dimanche 16 juillet 2023

Arlés 3 : todo es político (¿?)

 


8 de julio de 2023, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Spencer Ostrander, primera iglesia bautista, Sutherlands Springs, Texas, 5 noviembre de 2017 : 26 muertos, 22 heridos


40 000 muertos por bala cada año (de las cuales 20 000 son suicidios), 80 000 heridos, una matanza (más de cuatro personas) todos los días, y, en el 90% de los casos, sólo indiferencia. Un país bañado en sangre, es un texto de Paul Auster, cuyos fragmentos están en las paredes para evocar el genocidio de los amerindios, la esclavitud y el racismo estadounidenses: «Nuestros amigos de los continentes lejanos asisten al espectáculo horrorizados y perplejos, no menos interesados que nosotros cuando leemos relatos de mutilación genital de adolescentes o de lapidación a muerte de esposas acusadas de infidelidad por sus maridos». Las palabras de Auster duelen pues suenan verdaderas puesto que cuestionan la visión occidental y ponen nuestras indignaciones «blancas» en perspectiva. Las fotografías de Spencer Ostrander son frías y banales; supermercados feos, escuelas vacías, lúgubres, no se distingue nada que no sea el recuerdo de la matanza que hubo: «piedras tumbales de nuestra tristeza colectiva». 


Fotomontaje Studio Rex


Son políticas también las fotografías del Studio Rex de Assadour Keusssayan, las de su mujer Varsenik y sus hijos Grégoire y Germaine, en el barrio Belsunce en Marsella (recuperadas por Jean-Marie Donnat): fotografías de inmigrantes, de personas acabadas de llegar a Francia «legalmente» o no, pero siempre legítimamente. Fotografías de identidad para superar los obstáculos de la burocracia francesa xenófoba, fotografías traídas del país como recuerdo de la familia que puso sus esperanzas en el inmigrante, fotografías enviadas al país para mostrar más o menos francamente, la inclusión, la integración (con maletín), el éxito siempre precario. Y las más bellas son las imágenes compuestas, montajes que a veces coloreados reúnen en la imagen el hombre inmigrante y la mujer o el hijo que se quedaron en el pueblo. Son imágenes que hablan de tragedia y dignidad, de racismo y de aspiración. Y en estos tiempos, con el gobierno actual, con lo que nos espera, son imágenes que gritan. Al final unos versos del palestino Mahmoud Darwish: « Acéptame bajo tus ojos / Donde quiera que estés acéptame / Devuélveme el color del rostro y del cuerpo. » Son también políticos, al lado, los dos relatos del exilio, el uno de un burgués iraní que bajo el régimen del Shah se hizo construir una casa 100% occidental para erradicar ideológicamente la mínima huella de su cultura original; y el otro, una exiliada venezolana que, en duelo por su padre, critica su país y olvida pronunciar la palabra «sanciones». 


Ahlam Shibli, serie Occupation, Edificio residencial de la familia al-Rajabi, calle Tariq ben Zyad, barrio al Mashrqa al Tahta, casco antiguo, Al-Khalil / Hébron, 27 de enero 2017


Políticas, las fotografías de la palestina Ahlam Shibli (que hubo que defender, hace diez años, contra le censura sionista) y que aquí, además de unas series anteriores (aquí arriba Hebrón/Al Khalil: cómo los palestinos intentan proteger su espacio propio frente a la ocupación), presenta su trabajo sobre las comunidades de Arlés, con el mismo compromiso y empatía que con los beduinos de Neguev, los resistentes de Corrèze que se convirtieron en soldados coloniales o con las familias de los mártires de Palestina. 


Rosângela Rennó, serie Seres únicos en el mundo


Para seguir con la política, el trabajo de Rosângela Rennó, cuando interroga la memoria y su desaparición, su ocultación y manipulación. Además de su trabajo sobre la desaparición de Lenin, me gustó la serie de fotografías de bustos coloniales a partir de cráneos de indígenas: al pasarlos a papel marmoleado les da una dignidad fúnebre. 


Exposition Casa Susanna, vista de la exposición


Para terminar me pregunto si los travestis de Casa Susana son políticos. Son exclusivamente hombres heterosexuales (que un cartel califica como transfóbicos y homofóbicos), que encuentran un refugio en donde sin temor se pueden vestir de mujeres, nada más. Pero al hacerlo parece que retoman todos los estereotipos femeninos más trillados: no hay ni originalidad, ni creatividad, ni erotismo en sus juiciosas poses. Sin ir hasta Bascoulard o Molinier (sus extraordinarios ensayos fotográficos están en el museo Réattu en la colección Bachelot), da pena que entre aquellos travestis tan juiciosos no haya émulos de April Dawn Alison, alias Alan Schaefer, que en la misma época en San Francisco fue mucho más audaz. 


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