jeudi 14 novembre 2024

Una semana de foto (1. Paris Photo)


11 de noviembre de 2024, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


August Sander, Los hombres del soglo XX, sección 23a


He aquí algunas notas dispersas sobre Paris Photo y « a ppr oc he », la semana pasada. Al entrar a Paris Photo vemos primero que todo una pared con la obra completa de Hombres del siglo XX de Augusto Sander: buena jugada marketing, y, si se vende la totalidad, buena jugada comercial. Sander, al que ya vimos en Paris en 2008 en el Instituto Goethe y en 2009 en la Fundación Cartier-Bresson, al igual que fue honorado en el Georges Pompidou en 2022con una exposición más bien floja. ¿Qué más decir en esta ocasión? Que se destaca el hecho de tener una obra completa, los 619 retratos. La clasificación por categoría no es exactamente la misma que la de Sander en su libro, pero poco importa. Es una lástima que las impresiones que muestran sean tan duras y tan contrastadas; el hecho de que las haya realizado su nieto (y que su bisnieto las venda) es una garantía de autenticidad y no necesariamente de calidad, pues recordamos la belleza de las impresiones originales que mostraron en la Fundación HCB. También percibimos que Sander es un hombre de su época agitada y que su punto de vista sobre la sociedad está influenciada por su posición social y política. Primero, vemos a pocas mujeres y la inmensa mayoría son «mujeres de» (de arquitectura, de pintura, ...), esposas y madres; se cita siempre a la secretaria de rasgos severos peinada como un muchacho, pero es una excepción rara. Luego, hasta el nazismo, Sander hace un retrato más bien conservador de la sociedad que lo rodea: vemos más bien artesanos que obreros, el bajo proletariado de la Ruhr, sin embargo cercano, parece ausente de su campo visual y los reemplaza por trabajadores dignos e independientes que parecen no padecer de la explotación capitalista, además todo el mundo es blanco, claro (los gitanos aparecerán más tarde, cuando el nazismo y la muerte de su hijo, cambiarán su perspectiva). Todos sus personajes son categorías evidentes según la ocupación, el estatus, su lugar en el mundo y los indica inmediatamente de manera simbólica, sin ambigüedad: el habito hace al monje (hay sacerdotes y pastores pero ningún rabino), el yunque define al herrero, el maletín lo lleva el vendedor ambulante, y el pelo enredado y la mirada de fuego muestran al gitano. Todos o casi todos llevan unos rasgos, un tipo, casi exagerados: el director de orquesta Wilhelm Furtwängler, tiene los cabellos eléctricos y EL pintor Otto Dix tiene los ojos penetrantes; en cuanto al marchante de arte Sam Salz, francamente tiene pinta de estafador... Y los nazis son también hombres del siglo XX (lo que subraya, por cierto, esta paradójica exposición). 



Después del desarrollo crítico sobre la exposición estrella de la feria, tengo apenas algunas notas breves lejanas a toda tentativa de exhaustividad y determinadas a causa de detalles vistos a un lado y otro. El humor mordaz de Alfredo Jaar en la galería Jean-Kenta Gauthier en estos tiempos sombríos es especialmente divertido.



Christian Berst descubrió las fotos de un desconocido, John Kayser, obsesionado con el aplastamiento: sus modelos desnudas o vestidas, aplastan con los pies o con el trasero toda clase de objetos, on oso disecado, un recipiente para fondue, un carrito miniatura, una barra de pan o el cuerpo del artista, en unas escenificaciones aberrantes. Un trabajo obsesivo, absurdo y fascinante. 


Denis Malartre, Les Objectales


En cuanto a fotografía experimental (sigue siendo mi ámbito de investigación), Bigaignon le consagró un espacio a Denis Malartre, quien durante dos años, recluido en un apartamento vacío, intentó explorar la esencia misma de la fotografía a través de un proceso de investigación difícil, riguroso y sin concesiones (catálogo en The(M) éditions, con un texto corto de su servidor). También hay unas bonitas composiciones de Mustapha Azeroual en la galería Binôme, en las que el soplo de la respiración del artista modula la superficie de vidrio de la obra, y, la única fotógrafa verdaderamente experimental aquí es Alice Pallot y sus imágenes biológicas sometidas a la acción de las bacterias (si se considera experimental la transgresión de las reglas establecidas y no una simple exploración). 

En cambio, en « a ppr oc he » si hay transgresión de las reglas, y muy alegremente: continuará. 

Fotos del autor, salvo Denis Malartre.