(artículo original en francés, aquí)
Robert Fank, Landsgemeinde, Hundwil, 1949 |
Este último artículo sobre Arles es la oportunidad para hablar, en desorden, de otras exposiciones de calidad (o no); las otras, o no las vi (Godard-Picasso, por ejemplo), o no tengo nada que decir sobre ellas. Para empezar el contraste Robert Frank – Raymond Depardon. Nos alegramos de descubrir la obra de juventud de Franck, especialmente su reportaje en 1949 sobre la asamblea popular (Landsgemeinde) del cantón de Appenzell-Rhodes exteriores en Hundwil, ejemplo anticuado de democracia directa (abolida en 1997) con su ceremonial envarado. En cambio, una buena cantidad de sus fotografías de entonces parecen bastante estereotipadas: París=amor, Londres=bancos, España=religión. Es en efecto con The Americans que alcanzará la madurez. La América de Depardon es más inmediata, más anecdótica, fruto de sus andanzas, con sus desaciertos y, algunas veces, ocurrencias, como ese perro negro gritando a muerte en Death Valley Junction. Siguiendo con América, la exposición de Paul Graham se caracteriza, aparte de sus famosas vistas lechosas, por una instalación irregular, montaje de fotografías del mismo tema a algunos segundos de intervalo, con ángulos algo desfasados, con más o menos primer plano, lo que me pareció artificial y retorcido, pero que a muchos visitantes les encanta. En cuanto a Laura Henno, sus fotografías de una comunidad marginal californiana, Slab City, hechas con empatía, complicidad y ternura (al contrario de las de Graham, más duras y distantes), hablan muy bien de independencia, de libertad, de esperanza, pero se dañan con unos efectos de luz que para mi gusto son demasiado «new age».
Valérie Jouve et Vivien Ayroles, vista de la exposición, foto del autor |
El programa Conversaciones de Olympus confronta cada año a un fotógrafo confirmado con un joven diplomado de la Escuela de Arles; a veces funciona, otras no, y es raro ver una convergencia tan perfecta como la de Valérie Jouve y Vivien Ayroles este año. Vivien está en Marsella fotografiando un barrio de la periferia, el arroyo de Aygadales, le envía sus imágenes a Valérie que se encuentra en Jericó (y que conoce bien Marsella), se inspira en ellas y le contesta, tanto y tan bien que, incluso conociendo bien el trabajo de Valérie Jouve (y conociendo Jericó mejor que Marsella), son tan fuertes las correspondencias visuales, sensibles, poéticas o políticas entre esos dos descubrimientos de territorios inciertos, presionados y libres, que a veces me fue difícil, en la exposición, atribuirle las imágenes al uno o a la otra cuando no tenían algo para identificarlas (vallas, mirador irsraelí, etc.).
Jonas Bendiksen, The last Testament, INRI Cristo, 2014 |
Los Mesías de Jonas Bendiksen a la vez alegran e importunan; la diferencia es enorme entre el pobre zambiano Jesus de Kitwe que tiene solamente dos discípulos y se hace apedrear, y el inquietante filipino Apollo Quiboloy jefe de la iglesia multimillonaria. El brasileño INRI Cristo, que se le parece bastante, hace sonreír (rodeado de jovencitas, explica que Dios sublima su deseo sexual) e, igual de inspirado, el surafricano Moses Hlongwane busca (en experimento) la esposa ideal que le permitirá proclamar el Reino de los Cielos (también expide permisos de conducir). Pero, a pesar de los alelados y los estafadores, el más interesante es el inglés David Shayler que también es el travesti Dolores Kane, ex agente de los servicios secretos, y profeta de un evangelio revolucionario y feminista. Lo apasionante en esta exposición, que naturalmente presentan en una iglesia (y en el libro de papel biblia que la acompaña), es que Bendiksen le cree a cada uno de ellos, o en todo caso se presta al juego al abolir toda distancia crítica mientras el reportaje.
Véronique Ellena, Santi Luca e Martina, serie Los Invisibles, 2011, colección Florence y Damien Bachelot |
De Véronique Ellena, yo no conocía sino los corredores ciclistas y sus escenas de supermercado, efectivamente llenas de ternura y humor pero que para nada habían atraído mi atención. En el museo Réattu, descubrí otras facetas de su trabajo, especialmente los Invisibles, serie en la que los cuerpos de los SDF (sin domicilio fijo) dormidos debajo de sus cobertores o cartones son casi invisibles a los pies de los palacios genoveses o romanos: desgana del cuerpo horizontal confrontado a la dureza vertical de la arquitectura barroca. También aprecié los Claro Oscuros, juegos experimentales en torno al plano film negativo.
Baptiste Rabichon, Detalle del 70 boulevard Saint-Marcel, 2017 Con la amable autorización del artista Résidence BMW |
Otro experimentador, Baptiste Rabichon (residencia BMW, quien sigue mejorando, después de Dune Varela): sobre un tema bastante banal (balcones florecidos), construye imágenes complejas, entre dibujo y fotografía, entre positivo y negativo, entre analógico y digital, entre procedimientos antiguos y manipulaciones numéricas, entre tomas y alquimia de la cámara oscura. Es bastante extraño y misterioso, y, como subraya François Cheval en su entrevista del catálogo con el artista, es una búsqueda sobre la materialidad de la imagen, un desprendimiento de lo «vivo», o en todo caso de la representación mimética, realista.
Otra exposición sobre Mayo del 68, se dice uno. Pero ésta presenta (fuera de los carteles habituales) las fotografías que tomó la policía: así nos encontramos en el contraplano, sujetos de la mirada que ponen sobre nosotros, vigilados, identificados (reconocí a mi camarada Patrice R., entonces estudiante en Centrale). La exposición juega hábilmente con la nostalgia y la curiosidad, de manera más original que muchos otros en estos momentos. Además el argentino Marcelo Brodsky presenta sus apropiaciones irónicas de imágenes del 68, en Francia y en el mundo.
Ali Taptik, Méridiens, 2011 |
En la exposición sobre la fotografía turca, en donde todo gira en torno a la represión y la disimulación, me gustó, además de Ali Kazma, el trabajo de Ali Taptik: la traducción al turco de Trópico de Capricornio de Henry Miller que habiendo sido censurado, 40 editores publicaron el libro con cortes ordenados por la censura, pero con, en introducción, el fallo del tribunal en donde figuraban las frases censuradas.
Gilbert & George, vista de la exposición |
Las exposiciones de LUMA que ya ocupan casi todos los Talleres SNCF, son cada vez más divergentes en relación con las de los Encuentros: con el marco y el tempo de los Encuentros, ¿Quién va a ver una película de 85 minutos, de Amar Kanwar? ¿Quién va a soportar las imágenes movedizas al ritmo de una por segundo de la proyección de Arthur Jaffa? Estamos en otro ritmo, otra relación con la exposición. La exposición de Gilbert & George no es ni una exposición de «festival», ni una exposición propiamente museítica: ni cronología ni temática, ni textos explicativos (aparte de la palabra «Fuck» repetida ad nauseam), ni hilo conductor, una catástrofe de curaduría para unas obras que merecían mejor, en menor cantidad y mejor introducidas. Y ya mencioné ayer el plagio de Pipilotti Rist.
Christophe Loiseau, Christophe G., 2016 |
En fin, últimos cromos a granel: William Wegman, divertido, pero cansador, tema que se ha vuelto trillado, sin nueva creatividad. Mathieu Gafsou y el transhumanismo: curioso pero le falta profundidad (leer esto para pensar un poco). Alfred Latour y sus composiciones demasiado gráficas. Gregor Sailer y la confusión de géneros Potemkine: pueblos falsos para entrenamiento militar, ciudades chinas que imitan a Occidente, y pueblos Potemkine auténticos, es decir para engañar el ojo de dignatario de visita. Confusión revoltillo de la exposición Hobbyst, entre pesca con caña, culturismo e informática (ésta última la mejor sección, entre otros, mi ex colega Alan Kay). Excelente trabajo el de Christophe Loiseau con los detenidos de la cárcel de Arles: obligaciones administrativas penitenciarias, pero cada quien expresa sus esperanzas y sus tristezas al tomar la pose.
Decepción ante el trabajo de Abdessemed, llamativo, mal presentado y desigual.
Exposición heteróclita con un tema difícilmente perceptible de los retratos de la colección Galbert (muchos de los cuales, Opalka, Nixon, son series de las que no vemos sino uno o dos elementos, sampling), pero hermosa sala dedicada a las impersonificaciones de Olivier Blanckart. Interesante reportaje de tres fotografías sobre Grozni, resignación y supervivencia, pero con una cronología confusa y muchas incoherencias históricas y políticas si leemos atentamente las leyendas. Buen trabajo sobre los inmigrantes (hombres solamente) y sus nuevos trajes, donación de Emmaüs, por Frédéric Delangle y Ambroise Tézenas (este último había sobresalido aquí hace tres años): un trabajo empático, poses y palabras, sobre la identidad, el exilio y la integración. Es como una respuesta final a Batniji, se cierra el círculo.
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