mardi 16 mars 2021

Tres libros de fotógrafos

 


1 de marzo de 2021, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)


Bruno Barbey, Jordania 1969. Combatientes del Fatah (Movimiento Nacional de Liberación de Palestina) en patrulla (Zoom páginas 80-81).


Compré «en lo quedaba de un fondo de cajón» un número de la revista Zoom de agosto de 1971 (una revista conocida especialmente por sus artículos técnicos y sus retratos «para adultos»), descubro once fotografías de Bruno Berbey, que acaba de morir, (diez en color, una en blanco y negro) sobre su viaje a los campos de los feyadines palestinos en el norte de Jordania después de Septiembre Negro, en octubre de 1970. Hizo el viaje en compañía de Jean Genet a quien también fotografió (Genet fue, doce años más tarde, uno de los primeros occidentales que entró en los campos de Sabra y Chatila después de la masacre auspiciada por Israel), Jean Genet lo cuenta con valentía y pasión, y un barthesiano sionista se lo reprochó con vehemencia, Jean Genet escribió en Zoom un comentario de las diez fotos en color y  la revista lo presentó (con precaución) así: «es obvio que su opinión, por muy documentada en las fuentes del conflicto no pretende comprometer a la redacción de Zoom en su totalidad». Las fotografías de combatientes, que datan de cuatro viajes que Brabey hizo en la región entre febrero de 1969 y febrero de 1971, son fotos duras y violentas, y su difusión fue limitada puesto que van a contra corriente de la posición de la mayoría de la prensa sobre el conflicto. No vemos, salvo error, sino seis fotos de Palestina en la página de Magnum, de las cuales una sola, aquí arriba, una patrulla a propósito de la cual Genet habla de música y de poesía y que está en Zoom (y otra bastante parecida con los mismos feyadines), las otras de Magnum muestran la cruzada de un río, un herido en el hospital, combatientes descansando y a Yasser Arafat; las de la revista muestran también familias y niños, un campo con tiendas de campaña, entrenamientos y dos cadáveres. Genet concluye su texto de acompañamiento de las fotografías hablando del racismo francés anti árabe, arraigándolo en la historia desde la Edad Media: «Toda esta historia – la Historia – no es sino un truco para hacer de nosotros hombres nublados.» No es de extrañar que esas imágenes de Bruno Berbey hayan sido ocultadas. 


Floris Neusüss, Tagtraum, Munich 1958 (pág. 11)


Floris Neusüss falleció hace un año. Poco conocido en Francia (a pesar de una performance impresionante en Camargue, con motivo de los Encuentros de Arles en 1977), es conocido como el papa del fotograma contemporáneo, por haber formado a numerosos imitadores durante sus cursos en Kassel, y es muy conocido en especial por sus fotogramas de cuerpos (en general desnudos femeninos), que se sitúan entre siluetas y fantasmas flotantes, algunas veces en posición casi fetal en el suelo, otras veces livianos, extendidos, despegando. Son imágenes con una dimensión sensual, táctil, incluso erótica y pagana (y tienen más volumen que las Antropometrías de Yves Klein). Tuve el gusto de entrevistarlo en 2010, y acabo de comprar un pequeño libro Floris Neusüss Fotografie 1957-1977 (auto editado, 1977, 84 páginas, unas cincuenta fotos, en alemán), en el cual, después de un poema que introduce, de Michael Krüger, Neusüss muestra fotografías y fotogramas, casi siempre en torno al cuerpo y a veces con un pequeño texto explicativo. Sus nudogramas son bastantes conocidos, he aquí otra imagen, una doble exposición de 1958.


Damian Heinisch, 45.


En 1945, Walter Heinisch, 45 años, fue deportado en tren de su ciudad natal Gleiwitz (en donde se originó la Segunda guerra mundial; allí quedaron su esposa e hijos), en Alta Silesia conquistada por los rusos, hasta Debalzewo en Ucrania en donde murió en un campo de prisioneros y su tumba se desconoce. En 1978, Hans Joachim Heinisch, 45 años, hijo de Walter y padre de Damian, fue autorizado a salir de Gleiwitz, convertida en Gliwice en Polonia, para emigrar en tren hacia Alemania Occidental con su familia cercana (entre ellos Damian de 10 años) y radicarse en Essen, habiendo dejado a hermanos y primos en Polonia. En 2013, Damian Heinish, 45 años, hijo de Hans Joachim y nieto de Walter, inicia un viaje en tren desde Debalzewo cerca de Donetz en donde murió su abuelo, hasta Oslo, en donde vive, pasando por Gliwice / Gleiwitz cerca de donde nació, ciudad de origen de su familia y Essen en donde creció. Un recorrido de 4323 kilómetros, un peregrinaje familiar bajo el signo de las deportaciones y los exilios, del tren de la muerte y del tren de la libertad, una huella de la historia europea reciente. Damian Heinisch documenta su viaje con una cámara 35mm. Su libro (45, Londres, Mack Books, 2020, 114 páginas encuadernadas a la japonesa, en inglés y en alemán, además de un afiche desplegable) retoma las imágenes granulosas de la película tomadas por la ventana, escenas de la vida local a la orilla de la carrilera, un mundo cercano y distinto, distanciado, paisajes cambiantes, estaciones diferentes, desconocidos que entran en la imagen. Imágenes borrosas, también, confusas, oscuras, túneles en el relato. Y toda la nostalgia de los largos viajes en tren. ¿Será un viaje de reconciliación, pos nazismo, pos sovietismo? ¿Será un canto a la paz, un himno de esperanza para Europa? Unos meses después de su salida de Donetz la guerra estalló de nuevo y la estación de Debalzewo tuvo que volver a cerrar a causa de los combates.(Descubierto en este artículo, pero las fotos no tienen leyenda). 



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