mardi 9 mars 2021

Maurice Denis, pintor y/o teórico

 


27 de febrero de 2021, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Portada: Maurice Denis, Leyenda de caballería (Tres jóvenes princesas), 1893, detalle, col. part. (cat. 34, p. 118-119)


De Maurice Denis conozco ante todo la famosa frase que escribió a los 20 años en 1890 en un manifiesto del "neotradicionalismo": «recordar que un cuadro -antes de ser una piedra angular, una mujer desnuda, o cualquier anécdota- es principalmente una superficie plana cubierta de colores ensamblados con cierto orden», ya era un oxímoron (una afirmación que Taine, veinte años antes, Spencer, 45 e incluso Vassari, 420 años antes, habían formulado, pero que queda asociada a Denis), que siempre me pareció el presentimiento de la abstracción, del desdén del tema por la forma. Y aunque no conozco muy bien sus cuadros (me parece que he ido solamente una vez al museo de Saint Germain en Laye), siempre me costó reconciliar esta visión radical con la obra misma, simbolista, Nabi, figurativa y bastante religiosa. El catálogo de la exposición en el Musée cantonal des Beaux-arts de Lausanne (Paris, Hazan, 2021, 192 páginas,  87 obras presentadas, más de 36 ilustraciones en el texto y 8 fotografías biográficas) permite entender un poco mejor la ambigüedad. Sólo está el periodo 1888-1914, antes de la muerte de su esposa en 1919, antes del lanzamiento de los Ateliers d'Art Sacré -Talleres de Arte Sagrado- antes de su periodo Delacroix, antes de su madurez neoclásica más bien aburrida. 


Maurice Denis, Cristo verde mayo de 1880, óleo sobre cartón, 21x15cm, Museo de Orsay (cat.7, p. 76-77)


El hecho es que Denis nunca se deshizo del tema, nunca renunció a la pintura figurativa para unirse únicamente a la materialidad de la pintura, alejada de toda representación, en un momento en que muchos otros (que además desconsideraba) lo hacían. Es verdad que en 1888 cuando Paul Sérurier vuelve con Talisman (abajo) después de una temporada en Pont-Aven cerca de Gauguin, Denis queda conmocionado, lo describe como «un paisaje contrahecho, por tanta formulación sintética». Es poco después bajo esta influencia, que pinta su Cristo verde, que no es más que una forma estilizada que no existe sino a través del color, al igual que su fantasmal Manchas de sol en la terrazaPero no es sino una deriva efímera pues rápidamente vuelve a cuadros más representativos: el siguiente en el catálogo es un Misterio católico de un clasicismo bastante tedioso (salvo el efecto del plantío puntillista, pero estamos muy lejos de Seurat). 


Maurice Denis, Manchas de sol en la terraza, octubre de 1890, óleo sobre cartón, 23.5×20.5cm, Museo de Orsay (cat.8, p. 78-79)


El ensayo de Jean-Paul Bouillon desmonta muchas «acrobacias teóricas en las que Denis es un virtuoso incomparable» (pág. 22). Teórico raro en medio de pintores más pragmáticos, Denis intitula uno de sus ensayos «Del simbolismo y de Gauguin hacia un nuevo orden clásico», lo dice todo: procedente de movimientos radicales del simbolismo y de los Nabis, influenciado por el revolucionario Gauguin, Denis aspira sin embargo a un clasicismo tranquilo, conservador y religioso. No descarta el tema pero lo ve menos materialista, menos realista: positivista (tenía un bachillerato en filosofía), quiere un arte autónomo con respecto a la naturaleza. Para él, el arte «es una creación de nuestra mente en la cual la naturaleza no es sino la ocasión» (pág.19). La abstracción le apeteció en cierto momento pero renuncia y se opone al Matisse de 1905, por ejemplo. Ninguno de los ensayos del catálogo explora la motivación religiosa, católica, de su rechazo, que a mí me parece que no es insignificante y que hubiera merecido más análisis (¿no es la abstracción ante todo una pintura de ateos y protestantes?). Fuera del ámbito de este catálogo, ello será todavía más cierto después de 1919, cuando en la pintura de Denis el tema será completamente central y las fantasías del Cristo verde totalmente olvidadas. 

 

Paul Sérusier, Le Talisman, l’Aven au Bois d’Amour, 1888, óleo sobre madera, 27×21.5cm, Museo de Orsay (fig.12 p. 26)


Del pintor intelectual, religioso (pensó volverse monje-pintor, al igual que Fra Angelico), católico (las fantasías rosacrucenses del Sâr Peladan y de otros de sus amigos le horrorizaban), políticamente conservador (anti Dreyfus et pro Action française, entre otras), ¿qué nos queda hoy? ¿qué cuadro se impone más allá de los círculos etéreos de los historiadores del arte especializados? ¿Sus cuadros disidentes de 1890 o sus pinturas piadosas más tardías? Tenemos en el catálogo, después de la introducción de Fabienne Stahl, y el ensayo mencionado anteriormente sobre Denis teórico, dos ensayos de Isabelle Cahn y Pierre Pinchon sobre las relaciones con los Nabis y el simbolismo, y dos textos más bien anecdóticos sobre sus vínculos con Bretaña (comprobados con su casa Silencio en Perros-Guirec) y, más finos con Suiza, y enfin, un interesante análisis estilístico más detallado de Catherine Lepdor (co-comisaria de la exposición con Isabelle Cahn). Hizo falta un análisis más detallado de sus relaciones con el Impresionismo (hay solamente unas frases página 42). Las reseñas de las 87 obras expuestas están bien hechas, a la vez documentales y analíticas. La biografía también está bien hecha, la bibliografía es escueta, no hay índice, las reproducciones son de calidad. 


Recibido en servicio de prensa.

2 commentaires:

  1. ¡ Vaya montón de sensateces sobre uno de los artistas más grandes de finales del siXIX y principios del XX!.. ¿Tediosa su obra religiosa? Será que los prejuicios anticristianos de la autora pesan más que su , por otro lado, escaso entendimiento y falta de sensibilidad. Desde el principio del artículo, al referirse a la célebre frase con la que este genio define lo que es un cuadro, ya muestra que no ha entendido nada de nada. Y luego, con todo descaro, confiesa que a penas conoce la obra de Denis. Muy típico de esta época en la que cualquier mindundi se cree con derecho a opinar sobre lo "divino y lo humano" con solo el escaso conocimiento que hoy se adquiere en los diferentes centros de enseñanza pública o privada (tanto da). O con el consiguiente "máster" ese.

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  2. Ah, quería decir , al comienzo, "insensateces", por supuesto.

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