14 de junio de 2018, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
Jan Kempenaers, Spomenik n.8 Ilirska Bistrica 2007 |
Yugoslavia, un país que ya no existe, que se desintegró a causa de los nacionalismos, las religiones y las potencias exteriores, había elegido honorar a sus muertos de manera diferente y construyó monumentos diferentes, abstracciones geométricas en lugar de figuras desconsoladas o marciales. Se trataba más bien de señales melancólicas de duelo que de celebraciones de la victoria. Esos monumentos, llamados spomenik, están abandonados actualmente, a veces en ruinas, y se encuentran en lugares apartados que rara vez se visitan y han caído en la indiferencia del pretendido « fin de la historia », con el riesgo de que se conviertan en simples esculturas vaciadas de su sentido inicial, variaciones modernistas de la ruina romántica. Sus formas abstractas herederas de un modernismo brutal expresan una energía de la historia y del lugar que se ha ido disipando con el tiempo y en nuestros días ya no es legible. El fotógrafo belga Jan Kempenaers (ver su libro) se interesó por esos vestigios (arriba) y el investigador aficionado Donald Niebyl los ha inventariado.
Gabor Osz, Spomen, vista de la exposición, F Fabrice Gousset |
La exposición Spomen de Gábor Ösz en la galería Loevenbruck (hasta el 29 de junio) está dedicada a esos monumentos. Pero, al ser lo contrario de una obra documental, el enfoque de Gábor Ösz se puede definir como un intento para capturar el espíritu del lugar y expresarlo en imágenes fotográficas. Sus imágenes no son simples representaciones visuales documentales del lugar sino que integran especificaciones y se construyen a partir de un lugar, de su forma y de su esencia. Es así que al transformar las ruinas obsoletas de los búnkeres del muro del Atlántico en camerae obscurae (The Liquid Horizon), produjo vistas del horizonte marino impregnadas de la historia de aquellas herramientas de vigilancia y control. Es así que al fotografiar la uniformidad normativa del edificio de Prora (The Prora Project), reubica en una sola imagen la vista de centenares de cuartos, una especie de endoscopia arquitectural y de esa manera crea una « multitud siempre idéntica, una monotonía que se sirve al mayor ».
Gabor Osz, Spomen, vista de la exposición, F Fabrice Gousset |
Frente a los spomenik, Ösz quiso transmitir las emociones acumuladas en esos lugares de memoria, revitalizar el flujo de su energía, devolverles su dimensión icónica. Para lograrlo construyó tres camerae obscurae, cada una de la forma del monumento que quería fotografiar : un cubo, una pirámide y un cilindro, tres formas simbólicas esenciales (están expuestas en la galería). No solamente el espacio dicta la imagen, también dicta la herramienta de captura.
Gabor Osz, Spomen C2 Tetraèdre 2017, 228x198cm |
En el interior de las camerae obscurae, Gábor Ösz colocó papel fotosensible sobre todas las superficies internas, contradiciendo así una de las reglas de base de la fotografía, la luz que emite del sujeto debe ser perpendicular al papel : los rayos de luz impresionaron la hoja de papel situada en el fondo de la cámara oscura, frente a la estenopeica, y también los papeles situados en las paredes laterales. Las imágenes que obtuvo las puso en un plano para expresar una realidad espacial en dos dimensiones. La vista a 360 grados (casi) obtenida en las superficies internas de la cámara oscura es un montaje de hojas de papel fotosensible : superficie geométrica extendida, perspectiva perdida, desmontaje.
La deconstrucción de la imagen en las paredes de la galería es como si volviera a inventar, emergen posibilidades por lo demás impensadas. Una obra cuya complejidad viene dal diálogo entre real e irreal, entre abstracción y concreto; es una abstracción de la abstracción.
Fotos 2, 3 & 4 cortesía de la galería.
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