jeudi 5 octobre 2023

Exilio y mediación, cuadrículas y bifurcaciones (Taysir Batniji)

 


30 de septiembre de 2023, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Taysir Batniji, serie Habitaciones (2005, fotos 175x240cm), sin título (2014, vidrio) y sin título (1998-2021, maleta y arena)


Al pasar de los años (en mi caso desde 2007), se percibe en el trabajo de Taysir Batniji una tensión entre su historia (gazatí en exilio), que haría de él un portavoz más o menos militante, y su deseo de escaparse del patetismo y hacer una obra propia que le permita librarse de la categorización demasiado simplista y cerrada. Pasar de lo político a lo estético, ser al mismo tiempo creador de sentido y de poesía, tener un discurso universal y no solamente palestino ha sido siempre uno de los ejes de su trabajo. Es cierto que al crítico le cuesta sacarlo de su contexto y busca siempre señales sutiles de una identidad de la cual el artista no puede escapar, pero su exposición actual (hasta el 21 de octubre) en el Pavillon Carré de Baudouin es un gran paso hacia adelante en esa dirección. 


Taysir Batniji, serie Habitaciones, 2005


La obra más central es sin duda la serie Habitaciones, 11 fotografías de habitaciones de paso en el centro de arte La Fonderie en Le Mans. Todas vacías, desocupadas, de talla humana: cuando se está en el umbral casi se puede entrar. Algunos objetos o carteles olvidados. En una de las imágenes este letrero que lo dice todo del exilio y del pasaje. En el centro (imagen de arriba), una maleta abierta llena de arena (Mahmoud Darwish escribió: «mi patria es una maleta, mi maleta es mi patria») y una base en la cual se hallan unas llaves de vidrio. La serie está a la misma distancia de obras más formales y de las que están más relacionadas con la historia. 


Taysir Batniji, Cógigos QR, 2023



Incluso las piezas más formales nos remiten también a la memoria, a la intimidad: los códigos QR dibujados meticulosamente (no se permite ningún error) son un ejercicio de paciencia y de meditación, como suspendido de lo real (al igual que las cuadrículas que le dan su nombre a la exposición), pero una vez que se fotografían, los enlaces envían a objetos cotidianos. En el suelo fotografías de detalles de objetos abandonados (Grounds) o dibujos de huellas (Pasos perdidos) que son un alzado de la banalidad de lo cotidiano (a la Perec, dice), y que también dan testimonio de cierta indecisión en su relación con el territorio, la sensación de no estar ahí totalmente (en el distrito 20 de París, Francia, Occidente). Y Por si acaso, una instalación participativa en la entrada en donde cada quien es invitado a pegar en la pared una fotocopia de sus llaves como un autorretrato indirecto y no es solamente una invitación al público para que tome parte en la exposición sino la memoria de las llaves de Nabka, única huella memorialesca de las casas de las cuales la depuración étnica sacó a su pueblo. En esa categoría más personal e íntima hay también numerosas fotografías y videos cortos de su vida cotidiana (Impresiones pasajeras, Mi casa, en otra parte, y Diario de confinamiento). 


Taysir Batniji, serie Disrupciones, 2015-2017, cada una 24x16cm


La instalación más cargada de historia es la serie Disrupciones que muestra en su teléfono móvil las imágenes de sus conversaciones con su madre entre 2015 y 2017 (que murió sin que pudiera volver a verla) que los servicios irsaelíes habían interferido para perturbar las comunicaciones entre los indigenas presos en el interior del gueto y los exiliados libres y tristes. Se ven borrosas, deformes, manchadas de verde: lo que habla no es la imagen sino su materialidad y textura. Escribía yo hace tres años: «Esa conversación familiar, personal e íntima que sólo quiere acercar a seres separados, adquiere así un potencial revolucionario, anarquista, una capacidad para destruir las fronteras, contra viento y marea: combate la desaparición, rechaza la evanescencia, niega la negación de ese pueblo». Allí también, entre dos, se mezclan lo íntimo y lo político. Allí también las bifurcaciones y los cuadriláteros se juntan. 


Todas las fotos (c) Taysir Batniji



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