mardi 10 octobre 2023

Retratos (más o menos) marginales

 


1 de octubre de 2023, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Joaquim Vincens Gironella, Venus, 1960, corcho sobre madera, 75x44x4cm

Jean Dubuffet no inventó el arte marginal (al igual que Cristobal Colón no descubrió América). Antes de él existieron Philippe Pinel, Benjamin Rush, el museo del Dr Guislain creado en 1857, Charcot, Marcel Réja, Prinzhorn, entre otros. Dubuffet le dio nombre al arte de los marginales y una definición que en nuestros días parece bastante restrictiva. Dubuffet era negociante de vino y por lo tanto comprador de corchos. Es por esa razón que en 1948 en Paris, visita al vendedor de corchos René Lajus quien tenía un proveedor catalán, Joaquim Vincens Gironella, veterano del ejército republicano refugiado en Tolosa y escultor autodidacta en corcho. Lajus tenía en su oficina algunas de sus esculturas y Dubuffet decidió ahí mismo incluirlo en su colección y mostrarlo en la primera exposición de su Compañía de arte marginal. Los miembros sensuales moldeados, desproporcionados, maleables sobre un cuerpo minúsculo de senos pesados, contrastan con la cabeza escultural, escarificada y preocupante; una palmera, paloma y colgante primitivo completan la escena. Es una de las anécdotas que descubrimos en la exposición cuyo título es en esperanto «Portreto de la Animo», en el museo Soares dos Reis en Oporto (hasta el 12 de noviembre). Es una exposición con más de 100 artistas, dedicada a retratos y autorretratos (especialmente pinturas, algunas esculturas y siete fotografías entre ellas de Bruenchenhein y Bascoulard) cuya mayoría proceden de la excelente colección del museo de arte marginal Treger Saint Sivestre (conservada en este centro). Se trata de una de las más importantes colecciones privadas de Europa, la única en la península Ibérica y, al contrario de otras, quizás por el origen africano de dos de los coleccionistas, no se limita a los países occidentales y nos muestra a artistas marroquíes, iraníes, indues, chinos... . Aquí, la completan obras de las colecciones del museo que el comisario António Saint Silvestre escogió por su singularidad y por la correspondencia que pueden tener con el arte marginal, aunque los artistas estén bastante alejados de él (incluso hay un juez del tribunal de apelación de Lisboa, Eduardo Petersen). 


Prophet Royal Robertson, S.T., 1970, bolígrafo, lápiz y marcador sobre papel, 54,3 x 34,5 cm, foto © André Rocha


El retrato, prácticamente inexistente en el arte prehistórico, aparece en Mesopotamia y en Egipto y se perpetúa a través de los siglos. El primer «museo» dedicado únicamente a los retratos es la Fábrica de los Hombres Ilustres de Paulo Jovio, cerca de Como en Italia en 1538 (y no 1360). El retrato es durante bastante tiempo «una herramienta para mostrar, promover y defender el orden político, social, moral; una expresión de los valores de la sociedad y un modelo que indica los códigos y modelos a seguir precisamente», tal y como escribía yo hace 17 años a propósito de esta exposición, en la cual, la emoción nacía precisamente de  autorretratos en el límite de la razón; los de Messerschmidt hubieran tenido aquí su espacio propio. Ya que fronteras de la razón, que definimos como características del arte marginal no son solamente transgresiones psíquicas sino que pueden ser marginalidades sociales. Aquí estamos lejos de la representación del poder: nos recibe una harpía de la Mère François y luego recorremos arbitrariamente, de retrato en retrato. Entre los que más me emocionaron, he aquí un dibujo del artista Prophet Royal Robertson (1930-1997), un negro de Luisiana abandonado por su esposa Adell que se fue con los hijos: Robertson se pone a dibujar frenéticamente sobre todo tipo de soportes, rellena las paredes de su casa de retratos imaginados de su esposa infiel, mezclando Biblia, ciencia ficción y pornografía, hasta caer en un delirio obsesivo pero increíblemente creativo.  


Josef Hoper, S.T., 2009, lápices negros y de colorers sobre papel, 43,5 x 59,7 cm, foto © André Rocha

Muchas de las obras representadas son autorretratos: es verdad que es fácil tomarse como modelo y ello juega un papel pero ante todo juega un papel psicológico y terapéutico de interrogación sobre sí mismo, incluso de afirmación de sí. Al contrario de buen número de artistas clásicos para quienes el autorretrato sirve de propaganda (Vigée Lebrun), de manifiesto social (Jordaens) o de reivindicación, especialmente feminista (Gentileschi); los artistas marginales escarban dolorosamente en sus psiques, buscando sus frágiles identidades y por esa razón podemos acercarlos al trio de los grandes del autorretrato: Rembrandt, van Gogh y Munch. Uno de los más conmovedores de la exposición es este retrato doble con espejo de Josef Hofer (Pepi). Víctima de una gran incapacidad se libra del programa de eutanasia de los nazis que ocupan Austria. Interno desde 1992, hace que le compren un espejo grande en 2001 y desde entonces se dibuja, generalmente desdoblado, frente al espejo, con frecuencia desnudo, a veces sangrando, mutilado y muchas veces en erección. El marco estricto del espejo parece una cárcel o un nido protector, y su cuerpo intenta salirse, romper las paredes o la cáscara a través de su gracia y su sensualidad en bruto. No habla pero expresa mucho mejor su propia veracidad con sus retratos. 


Dusan Kusmic, S.T., s.d., bolígrafo y lápiz sobre papel de color, 59,5 x 41,8 cm, foto © Paulo Cunha Martins


Para reforzar la idea del autorretrato curativo de traumas, tenemos a Dusan Kusmic (1925-1990), ex partidario yugoslavo, prisionero de guerra, que después de un montón de peripecias llega a Dublín solo, pobre, marginal, y sin hablar muy bien inglés. Primero escultor en miga de pan, se puso a dibujar autorretratos simbólicos y alucinados. En este va vestido de un uniforme extraño y una bola puntiaguda parece amenazar su sexo. Líneas de fuerza se desplazan en el fondo del dibujo como si un campo magnético de fuerte potencia lo irradiara. El catálogo es interesante especialmente por las reseñas detalladas sobre una obra de cada artista; entre los ensayos, me llamó la atención el de Sara de Chiara sobre las diferencias entre los conceptos de «portrait» (en francés, inglés, alemán, ...) y de «retrato» (italiano, español, portugués, ...), y cita a Calabrese y Stoichita, basándose en los retratos fotográficos de Bascoulard, Machcinski y Lee Godie. 


Las imágenes proceden de la página de la colección, muy completa.




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