mardi 23 octobre 2018

Linchamiento y cráneos


20 de octubre de 2018, por Lunettes Rouges


(artículo original en francés, aquí)




Melvin Edwards, Chain and Diamond ?, 1979, acero soldado

Yo no conocía al escultor estadounidense Melvin Edwards (nacido en 1937) (y por tanto lo habían mostrado en París en 2014) antes de ver esta pequeña exposición que contiene unos cuarenta de sus ensamblajes de metal oscuro, soldadura de herramientas, tornillos, ganchos, cadenas. Las formas se funden y rara vez podemos identificarlas, más bien vemos una masa oscura de la que emergen excrecencias y en donde aparecen cavidades. Es un trabajo que en parte se inspira en las tradiciones metalúrgicas africanas, de aquellos herreros y fundidores domadores del metal y del fuego para hacer surgir formas y espíritus.


Melvin Edwards, Rte Mopti, 2012, acero soldado colección Peter Marino

Son obras cargadas de historia, evocan la esclavitud tanto estadounidense como brasileña, las luchas por los derechos cívicos y también los contactos del artista con el África (en Dakar tiene un estudio y también conoce bien la cultura Yoruba). La serie se llama Fragmentos linchados, recuerdan más la dominación esclavizadora, racista y colonial, y las luchas por liberarse de ello que el linchamiento propiamente dicho. Cada obra, por abstracta que sea, es el homenaje a un recuerdo, situado bajo el auspicio de un héroe (Fanon, Cabral, Machel) o de un lugar inspirado (Soweto, Harare, Etiopía, Cuba, o como aquí abajo, la tierra de los Dogons), pero desprovista de cualquier simbolismo primario. Sentimos toda la violencia creativa de este artista testigo de la negritud. Hay un detalle y es que las obras están colgadas en la pared lo que sólo deja un punto de vista, entonces nos gustaría verlas en una base para poder circular a su alrededor y variar los ángulos de visión. Muy buen catálogo.

Ibrahim el Salahi, Alphabet n°1, 1960

Esta pequeña exposición en el MASP (Museo de Arte de Sao Pablo) es como un eco de la gran exposición intitulada Historias afro-atlantistas, que en cambio es decepcionante (pero al NYT le gustó) : hubiera sido interesante confrontar la visión del blanco sobre el negro y la del negro sobre sí mismo, para ver como se influenciaron mutuamente; hay cantidades de obras a menudo más documentales que artísticas cuya organización es confusa. ¿Qué vienen a hacer aquí los negros de Géricault? Después del derroche de imágenes sin consecuencias, sólo la pequeña sala del sótano da sentido : al lado de Wilfredo Lam (una pareja de 1942 con rostros de máscaras africanas), varios lienzos del sudafricano Ernest Mancoba, que pasó de la escultura religiosa a la pintura abstracta y es miembro desconocido de COBRA. Sobresale el sudanés Ibrahim el Salahi que combina caligrafía árabe, motivos africanos y arte abstracto, a medio camino entre el arte occidental y los « letristas árabes » como Etel Adnan o Lalla Essaydi.


Douglas Gordon, Islas flotantes, instalación video, 2008 © Studio lost but found / VG Bild-Kunst, Bonn

No muy lejos, el Instituto Moreira Salles presentaba varias exposiciones de fotografía muy interesantes : le retrospectiva de Irving Penn (que vimos en el Grand Palais), fotos temporales de Michael Wesely (cuya toma duró el tiempo de construcción del edificio), fotografías documentales de Sao Pablo de Mauro Restiffe, y sobre todo la instalación sobre dos pantallas Islas flotantes, de Douglas Gordon (« si Monet se encontrara con Cézanne, en Montfavet »). El agua invade poco a poco el jardín de Yvon Lambert, y en ella sumerge cráneos humanos que parecen piedras blancas en medio de los colores verdes y oscuros de la vegetación.  En la pantalla grande, la película dura cerca de una hora y muestra en plano fijo la subida lenta e irremediable del agua alrededor del árbol central; en el televisor pequeño un corto de 8 minutos está hecho de movimiento : flujo del agua y desplazamientos de la cámara, Monet sería lo dulce, el flujo, el agua, la vida; Cézanne sería lo duro, el objeto, lo fijo, la muerte. Si la referencia a Montfavet está relacionada con el barrio de Aviñón en donde vive Lambert, también recuerda el hospital psiquiátrico, y sobre todo me recuerda a un profeta auto proclamado de la época de mi niñez...¿Será, en esta pieza, la manifestación subliminal de un espíritu del lugar?


Tres primeras fotos del autor.



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