vendredi 14 juin 2024

Silencioso frente a Brancusi


2 de junio de 2024, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)

Constantin Brancusi, Mademoiselle Pogany : I, 1912 yeso (Centro Pompidou) ; I, 1913, bronce (MoMA) ; II, 1920, yeso (Centro Pompidou) ; & III, 1933, bronce (Centro Pompidou). Vista de la exposición, foto del autor.


La exposición Brancusi en el Centro Pompidou (hasta el 1 de julio) es una sinfonía de blancura y de luz. No solamente destaca por la cantidad de obras (125 esculturas, 400 obras), por la manera de demostrar cómo evolucionan las formas para un mismo motivo, de madera a yeso, de piedra a metal, sino por su calidad didáctica. También es, aunque usted no sepa nada de Brancusi, aunque las explicaciones sobre sus influencias y carrera no le interesen para nada, una experiencia visual, estética y sensible, inolvidable. Yo creo que se puede ir con un niño y que éste saldrá maravillado. Como dijo el artista: «No busquen fórmulas enigmáticas ni misterio. Lo que les doy es puro gozo.» ¿Cómo hablar de gozo? Más vale no hablar demasiado.


Constantin Brancusi, Gallo Grande : I 1924, II 1930 & III 1930-34, yeso, Centro Pompidou, foto del autor


Por supuesto que podemos disertar largamente sobre su arte, los dibujos preparatorios, las fotografías, pero cómo informar sobre la emoción que se siente nada más cuando de entrada nos acogen los tres Gallos Grandes de yeso; de ellos veremos otras versiones más tarde. Luego vendrá Pájaro en el espacio, aquel sueño de escaparse de la gravedad, de alcanzar la libertad del pájaro (y que será la oportunidad para un juicio famoso)


Constantin Brancusi, La Musa durmiente, 1910, bronce pulido, 16 x 27,3 x 18,5 cm


Cómo describir lo que nos produce la pureza absoluta de su Musa durmiente, un bronce pulido como un espejo, un rostro absoluto de la Mujer, la Única, que ha perdido toda materialidad para no ser sino un óvalo estilizado y liso hasta el punto de despertar el deseo de acariciarlo. Y después de todo es una mujer; pero la Princesa X, ambigua, o el Torso de joven andrógino hacen que los sentidos se extravíen. 


Târgu Jiu, Roumania, 1975 (el autor es el 2do de izquierda a derecha).


Hace unos cincuenta años, de joven, tuve la suerte de ir a Târgu Jiu, en la Rumania de Ceausescu; escapada breve durante un viaje de trabajo. No sabría explicar la emoción que sentí entonces; esta mala foto es el único rastro material que conservo, no es el punto de vista más pintoresco ni emblemático de la Avenida de los héroes. Esta visita quedó grabada para siempre en mi mente. No sabría decir más. Para saber otras cosas que las que hay en esta simple reseña impotente para expresar mi emoción, pueden leer el catálogo, un abecedario de África a Zervos (Christian), bastante desconcertante pero instructivo. 






Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire