lundi 25 septembre 2023

El abrazo del silencio (Julia Dupont)

 


19 de septiembre de 2023, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Julia Dupont, Superficies profundas # 9, 2020



en portugais


Hoja de sala de exposición en la galería Pedro Oliveira en Oporto (hasta el 28 de octubre)


En la historia de la pintura hay cantidades de cuadros, principalmente religiosos, cuyo objetivo es dar testimonio de una revelación y con frecuencia cuentan una historia en imagen: Los peregrinos de Emaús, quienes de repente entienden, entre duda y fascinación que el hombre con el que han caminado es Cristo resucitado (en la obra de Rembrandt, por ejemplo), o Saulo en el camino de Damas y la luz deslumbrante que lo envuelve, lo sobrepasa y lo convierte (en la obra de Murillo, por ejemplo). En la literatura también tenemos algunos ejemplos, menos frecuentes, de ese tipo de experiencia, por ejemplo Paul Claudel que cuenta su desconcertante conversión a los dieciocho años durante las Vísperas de Navidad, detrás de un pilar en Nuestra Señora de Paris, «una revelación inefable», o bien, en el campo profano la éxtasis sensual que se adueña de Stephen Dedalus en el Retrato del artista adolescente de James Joyce cuando ve a la muchacha en la playa de Dollymount Strand y abandona inmediatamente sus inclinaciones eclesiásticas por una vocación artística. Aunque actualmente el término «epifanía» ya no designe sino la fiesta de los Reyes magos, su etimología, del griego epiphaneia, «manifestación, aparición repentina» indica una revelación, comprensión súbita casi milagrosa del sentido o de la esencia de algo. Una epifanía es un momento de gracia, una fusión entre la conciencia de una persona y el aura de una realidad que se revela yendo a su encuentro. 


Julia Dupont, Superficies profundas # 2, 2019


Las superficies profundas de Julia Dupont son el fruto de muchísimas epifanías: la artista evoca apariciones luminosas, sobrecogimientos, imágenes que se imponen ante ella, que exigen que las fotografíe. Ante revelaciones tan repentinas dice que siente una necesidad imperiosa a la cual no sabría escapar: no se trata de fotos tomadas por ella como tantas otras sino imágenes que se le entregan, que la penetran y la fecundan como una tranverberación extática. Las acepta en ella pero no de forma pasiva sino transformando la sensación en fotografía con el fin de compartir la fuerza de la percepción sensorial. Y allí se sumerge no solamente su mirada sino su cuerpo entero. La aparición de las imágenes le produce asombro sensible y contemplación intranquila.    


Julia Dupont, Superficies profundas # 20, 2022


Sorprendentes, las imágenes surgen inesperadamente, con misterio, pero son el fruto de su visión intensa del mundo. No nacen de un plan determinado o programa preciso sino que con frecuencia aparecen durante sus paseos a la deriva. No resultan porque busca o caza sino porque vigila. Julia Dupont en paseadora baudelariana siempre está pendiente, espera y recibe; en esta serie no busca ni persigue sino que es receptiva, atenta, paciente, y acoge las epifanías, esos instantes en los que capta la vibración para transmitirla.  


Julia Dupont, Superficies profundas # 4, 2018


Algunas veces no está lista o las condiciones no están reunidas para transformar la revelación en imagen, tiene que volver otro día, otro año, reiterar con obstinación y constancia. 


¿Y qué son esas apariciones? Imágenes de luz. Pero todas las fotografías lo son por su definición, incluso por etimología, imágenes de luz. Es verdad, pero éstas no son nada más que eso, sólo muestran la luz. La luz esculpe el espacio, surge del fondo de la sombra abriendo volúmenes. La presencia singular de la luz que la artista capta cambia la visión, se tiñe de tonos blancos, grises, azulados, ocre, amarillos, entre calor y frío y a veces, raramente, matices más sensuales, más carnales, azul, rosa. 


Julia Dupont, Superficies profundas # 14, 2020


Se trata de luces percibidas, recibidas, y de ninguna manera construidas como lo haría Dan Flavin por ejemplo, son luces naturales o artificiales que atraviesan, se ajustan o acarician formas arquitecturales, superficies generalmente planas, lisas, incorpóreas (sólo una muestra asperezas e irregularidades, sólo una es verdaderamente material: una placa de chimenea de su abuela). No reconocemos nada, ni lugar ni construcción (salvo algunos conocedores que verán algún elemento de la Casa da Música en Oporto), y la mayor parte del tiempo somos incapaces de medir la escala o la distancia que separa la fotografía del objeto. Para recrear solamente la sensación de luz la artista quiso apartar los elementos demasiado realistas, evitar que se reconozcan, escogió ángulos que favorecen la parte antes que el todo, lo aisló de su entorno. 


Son elementos arquitecturales de piedra, madera, metal, vidrio, casi siempre son formas duras, derechas, rectangulares; solamente una escalera que gira es diferente, más redonda. Percibimos volúmenes y planos, rellenos y vacíos, puertas, ventanas, frontones, umbrales; formas vernáculas o clásicas y otras modernistas incluso brutalistas. Y la luz interviene con todas, indirecta, oblicua: luces incidentes, filtraciones de luz, trazos luminosos, difracción, erupción de un hueco negro. Los volúmenes se diferencian de toda forma de representación para convertirse únicamente en soportes de la luz. 


Julia Dupont, Superficies profundas # 12, 2020


Son formas silenciosas que parecen abstractas. Podríamos decir que son como imágenes de devoción ante las cuales el espectador debería meditar para que él también se deje penetrar y alcance así la epifanía, incluso el éxtasis. Podría sumergirse y acceder a una verdad superior y probar las proyecciones visuales de un mundo interior que sólo permite la abstracción. Son instantes de gozo puro que suprimen el tiempo y la acción. 


Julia Dupont, Sin título (Políptico), 2021-2023


En su Políptico, una evolución de su serie Superficies profundas, Julia Dupont introduce la dimensión temporal. Son cinco imágenes con el mismo motivo, la evolución de la luz sobre un elemento arquitectural durante varias horas hasta por la noche. Una intervención de las variaciones de la luz a través del día y de las estaciones que recuerda, claro, a Claude Monet frente a la catedral de Rouen o a los almiares; y en fotografía, la serie Stage de Fernando Calhau, unas fotografías experimentales que intentan grabar el movimiento en su duración (desde 1977), el trabajo de Jan Dibbets (The Shortest day at my House in Amsterdam) en 1970 o algunas de las Verifiche de Ugo Mulas en la misma época. Con esta experiencia Julia Dupont muestra de qué manera la luz evoluciona y la forma se transforma a lo largo de las horas. Se trata de los puntos suspensivos de una revelación indecible, de la percepción a la vez avivada y desprendida de un tiempo que podríamos llamar melancólico. Como una forma de saudade


Imágenes recogidas por todas partes desde hace catorce años, Portugal y Francia, por supuesto, y también España, Italia, Grecia, Alemania. Se trata de un trabajo que viene después de la serie Épure sobre el convento de Sintra en donde ya llevaba las formas a la abstracción. Un trabajo sin terminar que queda abierto pues la artista sigue vigilante, siempre dispuesta a recibir nuevas epifanías. Continúa con su serie paralela y antitética Geometrías de Ó, sensual y corpórea, redonda y terrenal. 


Todas las imágenes © Julia Dupont : ADAGP, Paris, 2023, cortesía de la artista.

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