mercredi 11 septembre 2019

Henry Darger, de otra manera

8 de septiembre de 2019, por Lunettes Rouges 





Por haber visto las exposiciones de Henry Darger en la Masion Rouge, en el MAMVP, en Lausana y en Villeneuve d’Ascq (sin contar las exposiciones colectivas), ya tengo en mi biblioteca algunos catálogos y entonces, al recibir el libro en inglés editado por Klaus Biesenbach, Henry Darger, editorial Prestel (2019, revisión del libro de 2009, 320 páginas) me pregunté qué novedad podría aportar. Y, leyéndolo me di cuenta de que es el primer libro (que he leído) que en lugar de ubicar a Darger exclusivamente en el campo del arte marginal interrogándose sobre su psicología, lo mira como a un artista completo y estudia su práctica y su técnica descifrando sus estrategias artísticas, analizando sus antecedentes y las influencias recibidas, esforzándose por censar parcialmente su filiación. 

Darger, Prestel, páginas 3 & 4

Klaus Briesenbach (actualmente director del MOCA), quien escribió el ensayo central de este libro (se pueden leer 22 de las 30 páginas en el sitio web de Prestel), ya había presentado a Darger en PS1 en Nueva York en 2000/2001 (y las obras de Darger de esta exposición habían viajado a Berlín, Zurich, Tokio y Estocolmo); el catálogo muy bien ilustrado tenía textos bastante escuetos y la exposición se llamaba « Disasters of War » haciendo eco (en su versión neoyorquina) tanto con Goya como con los hermanos Chapman. El hilvanado de este ensayo lo forma un enfoque que privilegia la mirada estética antes que la psicológica; no es que niegue la historia personal de Darger, pero lo considera como un artista autodidacta, abierto al mundo, inspirado por la literatura popular ( el Mago de Oz, la Cabaña Del Río Tom, ...) y por las revistas ilustradas y las imágenes religiosas (católico devoto, Darger iba a misa diariamente, a menudo varias veces y no tenía otra práctica religiosa). Un ensayo de Brooke Davis Anderson intenta estudiar esas influencias basándose en archivos conservados de Darger, pero sabemos que cuando desocuparon su habitación sacaron contenedores enteros de cosas que tiraron a la basura, seguramente con sus dibujos y con sus fuentes escritas e ilustradas, acumuladas a lo largo de los años (y me enteré aquí que su colección de discos de música popular fue vendida por sus arrendadores después de su muerte...). Anderson estudia también su técnica, su dibujo más bien inseguro y que se mejora a través de los años, la reutilización de imágenes de revistas, con, durante bastante tiempo, su dificultad para ponerlos a escala para poder construir escenas con perspectiva, de ahí la ausencia de profundidad y, que partiera el formato original de sus dibujos (además este libro como muchos otros sobre él, es a la italiana). 

Darger, Prestel, página 6

Briesenbach analiza sus temas, su preocupación excesiva por la esclavitud de los niños, su interés un poco mórbido por los desastres (y su manía climatológica). De manera muy interesante construye vínculos (sin que implique necesariamente una influencia directa) con otros artistas autodidactas como Basquiat o Joseph Cornell. Percibe influencias dargerianas, o en todo caso similitudes en la obra de Damien Hirst, Matthew Barney,  Ryan McGiley, AES+F, Marcel Dzama y muchos otros (lo que me permitió descubrir con fascinación la obra de Laurel Nakadate). 

Darger, Prestel, página 8

Dos otros ensayos: uno de Michael Bonesteel (autor de este libro,  quien fue censurado y tuvo que dejar su puesto de profesor a causa de acusaciones de estudiantes transgénero que criticaron su presentación de Darger en sus clases*) que presenta a Darger como a un niño eterno, nostálgico de su (muy relativo) paraíso infantil, y hace la hipótesis de un síndrome de Asperger. Bonesteel, al analizar el hecho de que algunos volúmenes de las Vivian Girls fueron encuadernados por Darger, mientras que otros están en hojas dentro de clasificadores, propone la hipótesis de una obra en construcción, una historia que se está haciendo: incluso una vez sus dibujos y textos terminados, Darger barajaba de nuevo las cartas y construía otra historia y luego otra. Y el libro reproduce con una introducción de Carl Watson, 66 páginas de su autobiografía mecanografiada. 

Darger, Prestel, página 11

En resumen, para cualquiera que se interese por Darger, es un libro que aporta un punto de vista verdaderamente artístico y que ataca muchos de los estereotipos que las presentaciones de Darger en el marco exclusivo del arte marginal habían desarrollo. Esperamos que lo traduzcan al francés. 
Único reproche: la bibliografía no está a la altura.

No es el tema aquí, pero lean los artículos sobre el tema (Bonesteel + SAIC), la censura es aterradora. 

Libro recibido en servicio de prensa 


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