16 octobre 2018, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
Exposição de Lucia Nogueira durante pré-abertura da 33a Bienal de São Paulo. 02/09/2018. © Leo Eloy / Estúdio Garagem / Fundação Bienal de São Paulo. |
En la Bienal de Sao Pablo (hasta el 9 de diciembre), un poco menos de la mitad del espacio está dedicado a las exposiciones personales de 12 artistas que el comisario general escogió; podemos esperar entonces un poco más de coherencia que la de los siete cheques que evocamos ayer. Y después vemos que tres de los doce artistas fallecieron, por lo cual tienen derecho a un homenaje póstumo (el de la artista formaliste Lucia Nogueira, arriba, es bastante museístico y frío; en cuanto a los bordados de Feliciano Centurion, no son muy interesantes; en cambio el tercero sí es la verdadera exposición, ver más abajo) y otro artista, Siron Franco presenta obras que datan de 1987 (sobre una contaminación radioactiva con cesium 137). ¿Es esto el rol de una bienal?
Tamar Guimaraes, O Ensaio, affiche, 2018 |
Entre los otros ocho la mayoría tiene un enfoque bastante formal y frío : las maderas curvas de Alejandro Corujeira, los objetos inanimados de Luiza Crosman, los juegos de luz de Maria Laet, los materos con cactus de Nelson Felix, los lienzos comics de Vânia Mignone, las piedras decorativas de Denise Milan. Un ejemplo asombroso es el trabajo de Bruno Moreschii, que no es sino una interrogación autocentrada sobre la Bienal misma. Es asombroso que en esta época de turbulencia en Brasil y en América Latina, una bienal esté tan desconectada de las realidades sociales y políticas de su entorno. Felizmente hay dos excepciones : primero, la película de Tamar Guimaraes (a ella la vi en Bernard Anthonioz en 2012), O ensaio (el ensayo), en el mismo edificio de Niemeyer, comediantes ensayan una obra sacada de la novela culto de Machado de Assis, Memorias póstumas de Bras Cubas (obra excelente y mordaz de un escepticismo irónico desilusionado muy actual, pero de una escritura muy particular, en la que el autor no deja de dirigirse al lector increpándolo). Además de la dimensión crítica propia del libro, la película está llena de alusiones a la política brasileña contemporánea (como citaciones de Lula que sólo un brasileño puede descifrar). Es un buen trabajo sobre el ensayo, su dinámica y sus dificultades.
Anibal Lopez, Linchamiento (Antología de la violencia en Guatemala), 2012, arcilla |
La única exposición que no se limita a un formalismo estéril y que se ancla en lo real es la del guatemalteco Anibal López, fallecido en 2014 (conocido también como A-153167). Tanto a través de sus esculturas y pinturas como de sus discretas performances, es un artista que no deja de interrogar la violencia y la opresión en su país. Sus bonitas y pequeñas figuras de arcilla ilustran el suicidio, el aborto, el linchamiento (arriba), la mutilación o el asesinato por ahogamiento en un tonel de cemento : se trata de retomar las formas espontáneas del arte popular para componer una antología de la violencia cotidiana.
Anibal Lopez, Arma de defensa personal, s.d., documentación de performance
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Sus performances en el espacio público también cuestionan la sociedad por lo absurdo, nos recuerda a Jiri Kovanda o a Santiago Sierra por su sencillez brutal y su transparencia abrupta : hace pasar cajas vacías de contrabando, los vigilantes impiden que las personas feas entren en su exposición y requisan a los visitantes, en la Plaza de la Constitución de la capital (arriba), vende simples piedras como armas de defensa, un camión descarga una tonelada de libros en la avenida principal y bloquea el tráfico, invita a un habitante de la calle a cenar en un restaurante elegante, asalta y atraca a un hombre en la calle con el fin de financiar su exposición, esparce carbón por el suelo antes de un desfile militar.
Anibal Lopez, Sicario, 2012, vídeo, vista de la exposición |
Su película Sicario (también llamada Testimonio) muestra a un asesino a sueldo (sicario), disimulado detrás de una pantalla translúcida para contar los hechos, su vida y actos, ante la audiencia de la documenta 13 que le hace preguntas (aquí en alemán) : se banaliza el crimen, se hace espectáculo con la violencia,
fascinación por la violencia, sadismo turbio (« ¿le produce placer? – No, yo solo hago mi trabajo »), contraste entre el horror banal de las descripciones de los asesinatos y el interés atento de la audiencia frente al crimen transformado en objeto de arte. ¿El traslado por el artista a un lugar de arte y la mirada del espectador, son lo que « hacen arte »? Es también un juego con la verdad : se instala la duda, ¿se trata de un asesino de verdad o Lopez contrató a un actor? Para concluir con esta exposición personal, felizmente tan diferente del resto de la Bienal, he aquí una columna acribillada de balas : emblemático, ¿no?
Anibal Lopez, 9mm, 2009, mármol con impactos de bala |
Una crítica menos negativa y más « consensus mainstream » que la mía (en inglés)
Fotos 2, 3 & 4 del autor
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