la moda», chics y conectadísimas, que no existen sino por el marketing que hacen a su alrededor. Para empezar, la ganadora del Premio Dior del verano pasado en Arles, Yoon Kyung Jang, la futilidad misma: juventud de Seúl a la moda, bien juiciosa de tonos acidulados, cuya única audacia estética es el juego de superposiciones de imágenes dignas de un club de foto de los años 50 (hasta el 14 de abril).
Ren Hang |
Luego el consentido Ren Hang nos conduce también a los años 50, en la categoría «prensa masculina»: tiene todos los ingredientes para gustar (incluidos los gatos), una vida trágica (censura, suicidio) y, detrás, el vacío, la nada, sólo cuerpos desnudos graciles e insípidos. Copiar a Araki o a Bourdin no es suficiente para hacer obra. Entre todas esas pequeñas provocaciones porno chics sosas e infantiles destacan solamente dos imágenes un poco más creativas, de cuerpos amontonados que ya me habían gustado hace 4 años pero que casi están plagiando a Lucien Clergue. (hasta el 26 de mayo).
Coco Capitan, vista de la exposición |
Pero falta lo peor: Coco Capitan, fotógrafa de moda de 27 años, que enfila las proclamaciones tontas (y cuidadosamente disléxicas con S y N al revés) con fotografías de una trivialidad inconcebible: autorretratos dignos de una adolescente en Facebook (aquí abajo), nadadores sin ningún interés, marcas de esperma sobre un carro (i«Cum on car»!), etc. (hasta el 26 de mayo).
Coco Capitan, Autorretrato |
Para no ser totalmente negativo, aprecié dos o tres fotografías del oeste norteamericano, ruta hacia la desaparición (aquí abajo) o buzones abandonados, pasable.
Coco Capitan, The Road to Disappearance, Leamington, Utah, 2017 |
Según su discurso y su praxis, parece entonces que el nuevo director de la MEP (que, por otro lado, no cree «que haya una fotografía francesa») quiere hacer un lugar a la moda, conectado y trendy, en donde las apariencias tendrán más peso que la calidad de las imágenes: de cierta manera un enfoque PalTok aplicado a la fotografía. Si, como lo teme Télérama (pero a Le Monde le gusta), es ese su compromiso, me parece que desde ahora me contentaré visitando la librería...
Fotos del autor, excepto la 2 y la 6.
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