dimanche 25 août 2019

Arles 2 : Dictaduras y liberaciones


01 de agosto de 2019 por LUNETTES ROUGES

(artículo original en francés, aquí)




Gundula Schulze Eldowy, Berlin 1987, serie Berlin par une nuit de chien
« El arte nace de ataduras, vive de luchas y muere de libertad » (André Gide, Nouveaux Prétextes, 1911).

Podemos preguntarnos sobre la vitalidad artística bajo las dictaduras: ¿De qué manera el hecho de tener que resistir sin cesar se transforma en acción creadora? Uno de los mejores ejemplos en Arles este año es la exposición sobre sobre la fotografía en la República Democrática Alemana en los años 80: un ámbito del cual la mayoría de nosotros (incluido yo) no sabía nada antes de ver esta exposición. Además está muy bien presentada y puesta en contexto (tanto por las explicaciones de las paredes como por el catálogo); como decía ayer, su curadora, Sonia Voss, fue una de las galardonadas de las nuevas becas de curaduría de los Encuentros. La resistencia a la monotonía de la RDA se expresa entonces en fotografía, no de manera documental, directamente política o social, demasiado difícil, sino a través de la glorificación del cuerpo; los fotógrafos celebran la sensualidad, la diferencia, la performance, o sencillamente la belleza del cuerpo. No son verdaderamente rebeldes (salvo una o dos excepciones), están al margen. Algunos captan la alegría de vivir en su esplendor, lo que también es una forma de sobrevivir, de resistir, tal como aquí arriba Gundula Schulze Eldowy yendo a la búsqueda de explosiones eróticas, impulsos salvajes con fondo de ruinas. 

Manfred Paul, Autorretratos I / N° 6, 1988

Otros se refugian en un exilio interior, limitando sus vidas a los amigos, la familia, incluso el autorretrato triste, y reflejan así la tragedia que los agobia, tal como Manfred Paul aquí arriba, fotógrafo de lo intimo y de la angustia; o Thomas Florschuetz fragmentando su cuerpo; o Kurt Buchwald cuyo cuerpo oculta la imagen. Hay bastantes desnudos en la exposición, sin duda también una forma de escapatoria de lo real, entre morbilidad (Gabriele Stöetzer) y cierto glamur (Eva Mahn).

Sybille Bergmann, serie chic charmant & dauerhaft / Allerleirauh, Berlin

Una parte interesante de la exposición trata del estudio de costura alternativo 
« chic, encantador & dauerhaft (durable) » cuyas estilistas creaban ropa con cualquier cosa. La madre de una de las creadoras, Sibylle Bergemann, fotografió los desfiles de moda -performances intituladas Allerleirauh, Ding aus Licht, Raum, Klang und Leder (Piel de mil animales o Piel de asno, la cosa hecha de luz, de espacio, de sonido y de cuero) en mayo de 1988. Y luego, cuando la revista Stern hizo un reportaje, estilistas de Alemania del Oeste llegaron y alisaron todo, normalizaron todo. Pero las fotos de Bergemann fueron tomadas antes y se siente la revuelta, la rabia contra el sistema: incluso la ropa es rebelión (es lo mismo con los pobres punks este alemanes fotografiados por Christiane Eisler). Por una vez que la foto de moda expresa una (verdadera) rebelión ...

Libuse Jarkovjakova, serie Ordinary Life

Otro país comunista de entonces y del que conocemos mejor la fotografía: Checoslovaquia. Si la «clásica» fotografía checa se basa, para simplificar, sobre la pureza, la reflexión, la composición, la distancia, las fotografías de Libuse Jarcovjakova, que goza el hermoso espacio de la iglesia Santa Ana, se encuentran en las antípodas de esos conceptos. Tal como los alemanes del este, es con el cuerpo, el suyo y el de sus amigos y amantes que resiste a la monotonía comunista, alcohol, droga, sexo; se trata de un testimonio muy personal, intimo y a veces violento. Pero, al contrario de los alemanes, las fotos de sus aventuras underground parecen elevarse, poco ancladas en el universo en el cual vive; más que un exilio interior, ella muestra la mayor parte del tiempo, una desconexión total, una deriva hacia el abandono en lugar de un cuestionamiento, una escapatoria en lugar de una disconformidad. 

Libuse Jarkovjakova, Cubana y moto

De lo que muestran aquí, realmente preferí sus series más construidas, en especial la de los gitanos (aquí y allá): es verdad que es un gran clásico checo, pero aquí sentimos la ternura, la cercanía del instante compartido que conmueve (arriba, el velorio de un niño muerto). Cuando empezó, obrera en una imprenta, fotografiaba a sus colegas de trabajo durmiendo en los rincones del taller, vagos anti héroes socialistas: esta primera postura bastante radical se diluirá después en su postura underground y soy de los que lo lamenta. Esos obreros resisten y los gitanos también; ella, esquiva. También tenemos sus fotografías por encargo (para mandar al país), bastante divertidas y enternecedoras, de bonitas cubanas que trabajan en Checoslovaquia, país hermano, y que posan con orgullo y sensualidad sobre bellas motos, y vietnamitas (a quienes ella enseña el checo) posando con sus autos. 

Ouka Leele, Madrid, 1984

En 1985 Libuse pudo emigrar a Berlin Oeste, y ahí, al fin libre, habiendo ganado contra el sistema, dice que se sintió perdida. ¿Porque tal como lo dice Gide, será que la libertad mata el arte? Otra exposición en Arles es sobre el paso a la libertad, la movida en España cuando muere Franco. Esta exposición, cuenta aquella explosión cultural y social de manera muy fragmentada al concentrarse en cuatro fotógrafos de los cuales tres (hombres) se contentan haciendo retratos de sus amigos que están de moda, lo más excéntricos y marginales posible, que posan con narcisismo ante el objetivo: nada vivo, nada vibrante, nada revolucionario. La mujer, Ouka Leele es la única que rompe con los códigos e inventa nuevas formas de fotografía, y sacude todo. No solamente sus fotografías son de locura, barrocas, divertidas, irreales, sino que además van pintadas, no fotochopeadas sino pintadas con pincel y con pintura, en general con colores chillones. 


Ouka Leele, série Peluquiera, 1979

Se trata de una interpretación de la veracidad fotográfica: la artista crea una imagen, toma un foto en blanco y negro, y luego le da vida gracias a la acuarela. La fotografía no es sino un medio y no un revelador del mundo tal cual es, es una de las herramientas de la creación híbrida. Su serie Peluquería, en la cual peina a sus modelos con atributos surrealistas, es de un brillo y de una desfachatez que al lado de sus colegas salva la exposición. 

Philippe Chancel, Corée du Nord

En fin, para salir un poco de las creencias populares sobre dictadura y libertad, vemos en la exposición, bastante teatral de Philippe Chancel, dos imágenes sorprendentes. Mientras que su tema es el de las catástrofes que nos amenazan, mientras que Chancel desde hace por lo menos quince años, documenta la degradación continua de nuestro mundo, mientras que aquí construye un relato en catorce capítulos sobre los síntomas alarmantes de la decadencia, muestra Palestina sin hablar de resistencia, describe Marsella sin hablar del dinamismo de los barrios, fotografía Flint (Michigan) sin percibir en ello cualquier resiliencia, mientras que todas las personas en sus fotografías se ven tristes, deprimidas, desmoronadas a causa de la catástrofe que se acerca, encontramos, buscando bien, en un rincón, en una vitrina, dos fotos de hombres sonrientes, unos tomando cerveza, otros haciendo un piquete, visiblemente felices de la vida. Solo dos fotos que vienen de un país que Chancel conoce bien, al que ha ido diez o quince veces: Corea del Norte (y no son fotos oficiales sonrientes por que lo mandan, no, son gente ordinaria y feliz; otra aquí). ¿Será el único país posible para refugiarnos? Tal como dice este artículo«y ¿de qué se ríen los norcoreanos? ¿con quién se ríen? El fotógrafo nos perturba con esas preguntas. ¿Y si se rieran de nuestra inaptitud para plantearnos que ellos pueden, también, ser felices?»

Foto n°3 del autor, no había mejor

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