jeudi 21 juin 2018

El infierno del Viejo

15 de junio de 2018, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)




Véio, vista de exposición



Cicero Alves dos Santos, el Véio (el Viejo) podría ser únicamente uno de los numerosos artistas populares brasileños creadores de un arte original, ya sea en terracota o cerámica, xilografía o madera, y ya sería apasionante. Este artista de 70 años vive en el sertão del estado de Sergipe, trabaja trozos de madera que recoge en la selva primitiva. Algunos pedazos, troncos macizos, los esculpe luego con lima mediacaña, otros, de ramas torcidas, simplemente los acondiciona y los pinta para crear así formas realistas, animales y humanas; muchos de ellos inspirados de su entorno, de historias que ha oído contar; de niño, siempre andaba pegado a los viejos de su pueblo (de ahí su apodo, Véio) y ya intentaba esculpir personajes de cera. Atento a las tradiciones en vías de desaparición, intenta preservarlas coleccionando herramientas tradicionales y objetos más o menos folclóricos que expone en su finca al lado de sus estatuas.



Véio, O fogo corredor



Esta pequeña estatua se llama  « El fuego corredor » (O fogo corredor), se inspiró de una leyenda que pretende que los amantes adúlteros son condenados a siete años de purgatorio después de su muerte, transformados en pájaros o en estrellas; y cuando se encuentran durante este periodo, su encuentro produce centellas, un fuego que corre por el cielo o por el bosque. Cuando vemos tales rayos o incendios intentamos adivinar quienes son los amantes que recién han muerto.




Véio, S.T., coll. Fabio Settimi



Pero, en general, las esculturas de Véio son muy poco eróticas, los cuerpos son estilizados, como esta mujer en el suelo, sin que haya derroche de sensualidad, todo está perfectamente controlado (por lo menos lo que vi).




Véio, mains de l’artiste et une sculpture miniature de la Cène, D.R.



Ciertas esculturas de Véio son de tamaño natural (humano), otras al contrario, son obras maestras miniatura de pocos milímetros, y se necesita una lupa para percibir los detalles, mientras que otras alcanzan 12 metros.




Véio, S.T.



Otras esculturas son más bien arquitecturas, tótems y a veces puras abstracciones geométricas. Muchas son testimonios de inventos oníricos (o de pesadilla), de una gran capacidad para crear monstruos híbridos, de colores violentos, con formas aberrantes, fruto de una imaginación fecunda y desenfrenada.




Véio, Os Cão  do Meu Inferno



Todo esto haría de Véio únicamente a un artista interesante entre otros, si no hubiera también, en otra sala discreta al fondo de la exposición (en São Paulo; ya se acabó; ver los videos de la pagina y al catálogo), un conjunto llamado (con error de ortografía y todo) Os Cão do Meu Inferno, Los perro [sic] de mi infierno. El perro, es el diablo, y en dos vitrinas, pequeñas esculturas negras y rojas lo representan de todas formas : monstruos extraños, la muerte que merodea, todo un universo de miedos, supersticiones y al mismo tiempo de familiaridad con el más allá, en algún lugar entre los chamanes y Freud.




Véio, Boca torta, série Os Cão  do Meu Inferno, 2014, coll; Amr Shaker



Mi preferida es esta Boca torcida, un rostro deforme, un grito como un alarido, trágico, aterrorizado, que recuerda a Munch, claro, y también a Duchenne de Boulogne y a Albert Londe. Lo que aquí sobresale es la simplicidad de las formas, la economía de medios y la capacidad para familiarizar con el horror.




Véio, Penitentes



Al fondo del pasillo, la tercera vitrina nos propone la salvación : unos penitentes blancos vienen para aportar la paz y la redención, aunque ellos mismos se vean un poco inquietantes bajo sus capuchas. Es este universo fantasmagórico de Véio que hace, me parece, a un artista fuera de lo común, en la frontera entre arte popular y arte « noble » (lo invitaron a Venecia y expuso en la Fundación Cartier, y una imagen en Le Monde), entre folclor e inconsciente, allí en donde los limites entre racional y onírico se enturbian. Mucho más que arte naíf.

Bastantes imágenes aquí y allí; video interesante (en portugués), y también.

Fotos del autor, excepto la cuarta.

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