30 de julio de 2018, por Lunettes Rouges
¿Estaba yo de un humor especialmente malo? ¿O es que esta edición de los Encuentros de Arles estuvo especialmente rica en disgustos? En todo caso decidí otorgar algunos premios bastante ácidos.
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| Bertolt Brecht, Kriegsfibel |
El Premio Madre Coraje es atribuido al jurado del Premio del libro foto-texto (sus nombres están ahí) por haber distinguido a un joven desconocido, un tal Bertolt Brecht, que tuvo la original idea de componer un libro con fotos de guerra y poemas cortos. Esperen, me dicen en el audífono que fotos en colores se habían metido por error en ese libro; afortunadamente los jurados no se dejaron distraer por esta perturbación (también me dicen que ese libro no debió ser seleccionado pues no lo editaron el año pasado, que se trata de una reedición; este es otro tema). No muy serio todo eso.
El Premio Simone de Beauvoir es atribuido a la exposición Hope, en la Fundación Manuel Rivera-Ortiz, comisario Nicolas Havette, con fotografías de Manuel Rivera-Ortiz y de Nicolas Havette (entre otros) por la peculiar elegancia con la que le contestaron a Marie Docher quien, como de costumbre, cuestionaba la ausencia de mujeres entre los artistas que exponían (un tema recurrente en Arles).
El Premio del Palais de la Découverte, sección infantil es atribuido al trabajo de realidad virtual sobre el cultivo del maíz de Julien Creuzet. La realidad virtual, es mejor cuando tenemos algo que decir, sino, es solo pantalla de humo.
El Premio «Edward Said» de orientalismo es atribuido al enfoque folclorizador con el que Cristina de Middel y Bruno Morais entraron en la cultura del candomblé. Estamos lejísimos de Pierre Verger.
El Premio «Franz Fanon» del colonialismo es atribuido a la exposición sobre Auroville, utopía colonial blanca en medio de los indios (por lo menos uno de los colonos habla el Tamil, nos dicen). La falta de espíritu crítico de los dos fotógrafos es patente, sólo les interesa la belleza utópica.
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| Pasha Rafiy, Policía de fronteras, Jerusalén, 2015 |
El Premio a la pertinencia política «eje del bien» es atribuido a Pasha Rafiy quien, no habiendo podido fotografiar a Trump, se conformó con unas soldadas israelíes muy simpáticas y muy sonrientes de la policía de fronteras; una de ellas mira su Uzi amorosamente. Sentimos que las fronteras están bien cuidadas con este ejército, el más moral del mundo ...
El Premio «Yayoi Kusama» de deportividad es atribuido a Pipilotti Rist por su plagio new age.
Para terminar la mención especial Finkielkraut « iCállense! » va al responsable del espacio Cosmos (no es Oilivier Cablat) quien se negó a anunciar por el alta voz colectivo la entrevista programada entre Miriam Rosen et Taysir Batniji que tenía lugar.
Es todo. Mañana estaré de mejor humor…
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