09 de septiembre de 2019, por Lunettes Rouges
Giorgio de Chirico: The Changing Face of Metaphysical Art, portada |
Durante mucho tiempo sólo quisimos conocer de Giorgio de Chirico su pintura llamada metafísica de los años 1910 a 1919, la inquietante singularidad que entonces fuera su marca, y seguimos a André Breton, a los demás surrealistas y a bastantes otros críticos (pero ni a Duchamp ni a Cocteau) que más tarde desacreditaron su pintura (incluso, en el caso de Breton, que lo insultó y le pegó). El libro en inglés, dirigido por Victoria Noel-Johnson, Giorgio de Chirico, The Changing Face of Metaphysical Art, editorial Skira (2019; 248 páginas; publicado para una exposición en Génova; existe también en italiano) al contrario defiende la permanencia de la metafísica en la pintura de Chirico después de 1919. No es el primero, ya la exposición de 2009 en el MAMVP tenía un propósito similar (en particular en el catálogo del MAMVP, el ensayo de la psicoanalista Caroline Thompson sobre su regresión).
Giorgio de Chirico: The Changing Face of Metaphysical Art, páginas 2 y 3 |
En su ensayo, Noel-Johnson analiza bastante bien esta continuidad, la vincula con un enfoque cíclico y no lineal de tiempo en la obra de Chirico, al tiempo que su pensamiento influenciado por Nietzsche. Resalta la noción de cambio de ambiente, que se aplica a toda la pintura de Chirico, y en particular a sus copias/pastiches de cuadros antiguos. Analizando varios de los temas de Chirico (los Argonautas, Ulises, el vieja, la ciudad) nos muestra que ya se encuentran en su pintura «metafísica» de los años 10.
Giorgio de Chirico: The Changing Face of Metaphysical Art, páginas 4 y 5 |
La mayoría de los ensayos, efectivamente interesantes, se interesan por aspectos más bien secundarios (el artículo crítico del joven Roberto Longhi en 1919 que se burla cruelmente del Homo orthopedicus de los cuadros de Chirico, las semejanzas entre Renoir y Chirico, algunos dibujos). En su artículo sobre el neo barroco en la obra de Chirico, Fabio Benzi evoca muy brevemente las relaciones ambiguas de Chirico con el fascismo, refiriéndose solamente a su interés por el urbanismo fascista a principios de 1938 (menos entusiasta que le Corbusier...) y su detestación de las leyes raciales de noviembre de 1938 (la mujer de Chirico, Isabella Pakszwer Far, con quien se casa en 1946, era judía de origen ruso, y su primera mujer, Raissa Gourevitch, igualmente); una ambigüedad que se ve de nuevo en una carta de 1935 a Mussolini (que reproducen en el catálogo del MAMVP pero no en este) en la que Chirico se dice fascista, pero es para quejarse de una intriga contra él, y se burla de Mussolini en privado y en sus cartas.
Giorgio de Chirico: The Changing Face of Metaphysical Art, páginas 6 y 7 |
Más sorprendente es el ensayo de Daniela Ferrari sobre las relaciones entre Chirico y la curadora y mujer de mundo Margherita Sarfatti: si usted no es ni italiano ni experto del mundo fascista ese nombre no le sonará, y el ensayo no le aclarará nada sobre un punto esencial, que solamente una lectura atentísima le desvelará en el título de un libro citado en una nota de pie de página
«l’altra donna del duce», sin ninguna otra mención. Si usted es curioso descubrirá entonces que Margherita Grassini-Sarfatti, gran burguesa judía de Venecia, fue no solamente patrona de las artes, sino crítica y curadora de exposiciones, y fue ella quien junto con su marido Cesare (judío también) descubrieron a Mussolini en 1912 y financiaron su periódico (Popolo d'Italia, en el cual ella escribió su primera crítica de Chirico en 1921) y su ascensión política hasta en 1934, también escribió su primera biografía, Dux, en 1925/1926. No es que tenga que ser esto el tema del ensayo, pero no mencionarlo es bastante curioso.
Giorgio de Chirico: The Changing Face of Metaphysical Art, página 95 |
Los 97 lienzos de la exposición son presentados en siete capítulos claramente definidos: El Viaje sin fin (Ulises), Exteriores metafísicos (las plazas, la arquitectura), Interiores metafísicos (Ferrare, la claustrofobia), Protagonistas metafísicos (Ariana, las estatuas, los maniquíes), Naturalezas metafísicas (bodegones, paisajes, caballos), Arte metafísico y Tradición (pastiches, autorretratos a la antigua, desnudos a la Renoir) y Magia de la linea (dibujos). También hay textos de Chirico, entre ellos Zeuxis el explorador de 1918, con esta frase magnífica «aún a riesgo de producirle cólicos hepáticos a un crítico francés, mi arte se ha vuelto más metafísico».
Giorgio de Chirico: The Changing Face of Metaphysical Art, páginas 96 y 97 |
Es un libro interesante y sin embargo algo superficial: ni bibliografía, ni lista de exposiciones, ni índice, ni lista que recapitule los lienzos de la exposición, ni biografía aunque sea resumida de los que contribuyeron.
Libro recibido en servicio de prensa.
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