vendredi 15 septembre 2023

El borroso (libros)

 


4 de septiembre de 2023, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Catálogo Flou. Una historia de la fotografía, pág. 230-231 : Bert Koch, s.t., 1952-55 & Otto Steinert, Vista desde el Arco del Triunfo, 1951


La excelente exposición de Lausana sobre el borroso se terminó y el verano se prestó para algunas lecturas. Primero la del catálogo mismo (Delpire & Photo Élysée, 216 páginas, 49 €) que toma bastante fielmente la trama de la exposición con la misma riqueza y a veces también con algunos rellenos. Está organizado más o menos como la exposición en doce secciones muy bien ilustradas (250 ilustraciones en total y caso todas de página entera), con solamente algunas citaciones escogidas para cada una: borroso pictórico, borroso ambivalente, borroso pictoralista, borroso científico, borroso de movimiento, borroso aficionado, borroso narrativo en el cine, borroso comercial, borroso experimental de las vanguardias, borroso de la modernidad, borroso subjetivo y borroso contemporáneo. A la presentación inicial la comisaria Pauline Martin (págs. 18 a 32) le pone ritmo con pares que se oponen, una manera muy hábil de enmarcar su reflexión: transparencia / opacidad, error / Grial, amateurismo / pericia, orden / desorden, presencia / ausencia, y verdad / mentira. Después hay unos ensayos monográficos con temas más específicos sobre el enfoque del borroso en Gran Bretaña (por Martin Barnes), en Alemania (por Florian Ebner), en el cine (por Martine Begnet) y en la fotografía contemporánea (un panorama excelente por Michel Poivert). Y en fin una entrevista con el psicoanalista Serge Tisseron completa este rico catálogo. 


Portada del catálogo Flou. Una historia de la fotografía


El libro de Pauline Martin según su tesis es muy diferente, Le flou et la photographie (El borroso y la fotografía): 530 páginas bastante densas con pocas imágenes (70 en total), editado por Presses Universitaires de Rennes (30€). Mientras que el catálogo se lee fácilmente casi de forma distraída, el libro necesita concentración. Su particularidad es que las imágenes no son su materia prima, lo es el discurso sobre el borroso: trabaja a partir de la lengua, «renunciando a la ambición de delimitar un corpus de obras borrosas» y «abandonando la voluntad de saber a priori lo que es el borroso para dejarse llevar por la manera como la palabra circula en los textos» (pág.23). No se trata de una historia del borroso (al contrario de lo que puede hacer pensar el subtítulo), sino de un seguimiento del concepto de cómo abordar la crítica fotográfica». Empieza por la noción del borroso en la pintura, redescubrimiento estudiado en los dos primeros capítulos, y permite introducir la paradoja del borroso en las primeras fotografías, entre nitidez y detalle. Las parejas de oposiciones mencionadas arriba (además de la oposición entre borroso de espacio y borroso de tiempo) hilvanan los análisis y en especial lo que trata del error, de la verdad, incluso de la moral. 


Pauline Martin, El borroso y la fotografía. Historia de un encuentro (1676-1985), págs. 302-303 con André Kertész, Distorsion nº6, Paris, 1933


Hay tres capítulos bastante detallados sobre la escuela del borroso por antonomasia, el pictoralismo; luego otros tres sobre los que se desarrollaron en la primera mitad del siglo XX: el borroso social y en especial el borroso aficionado que va a la par con la democratización de la fotografía, el borroso en el cine en los años 20 y el borroso de las vanguardias (hay unas páginas muy bien documentadas e interesantes sobre Man Ray, págs.292-312). La única categoría tipológica (al contrario del catálogo) a la que le dedican dos capítulos apasionantes es el borroso de movimiento, fondo borroso, borroso movido (queda uno un poco frustrado porque a las otras categorías no les dedicaron tanta atención). Mientras que el capítulo sobre los aficionados de principios de siglo tenía pretensiones sociológicas (pre-Bourdieu), el capítulo sobre el clasicismo nacional francés que no le cedió al borroso no es muy convincente en cuanto al análisis político (hay que aclarar que salvo raras excepciones el ámbito estudiado es prácticamente sólo francés, lo que se entiende si tenemos en cuenta el enfoque semántico, pero es una lástima). El último capitulo que se termina con el texto de 1985 de Jean-Claude Lemagny, «agente de legitimación del borroso», cubre el periodo de después de la guerra, y gracias a Lemagny se abre a artistas extranjeros como Gerhard Richter, John Hilliard, Andreas Müller-Pohle, Steve Kahn, y Ralph Eugene Meatyard. También se habla de Antoine d’Agata y de Bernard Plossu (pero sin mencionar el texto de Flusser sobre el vuelco de la mirada). Dicho esto, el fotógrafo que más se menciona en este libro (30 págs. según el índice) es Daniel Masclet, que no es exactamente el más conocido del siglo (pero es un descubrimiento interesante). La foto digital solo la tratan brevemente en la conclusión, al igual que la dimensión psicológica, incluso psicoanalítica del borroso (tema predilecto de Serge Tisseron): el borroso como vector de «interioridad difícilmente sujeta» (pág.33) que recuerda el borroso de los surrealistas, una mentalidad, la palabra que activa la transformación subversiva (pág.290).


Portada del libro de Pauline Martin


En resumen, es un libro rico, denso con un enfoque original y a veces desconcertante, más semántico que estético y que aporta un complemento teórico serio a la riqueza pictórica de la exposición. Libros recibidos en servicio de prensa.


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