dimanche 20 décembre 2020

Christo y los cernícalos (Cahiers d’Art)

 


15 de diciembre de 2020, por Lunettes Rouges


(artículo original en francés, aquí)


 

Revue Cahiers d’art, Christo, portada, f. G. Girard

 

Bonito número el de Cahiers d'Art de 180 páginas dedicado a Christo, que debía coincidir con la envoltura del Arco del Triunfo (desplazada a septiembre de 2021) en simultánea con la exposición en la galería Cahiers d'Art rue du Dragon (hasta en febrero de 2021). El libro se distingue por la selección de las obras: mientras que la exposición en Pompidou insistía sobre el proceso y la documentación del Puente Neuf, de manera algunas veces fastidiosa, este cuaderno comprendre tres partes que fueron más bien descuidadas en la dicha exposición: las ventanas y vitrinas, los suelos y techos, y los árboles envueltos, series que van acompañadas de textos analíticos sobre los cuales hablaré más abajo. Pero tenemos ante todo la última entrevista de Christo el 22 de mayo de 2020, un mes más o menos antes de su muerte y en la cual dialoga con Hans Ulrich Obrist, Staffan Ahrenberg (director de los Cahiers d'Art) y Lorenza Giovanelli, su colaboradora. La entrevista intitulada «Sigo siendo un extranjero», es más histórica que estética, Christo cuenta con lujo de detalles, cómo pasó al Oeste, sus peregrinaciones, sus retratos de burguesas parisinas que le conseguía un peluquero, y otras anécdotas. Obrist intenta llevarlo a un discurso más intelectual («¿tu enfoque de la idea del ready-made?, ¿tu definición de tu trabajo?») y Christo prefiere contar que cuando Duchamp lo fue a visitar llegó sin aliento, y para que subiera al tercer piso, Christo había puesto sillas en cada piso para que Duchamp pudiera descansar. Fue una entrevista llena de vida bajo el signo de Camus (El extranjero que fue el primer libro que Christo leyó en francés) y de la mano que adorna la portada, una fotografía de mayo de 2020: en efecto, en 1958, Christo había pintado el cuadro de aquí abajo, con el título del libro en esténcil y una huella de su mano en tierra de Siena, un autorretrato (para los Cahiers d'Art tenía que hacer unas cien nuevas huellas de su mano, pero como falleció no pudo hacer sino nueve y sin firmar). Desde Pech-Merle ya no es muy original firmar con la mano, pero el eco, 62 años más tarde, bajo la forma de una mano nerviosa, fina, casi como una garra de águila que negra de tinta tiende hacia nosotros, es bastante conmovedora. Un elemento divertido y significativo (que se une con mi ligera irritación en nota final de mi artículo sobre la exposición en Pompidou), es que en esta entrevista Obrist y Ahrenberg dicen siempre «tu» cuando hablan del trabajo creativo de Christo («tus proyectos están vinculados con espacios precisos») y Christo contesta siempre «nosotros», «Jeanne-Claude y yo».


Revista Cahiers d’art, Christo, páginas 6 & 7 (El Extranjero 1958, óleo sobre lienzo)


El ensayo de Matthias Koddenberg (quien trabaja también en el equipo de Christo) trata ante todo de los gabinetes (Show Cases), las vitrinas (Show Windows) y los escaparates (Stores Fronts) del periodo 1963-66: después de haber envuelto objetos, para los cuales la tela es el envoltorio, Christo aborda botiquines para los cuales la tela oculta pero ya no envuelve; una vez en Nueva York hará lo mismo pero a escala humana, vitrinas de almacén, incluso fachadas enteras. Los espacios prestados, apropiados, son alterados por esta ocultación; lugares que están hechos para ofrecer, para que se vea (en portugués vitrina se dice «montra»), para invitar, después de su intervención se convierten en vectores de clausura, exclusión, distanciación, rechazo, negación. Si después de Alberti, la ventana ha sido presentada como un instrumento hecho para ver (y Koddenberg menciona a Vermeer y a Friedrich), también es mostrada como un objeto tal cual es, desde Duchamp (e incluso desde Matisse en Collioure en 1914); por otro lado, Christo figura en esta exposición iconoclasta vista en Dusseldorf hace ocho años. Además de la reflexión sobre el punto de vista y la percepción, se han visto (Stephan Rasche, por ejemplo) esas obras como críticas de la sociedad de consumo, lo que sin duda sobrepasa un poco las intensiones poco políticas del artista. 


Fachada de la galería Cahiers d’art, Christo, f. G. Girard


La vitrina de la galería de los Cahiers d'Art es ocultada con papel Kraft y el pasante distraído creerá que la galería está cerrada. En el interior, botiquines pequeños en los que descubrimos un collar de perlas en el uno (en una librería en la acera de enfrente) un diamante o un cristal. La obra más bonita es una vitrina en NY cuyo triangulo sale del muro; en lugar de tela o papel, los vidrios van cubiertos con la pintura opaca que llaman «blanco de Meudon» y que los obreros  usan durante las obras, quedan traslúcidas dejando aparecer unas formas rojas y la parte de arriba de un montón de paquetes amarrados aparecen por encima de la zona pintada. Es un estímulo para la curiosidad. 


Revista Cahiers d’art, Christo, páginas 114 & 115 (Palazzo Bricherasio, Turín)


La continuación del ensayo de Matthias Koddenberg trata sobre el segundo portafolio del Cahier, «Del suelo al techo, Wrapped Floors y Wrapped Ceilings, 1968-1999» en donde están representadas diferentes instalaciones en el suelo y en el techo. La mayoría fueron presentadas en los museos: MCA de Chicago, ICA y Museo de Filadefia, Tobikan en Tokyo, P.S.1 en Nueva York, SAM en Basilea, Art Gallery of NSW en Sydney, Museum Würth en Künzelsau y el Palazzo Bricherasio en Turín (en donde la única exposición que vi en 2007 fue un desastre, pero el edificio es bellísimo). Esas instalaciones son cuestionamientos de la arquitectura desde el interior (mientras que más tarde, en Reichstag o Pont-Neuf, aborda el exterior), pero sin perturbar la función del edificio que sigue siendo utilizado. Por una parte Christo concentra la mirada en los techos que en otra época fueron elementos esenciales de la decoración de una pieza por su decorado y sus pinturas, reducidos hoy al ingrato rol técnico hasta el punto que ya nadie los mira. Cuando Christo ocupa los museos, cuando instala sus ready-made artificiales de lonas y cuerdas en un lugar de exposición clásica, está cuestionando el rol mismo del museo: aunque él y Jeanne-Claude estén perfectamente integrados en el arte contemporáneo incluso como vector financiero (lo que la exposición de Pompidou demostraba ampliamente) las instalaciones podrían verse como un abandono crítico al sistema artístico institucional y financiero, «obstaculizando la definición de sí mismo absolutista del museo» (podríamos entonces relacionarlo con los rebeldes de la exposición Vides -Vacíos- en Pompidou y de algunos otros de la misma índole). Es quizás el único momento en que Christo dio muestras de un espíritu algo subversivo: después será más bien, como lo decía un comentador, un artista del poder legítimo, que no cuestiona en nada las referencias históricas, políticas o sociales de los monumentos que envuelve, siguiendo el juego de instrumentalización mutua entre los agentes oficiales que aceptan su intervención en el espacio público y él, que acepta prestarse al uso que los gobernantes hacen de su instalación (por ejemplo en el Pont-Neuf tal como lo demuestran los documentos de exposición en Pompidou). De paso ver una instalación subcontratada (páginas 90-91): la envoltura de la escalera del 28 rue de Paradis en 1972, organizada por Yvon Lambert y realizada con la ausencia de Christo por su amigo el ducampiano Jacques Caumont (aquí abajo). 


Revista Cahiers d’art, Christo, páginas 90 & 91 (28 rue de Paradis, Paris)


Uno de los méritos del Cahier es sacar a la luz obras menos conocidas: la tercera sección trata de los árboles envueltos y un ensayo de la historiadora de arte Ingrid Rowland, quien vincula el hecho de envolver con ritos antiguos, momias egipcias, árboles sagrados indios o celtas y columnas del templo de Liber en Roma; evoca la influencia sobre Christo del árbol que Giacometti y Beckett hicieron para Godot, y, más inesperado, un trabajo de juventud de Christo en Bulgaria sobre los paisajes a la orilla de la carrilera del Oriente-Express, primera manifestación potencial de su interés por la naturaleza. Durante mucho tiempo, Christo no envolvió sino árboles arrancados, como lo hacen los encargados de vivero (la autora, por tanto interesada por la ecología, no dice si los árboles sobrevivían a ese tratamiento y si podían volver a ser plantados después de meses expuestos empaquetados en un museo; podemos dudarlo). El proyecto de Christo de envolver in situ y de manera efímera esta vez, los 380 olmos de los Campos Elíseos fue rechazado por el prefecto Papon en 1969. Y no fue sino en 1998 que Christo pudo al fin hacer Land Art en el parque de la Fundación Beyeler en donde envolvieron 178 árboles durante un mes, con una tela oscura y traslúcida. ¿Habrán sufrido? Toda intervención humana en la naturaleza tiene un impacto, ¿habrán sufrido algún traumatismo aquellos árboles? Es una cuestión que no se trata. En todo caso, según la fotografía de abajo, el efecto es impactante, liviano, etéreo, como si las ramas sin hojas fueran bronquios y que la tela se inflara con la respiración del árbol. Además de los árboles, algunas veces Christo envolvió a seres vivos, exclusivamente a mujeres (Wrapped Women).


Revista Cahiers d’art, Christo, páginas 140 & 141 (Fondation Beyeler, Basilea)


Después tenemos un bonito texto, muy personal, de su asistente Lorenza Giovanelli sobre el 48 Howard Street, el estudio neoyorquino de Christo y su casa. Christo no hacía visitar nunca su taller y Lorenza Giovanelli restituye bien la atmósfera, como un retrato implícito del artista, con una nota final al día siguiente de su fallecimiento; incluye fotos del taller y en una de ellas, detalle incongruente, figura un directorio telefónico de 1978 de los Emiratos Árabes Unidos. Enfin, Bernard Blistène cuenta con su humor habitual, porqué el empaquetado del Arco del Triunfo (un viejo proyecto que data de 1962) fue retrasado al 18 de septiembre de 2021 (durará hasta el 3 de octubre) : retraso debido a la Covid, ¿pueden creerlo? Claro que no, es porque una colonia de cernícalos (Falco Tinnunculus) dejaron Notre-Dame después del incendio y se refugiaron en el Arco del Triunfo, y no hay que perturbar los periodos de reproducción, anidación y migración. En resumen, es un bonito Cahier con un estilo diferente al de un catálogo o de una monografía, más liviano, más dinámico. 


Libro recibido en servicio de prensa.


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