samedi 8 février 2025

Cabilia, pero no mucho (Karim Kal)


4 de febrero de 2025, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)



Karim Kal, tiene un abuelo originario de Cabilia y presenta en la Fundación Cartier-Bresson (hasta el 13 de abril) en la exposición Mons Ferratus (la montaña de hierro, Djurdjura) unas treinta fotografías tomadas en la región. No es un trabajo documental, ni siquiera una evocación de la identidad de esa tierra, es más bien una reflexión personal, poética y sensible sobre su relación con ella. Empezamos por una serie (Cretas) de nocturnos en formatos pequeños que muestran de lejos las luces de los pueblos de la montaña, imágenes negras de las cuales apenas emergen algunas claridades: son composiciones misteriosas, lugares inidentificables y que se acercan a la abstracción. 



La sala principal muestra unas fotografías, también nocturnas, objetos, detalles, tomas con flash violento que dejan su entorno en la oscuridad. Después vemos escombros, restos de construcción que el artista trajo a Francia, a Saint Étienne (tierra de inmigración) para fotografiarlos: un enfoque en sentido contrario y algo simplista. Más convincentes son las fotografías de unas matas (aquí arriba), vestigios de plantas silvestres que sobrevivieron a los incendios que arrasaron Cabilia hace algunos años y que presentan como esculturas minimalistas. 



La imagen más sorprendente no es de él, es una refotografía de placas de vidrio que representan unos cráneos de rebeldes cabileños que estaban en contra de la colonización francesa, trofeos de guerra trasladados al Museo del hombre (que ahora se llama Quai Branly) con fines «científicos» (¿hay algo más interesante que el cráneo del enemigo?), y desde entonces restituidos. En gran formato los detalles de las suturas de uno de los cráneos componen montañas y valles, un verdadero paisaje. 



Paisaje de un país orgulloso y pobre que siempre resistió: a la colonización romana, a los invasores árabes con la Kahina del Aurés vecino, a la Regencia de Argel con la insurrección de 1756, y evidentemente a la colonización francesa con Lalla Fatma N'Soumer, luego la revuelta de Mokrani y la resistencia a la cristianización. Muchos dirigentes del FLN proceden de allí, entre ellos el famoso Coronel Amirouche. Y desde la independencia es un territorio turbulento que defiende su lengua, pide su autonomía y con frecuencia tiene revueltas, por ejemplo, por el asesinato de Lounés Matoub, luego la Primavera negra y los incendios (¿de origen criminal?) de 2021. ¿Porqué este recuento histórico? Porque esa Cabilia rebelde apenas si se ve en la imágenes de Karim Kal (salvo un recuerdo del linchamiento de Djamel Bensmail) pues nos presenta una visión sino apaciguada, en todo caso discreta, prudente y apolítica del país en el cual las asperezas parecen haber sido borradas. Solamente roza la historia y sus crisis y únicamente la foto de las suturas del cráneo del Quai Branly tienen una dimensión política e histórica fuerte. De memoria, hay tres imágenes con inscripciones (un afiche que conmemora a Hettak Youssef aquí arriba, algunos letreros viales y una señal «Prohibido a los extranjeros»), las tres están en latin y en francés, ni en árabe, ni mucho menos en cabilio o tifinag, sabiendo que la cuestión del idioma es uno de los temas más apasionados actualmente. La prudencia, la intensión de discreción, quizás necesarias en relación con el poder argelino son una lástima, y me parece que aminoran la fuerza de las imágenes poéticas pero poco políticas. 


No tengo mucho que decir sobre la otra exposición: cabezas de mujeres vistas de espalda, un tópico de la historia de la pintura, e imágenes robadas voyeristas de personas bajo hipnosis. 


Todas las imágenes: Mons Ferratus (c) Karim Kal, cortesía de la Fundación HCB.




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