mardi 30 décembre 2025

Las fracturas de Isabelle Ferreira

 

9 de diciembre de 2025, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Isabelle Ferreira, de la serie La invención de la valentía (O salto), 2021/23, foto del autor


Isabelle Ferreira es francesa, hija de inmigrantes portugueses. Su exposición Notre Feu -Nuestro Fuego- (hasta el 2 de marzo) inicia con un uso que tenían los portugueses que pasaban ilegalmente la frontera (o salto) con España y después Francia con la ayuda de un traficante, en la época de la dictadura: la mitad del precio de la pasada se pagaba con anticipación, una foto del migrante se rompía en dos, una mitad la dejaban con la familia, y una vez que había llegado a su destino el inmigrante enviaba la otra mitad de su foto y se pagaba el saldo. De identificación, la fotografía se convertía en instrumento fiduciario. Isabelle Ferreira expone en la pared, fotos-esculturas rotas, que recuerdan aquella práctica (La invención de la valentía).


Isabelle Ferreira, vista de la exposición Nuestro Fuego, en el MAAT Lisboa 2025, con uno de los Testigos, 2025 y en el fondo, una partida de Staccato, composición in situ, 2025, foto del autor.


El paso por los Pirineos se recuerda también con ensamblajes de placas de madera sobre móviles, superposiciones de imágenes de montañas, picos y valles, de obstáculos y de pasajes (Los Testigos). En la pared del fondo un ensamblaje de trozos de papel coloreado rotos y grapados contra la pared forman una composición abstracta, como una ola, una inspiración (Staccato). Otra fractura, la imagen Fatum en la que la mano sostiene una especie de juego de cartas contra el destino, pedazos de papel de colores. 


Isabelle Ferreira, Por la noche #8, 2022


Parece que romper y reconstruir son prácticas recurrentes en la obra de la artista, en la serie Por la noche en la que presenta fragmentos de fotos aéreas a baja altitud de los Pirineos (hacia 1960, procedentes del fondo Roger LAPIE), que cubrió con papel negro, rasgó, rompió, para hacer emerger imágenes indecisas, fragmentos en los cuales adivinamos una roca o un río, pero que dicen ante todo, la tragedia de aquellas travesías. En fin, como para completar aquellas fracturas, cortaron pedazos de roble y concienzudamente los cubrieron con ganchitos con un gesto mecánico y ritual (Ker que significa casa en bretón, o fuego en francés antiguo, como el título de la exposición). Quizás haya que ver en esta exposición un eco, no solamente a la inmigración, por supuesto, sino también al desgarro de ser inmigrante (o hija de inmigrante) entre dos culturas, entre dos idiomas, entre individualidad y comunidad, entre rotura y reconstrucción. 



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