9 de febrero de 2025, por Lunettes Rouges
(artículo original en francés, aquí)
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Laia Abril, On Mass Hysteria, Le BAL, vista de la exposición, foto del autor |
Cuando uno va al BAL lo que piensa ver son fotografías. En la exposición actual de Laia Abril (hasta el 18 de mayo), apenas si hay y no muestran mucho. En cambio hay palabras, muchísimas, unas habladas y otras escritas. Laia Abril, en esta tercera parte de su trabajo sobre la misoginia, después del aborto y de la violación, se interesó por la histeria colectiva: no el fascismo ni el linchamiento, ni ciertas manifestaciones de la política francesa desde hace siete años, sino los fenómenos de vértigo, desmayos, alucinaciones, transes, etc, que afectan a grupos de jovencitas o mujeres, que para ella representan «un lenguaje de resistencia de las mujeres que rechazan los sistemas de opresión, los dolores colectivos o los traumas trasgeneracionales». Son mujeres que en posición subalterna no tienen otras formas de expresión (enseguida pensé en los resistentes «terroristas» como Ben M’hidi, que tienen únicamente la violencia como medio: otro tema, pero reacción escapatoria similar). Se trata de un «protolenguaje» de resistencia que podemos vincular con la imagen de la bruja y con el tarantismo de Apulia, que aquí no evocan pues está demasiado ligado con la sexualidad reprimida de las participantes.
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Laia Abril, On Mass Hysteria, Le BAL, vista de la exposición, foto del autor |
Tenemos entonces tres alcobas oscuras que presentan tres casos de histeria colectiva: en 2007 casos de parálisis de jovencitas en un internado mejicano, desmayos en fábricas textiles en Camboya en 2012/14, y una epidemia de tics (que afectó a 17 jóvenes y también a un jovencito) en un colegio estadounidense en 2012. Cada alcoba tiene fotografías bastante enigmáticas (arriba) y delante de la entrada tres fotografías cubiertas de palabras (aquí arriba). Y cada vez sobreabundancia de grabaciones, testimonios de víctimas y análisis de expertos. Como no se puede oír todo (se necesitarían muchas horas), se seleccionan algunas ideas, que en efecto, están todas relacionadas con el poder: para las niñas del internado, «polvo anti-menstruación que baja por las piernas y las paraliza»; para las obreras camboyanas, ofensas a los lugares religiosos y memoriales; para las colegialas el peso de Facebook. La presentación de cada caso es bastante confusa: como dice un crítico, «esas escenificaciones opacan el propósito en lugar de aclararlo.»
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Laia Abril, On Mass Hysteria, Le BAL, vista de la exposición, foto cortesía BAL |
El otro evento de la exposición consiste en 68 expedientes colgados en las paredes de la sala, son documentos (no imágenes) sobre un fenómeno de histeria colectiva (según la artista), de manera más o menos detallada. La mayoría son contemporáneos salvo los de Europa en donde 3 expedientes solamente tienen menos de 60 años, entre ellos, parece extraño, uno sobre el sufrimiento de los inmigrantes en Suecia, quienes hubieran merecido un tratamiento más político. También habla de los desmayos de las obreras de una azucarera en Thumeries, de unas monjas en Loudun, unas brujas de Salem, casos de gonorrea fantasma en USA, y en TikTok que causa crisis en Tourette. Extraña encontrar un caso en la Palestina ocupada de 1983 (expediente n°24), malestares que afectan a 753 colegialas, a 19 jóvenes, a 127 mujeres y 51 hombres, que los oficiales israelíes (y sus colaboradores palestinos) atribuyeron, evidentemente, a una histeria colectiva para negar todo intento de envenenamiento. Como para cada uno de los expedientes (en el último caso, principalmente de origen israelí) no hay la mínima distancia crítica. Para reforzar su argumentación la artista presenta una película sobre manifestaciones feministas.
De las tres partes del trabajo de Leila Abril, este es sin duda el más flojo; los que tratan de la violación y del aborto están bien construidos, entre textos e imágenes, pero éste aburre rápidamente por la abundancia de palabras y la escasez de imágenes. Como dice otro crítico: un «aburrimiento respetable (pero mortal)». Posiblemente hubiera sido más adaptado hacer únicamente el libro y no la exposición (por cansancio no compré el libro). Es un tema que merecía algo mejor. Una pena.
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