mardi 20 octobre 2020

Koudelka: LA ruina

 


18 de octubre de 2020, por Lunettes Rouges


(artículo original en francés, aquí)


Josef Koudelka, Italia, ruta del Gran San Bernardo, 2014


Josef Koudelka recorre sin descanso la región del mediterráneo desde hace 29 años para fotografiar sus ruinas griegas y romanas. Caminante infatigable ha visitado varios de esos lugares varias veces, en estaciones diferentes, con luces diferentes, en un intento por acercar sus imágenes a la perfección. El hermoso libro editado por las ediciones Xavier Barral (ahora se llama Atelier EXB) y la BnF es en sí un monumento, oscuro, pesado, imponente: 368 páginas, 170 fotografías, un glosario, un mapa: 21 países (aunque cuenten a Sicilia como un país en la lista, pág. 363, pero no a Palestina -por cierto), hay 93 áreas arqueológicas en el libro, de las 187 que ha visitado y fotografiado. También tres textos apasionantes de la conservadora Heloise Conesa (« Une Odyssée en panoramique » sobre la estética y los viajes uliseanos de Koudelka), del arqueólogo Alain Schnapp sobre lo antiguo, y del ex jefe de la Misión fotográfica de la DATAR, Bernard Latarjet que trata del artista y su relación con el paisaje. Pero lo más importante son las 170 fotografías: casi siempre acompañadas con textos cortos, desde Pausanias hasta Camus, están organizadas por país y área, en un periplo alrededor del Mare Nostrum, que empieza en Grecia (15 lugares) y se termina en Turquía (24 lugares, el país más representado). Cada fotografía está identificada con un lugar, con su nombre y fecha (lo que permite hacernos recordar los lugares que hemos visitado nosotros mismos). Cada ruina es única, desde la rudeza micénica (ver al final) hasta el refinamiento helenístico. Son LAS ruinas de Koudelka. 


Josef Koudelka, Grecia, Eleusis, Ática, terraza del museo de Eleusis que domina el área arqueológica, estatua con toga de época romana, refinería moderna, 2003


La exposición en la Biblioteca nacional de Francia (hasta el 16 de diciembre) presenta una parte (110) de las 170 fotografías que Koudelka le donó a la BnF. De manera más bien implícita el enfoque que escogieron es bastante diferente del que tiene el libro: las fotografías sólo están identificadas con números, a veces en el suelo, y, antes de desatender por pereza al cabo de un rato hay que ir a ver la hoja de sala para saber de qué lugar se trata (únicamente un ojo experto sabría identificar con un vistazo, Delfos o Palmira). No hay lógica geográfica ni histórica en el esquema de presentación de las imágenes sino grupos formales y estéticos únicamente. A veces una ruina es apenas visible como en el caso del Gran San Bernard neblinoso (arriba). La escenografía quiere ser «un paseo rítmico pero aleatorio que favorezca las sorpresas visuales y que renueve la mirada». El resultado es entonces bien diferente de la lectura del libro: en lugar de descubrir ruinas vemos aquí una ruina única, genérica, polimorfa y ubicua. En lugar de experiencias locales diversas, aquí nos confrontan con la idea misma de ruina. Es entonces bastante interesante ver cómo, a partir de un mismo corpus se pueden construir para el lector y para el visitante, dos experiencias muy diferentes y totalmente complementarias que inducen sensaciones, emociones y observaciones contrastadas. 


Josef Koudelka, Grecia, Cabo de Sunión, Ática, templo de Poseidón, columnas de la perístasis oriental, entre 444 y 440 antes de C, 2003


En el centro de la sala se encuentran suspendidas unas cuarenta imágenes de gran formato, sin duda las más emblemáticas. Como sabemos, Koudelka le da prioridad al panorámico, que desvía de su función histórica documental para transformarlo en una herramienta de percepción más íntima del paisaje. Muy pocas de sus imágenes son abiertas, muy pocas dejan que la mirada se escape hacia la lejanía, hacia el horizonte (una excepción: el cabo de Sunión, aquí arriba). Las imágenes suspendidas por dos o tres, a dos caras, permiten un recorrido aleatorio, podemos errar entre ellas, una deriva inspirada, una mirada plural que incluye las imágenes vecinas en los alrededores de la que se está mirando. 


Josef Koudelka. A la izquierda Jordania, Petra, siglo I, 2016. A la derecha, Turquía, Dídima (Didim), templo de Apolo, época helenística, 2012


Unas veinte fotografías son panoramas verticales puestos en las paredes como si fueran ventanas estrechas, aspilleras que cortan la visión. Las dos aquí encima yuxtaponen la brutalidad rocosa de una garganta estratificada en Petra y la roca esculpida, domesticada de una columna jónica del Templo de Apolo en Dídima: linderos del desierto y Asia Menor urbanita, nabateos y griegos, accidente de terreno y armonía controlada, amaestrada. El alto relieve erosionado del camellero gigante tallado en la roca y el bloque rugoso de donde parece que emerge la columna, vienen a unir esos dos mundos. 

 

Josef Koudelka, Italia, Roma, Latium, Forum de Cesar, capitel corintio, entre 51 y 40 antes de C, 2000


Por aquí erosión, por allí turismo, a veces daños por la guerra o destrucciones ideológicas: la ruina se modifica con el paso del tiempo (las fotos de Palmira tomadas por Koudelka en 2006 muestran una ruina que ya no lo es); pensamos en otras ruinas, las de Beirut después de la guerra civil y los bombardeos israelíes que Koudelka fotografió en 1991, el año en que empezó este gran proyecto, lo que no debe ser coincidencia. Todas esas construcciones antiguas fueron obras del hombre que se le impone a la naturaleza, excavando, nivelando, destruyendo el paisaje natural para instalar en él sus artificios de piedra, teatros o templos, cierta forma de violencia paisajística. El tiempo y los hombres se turnan para destruirlos; no vemos aquí ningún edificio recuperado, desviado y reutilizado, como las mezquitas transformadas en iglesias o viceversa, o arenas transformadas en lugares en donde se consumen espectáculos; a penas, aquí arriba la iglesia romana de San Lucas y Santa Martina cuya cúpula aparece detrás del Fórum de Cesar por encima de un muro de sostenimiento Renacimiento. 


Josef Koudelka, Turquía, Aizanoi (Çavdarhisar), teatro-estadio, construcción empezado en 160 y terminado a mediados del siglo III, 2011


En las ruinas de Koudelka no hay o prácticamente no hay seres humanos, ni siquiera seres vivos (solo las malas hierbas tienen derecho a estar allí). La sombra de Koudelka en el teatro-estadio de Aizanoi con vista directa (aquí arriba), única aparición de toda la serie, la cual no va acompañada sino de muy pocas representaciones de la figura humana: Neptuno en su cuadriga en un mosaico de Ostia, algunas estatuas (un togado acéfalo en Eleusis, más arriba, Roma personificada en Amazona dominadora en Ostia, el río Tíber en Tívoli, una mujer desnuda en medio de juncos en Díon, y nuestro camellero nabateo), es más o menos todo (con dos turistas, por inadvertencia en el cabo de Sunión), Koudelka no es fotógrafo de estatuas. 


Josef Koudelka, Argelia, Timgad (Thamugadi), detalle del decumanus maximus y su columnata, año 100, 2012


Todo es inanimado, piedra, mármol, caliza, rara vez hay rocas decorativas, como los veteados de las columnas del Monte del Templo en Jerusalén o los marmoleados de las del mercado de Leptis Magna, o ensamblajes de ladrillos más expresivos (como el muro de la villa de Adriano en Tívoli o el cuadrilátero en primer plano del templo circular de Tibur, también en Tívoli). Tenemos algunas vistas del suelo, las huellas de los carros en el pavimento oscurecido de la Vía Apia y en las losas de Timgad (aquí arriba), o las puntuaciones del pavimento de la calle Curetes en Éfeso. 


Josef Koudelka, Grecia, Atenas, Ática, Olimpeion trozos de columna de la perístasis sur, templo realizado en 131-132 por el emperador Adriano, 1994


Lo que predomina, claro, es la piedra y sus vibraciones: acanaladuras trémulas de las columnas, juegos de luz que hacen bailar las graderías en nuestros ojos, como en el teatro de Epidauro o el Estadio de Afrodisias. La columna rota del Templo de Zeus Olímpico en Atenas, aquí arriba, es quizás la imagen más emblemática de la exposición, a la vez símbolo de la grandeza venida a menos y la más lograda estéticamente entre escansión y juegos de sombra. 


Josef Koudelka, Grecia, Micenas, Argólida, Peloponeso, cisterna subterránea, siglo XIII antes de C, 2003


Catálogo (muy bueno) recibido en servicio de prensa. En cambio eviten leer Josef Koudelka, l’épreuve totalitaire, de Jean-Pierre Montier (Delpire, 2004), no traducido, no es que el análisis más bien social y político del trabajo de Koudelka no sea interesante sino que infortunadamente está contaminado con digresiones neoconservadoras  del autor sobre las supuestas bajezas de la izquierda francesa, totalmente incongruentes en este espacio. Todas las fotos (c) Josef Koudelka / Magnum Photos


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