29 de junio de 2024, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
Sallisa Rosa, Topografía de la Memoria, Pinacoteca São Paulo, vista de la exposición, foto del autor. |
Se entra en la semi penumbra ocre de una sala silenciosa, como si entráramos en un templo, como si regresáramos al seno materno. Se reflexiona un poco, antes de iniciar el recorrido individual en medio de formas verticales, 32 de ellas que ocupan el suelo, formas morenas de tierra cocida que recuerdan las termiteras o las estalactitas. En la cima de la mayoría, un pezón (a veces dos) erecto, como si la caricia del amante o la succión del bebé mamando, lo estimulara. Por encima de ese bosque más bien fálico, igualmente morenas, hay 62 esferas de diversos tamaños, suspendidas, organizadas como el cosmos de un planetario, simultáneamente reconfortantes por su redondez sensual y vagamente amenazadoras por su fuerza de gravedad.
Sallisa Rosa, Topografía de la Memoria, Pinacoteca de São Paulo, vista de la exposición, foto del autor |
Sallisa Rosa es una artista brasileña de origen indígena que explora su memoria, su historia, la de su familia y la de un país tan variado como el suyo. Y al luchar contra el olvido, escribe sus recuerdos en las cerámicas, como si programara en la memoria de un computador, los recuerdos de su abuela llamada América, puesto que nació el mismo día de la llegada de Colón a Guanahani, y el recuerdo olvidado de sus antepasados o el de las víctimas indígenas y de los esclavos negros. Recoge arcilla bruta en los alrededores de Río de Janeiro, la modela en forma de rollo y progresivamente monta las piezas a mano, las cuece en un horno artesanal de leña y durante ese tiempo les cuenta sus sueños extraños y sus recuerdos conmovedores para que impregnen la tierra. Terrícola en el alma, como anclada en el barro, nos invita a compartir su intimidad pagana, arcaica, matricial.
Sallisa Rosa, foto Audemars Piguet |
En lugar de contarnos su historia a través de su instalación, nos invita a que la recorramos y a que nos confrontemos físicamente para que dejemos la huella de nuestros propios recuerdos, para que sea la ocasión y nos lancemos con nuestra propia memoria utilizando sus esculturas como el diván de nuestras propias angustias, para que entremos en correspondencia con sus fantasmas y registremos nuestra memoria junto a la suya. Hay que quedarse un buen rato en esta sala, aclimatarse, meditar, soñar, quizás rezar, en todo caso corresponder no solamente con Sallisa y sus antepasados sino con nuestros propios ascendientes, y también con los primeros alfareros, los primeros magos que supieron combinar la tierra y el fuego. La exposición Topografía de la memoria estuvo en La Rotunda de Miami Beach durante el Art Basel Miami, y actualmente está en la Pinacoteca de São Paulo hasta el 28 de julio.
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