mardi 27 mai 2025

Vaguedad artística


19 de mayo de 2025, por Lunettes Rouges




Estefanía Peñafiel Loaiza, un air d’accueil, 2013-2019, fotografía reproducida sobre papel de colgadura, dimensiones variables, foto del autor


Después de la gran exposición de Lausana sobre la borrosidad en fotografía, ahora le toca tratar el tema a la Orangerie (hasta el 18 de agosto), con una lógica a la vez más amplia (incluyendo la pintura) y más reducida (solamente desde 1945), menos descriptiva y más estética, con un prólogo inspirado en la cercanía de los Nenúfares (¿y de Claerbout?), y también de Turner. Aquí la borrosidad es mucho más política puesto que es en reacción contra la inseguridad del mundo, la Shoah e Hiroshima, pero a pesar de una sección intitulada «Futuros inciertos» (con el futuro imprevisible de Mircea Cantor), todavía no se incluyen el genocidio actual ni el mundo según Trump. Toda una sección de la exposición vincula la vaguedad con la erosión de las evidencias, con lo transitorio, la duda, lo inestable: algunos, como por ejemplo Christian Boltanski o Zoran Music, basaron todo su trabajo o casi, sobre esas ideas. Otros como Gerhard Richter (September) o Thomas Ruff (jpeg ny01) se inspiran de otras catástrofes vistas desde el punto de vista occidental; de ese punto de vista lo más revelador es el cuadro Sniper de Luc Tuymans («pintor de la banalidad del mal»), que muestra la mira de un francotirador iraquí apuntándole a un soldado del ejército de invasión estadounidense, y la cartela lo califica de «asesino» ... Menos mal que dos o tres otros artistas compensan la visión del mundo exclusivamente occidental evocando la tragedia actual: en una pared entera vemos un air d'accueil de la franco ecuatoriana Estefanía Peñafiel Loaiza, quien transforma un video que denuncia a los migrantes en una fotografía, lo que ofrece una protección al inmigrante que pasa la frontera, difuminándolo, volviéndolo invisible. Y el duo libanés Joana Hadjithomas y Khalid Joreige presenta un video de cientos de vistas panorámicas de Beirut con un pequeño desajuste que da un borroso inquietante que parecería vano si no fuera por el título cavafianoWaiting for the Barbarians: en Beirut ya se sabe bien quienes son los bárbaros. Más ambiguo aquí es Alfredo Jaar quien frente al rechazo de una ruandesa huérfana desde el genocidio, de dejarse fotografiar, toma sin embargo el borroso de su movimiento de desplazamiento hacia atrás para huir ante el fotógrafo (Six Seconds). 


Claudio Parmiggiani, Polvere, 1998, tizne sobre acrílica sobre madera, 200x148x3cm, col. Frac Bourgogne, foto del autor.


Menos controversiales son sin duda otras secciones (con perímetros también bastante borrosos), las obras con dominante estética interrogan las fronteras de lo visible, unos exploran la incertidumbre visual de lo infinitamente pequeño o de lo infinitamente grande (Richter, Polke, Ruff), otros navegan entre representación y abstracción (Rothko, Sugimoto, Hartung, Laure Tiberghien, Claire Chesnier y muchos otros, a veces un poco superficiales), otros interpretan las perturbaciones de la representación: Tania Mouraud fotografía el reflejo del mundo en las lonas de plástico negro que cubren los fardos de heno (Borderland), Claudio Parmiggiani cubre de tizne los libros de la biblioteca antes de retirarla para mostrar las huellas borrosas que quedan en la pared, como una vanidad (Polvere)Edvard Munch observa el mundo a través de su ojo enfermo



Mame-Diarra Niang, Morfología del ensueño #6, 2021, impresión chorro de tinta sobre papel metálico foto rag, edición de 7 +2AP, 100x100cm, cortesía gallery Stevenson.


Otros utilizan la borrosidad para mostrar hasta que punto la identidad es inapreciable, cambia permanentemente. Oscar Muñoz dibuja con carbón y plantilla los contornos de su rostro en la superficie del agua del lavamanos: el agua se escurre y destruye la imagen dejando en el fondo una huella negra (Narciso). Mame-Diarra Niang fotografía y vuelve a fotografiar su pantalla: los contornos se nublan, el sujeto desaparece, la imagen se convierte en un no-retrato espectral, como un aura (Morfología del ensueño n°6). También encontramos en esta sección a Francis Bacon, fotos de aficionado recuerdan una de las secciones de la exposición de Lausana, y a Pipilotti Rist encendida. 



Bill Viola, Chott el-Djerid (A Portrait in Light and Heat), 1979, video 28 minutos, Electronic Arts Intermix, captura de pantalla del autor.


Para terminar el video de Bill ViolaChott el Djerid (A Portrait in Light and Heat), muestra, después de varios minutos de paisajes norteamericanos nevados, este desierto del Sur de Túnez y a las alucinaciones debidas a los espejismos cuando los camiones ondulan y flotan por encima del suelo, cuando los humanos se transforman en fantasmas trémulos, cuando la tumba de un morabito se disuelve en el aire, cuando toda forma se vuelve líquida y flotante, cuando el mundo ya no es sino ilusión y se puede ir más allá de lo visible. En conclusión, esta exposición anti clásica del radical impensable que es la vaguedad, aporta un punto de vista bien diferente de la de Lausana, tomando el partido de la poesía y del estilo más que el de la clasificación y de la definición, de ahí algunas obras seleccionadas que cuestionan (¿Giacometti borroso?), pero, en su conjunto es una experiencia de calidad. A principios de mayo en la Cynémathèque una serie de películas sobre el tema, acompañaron la exposición. La exposición de formato más reducido (60 obras en lugar de 86) será mostrada después en la Caixa en Madrid y Barcelona. 



Dans le flou, 2025, éditions Atelier EXB, 288 páginas. En portada: Wojciech Fangor, N 17, 1963, MOMA.


El libro editado por el Atelier EXB no es exactamente una catálogo. Es verdad que reproduce prácticamente la totalidad de las 86 obras que muestran en la exposición (salvo Munch, un libro de Boltanski y dos otras piezas), no tiene reseñas ni presentación de las obras. Tiene ante todo unos quince ensayos diversos y variados hechos principalmente por historiadores y críticos de arte: las dos comisarias, Claire Bernardi y Emilia Philippot, David Anfam (fallecido recién), Jean-Pierre Criqui (sobre Richter), Griselda Pollock y otros; historiadores de la fotografía: Peter Geimer (cuyo libro Imágenes por accidente es en efecto bastante pertinente), Pauline Martin (comisaria de la exposición de Lausana y autora, además del catálogo, de un libro esencial sobre el tema, pero aquí sólo habla de fotografías de aficionados); el filósofo Jean-Pierre Cléro y el oftalmólogo Mikael Askil Guedj. Bibliografía muy completa (aunque falta Cataract de John Berger y Selçuk Demirel), índice y lista de obras (lo subrayo puesto que es una lástima que no siempre los catálogos de exposición los tengan). Recibido en servicio de prensa.






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