vendredi 18 janvier 2019

Bruegel más allá de lo visible



15 de enero de 2019, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)



Reindert Flakenburg & Michel Weemans, Bruegel, Hazan, 2018


A Pieter Bruegel*, habitualmente, lo vemos como a un pintor que inventó el paisaje moderno, pero también, como al narrador irónico de pequeñas escenas campesinas: hermoso pincel que muestra la belleza del mundo con abundantes detalles. El interés del libro sobre Bruegel que salió hace algunos meses en la editorial Hazan de la pluma de dos historiadores del arte, Reindert Falkenburg y Michel Weemans, no es mostrarnos sino llevarnos a ver a un Bruegel diferente. Es un libro magníficamente ilustrado, con numerosas páginas que muestran detalles de tal o tal cuadro; no es una monografía clásica sino un argumento con dos voces. Los dos autores nos muestran cómo usa Bruegel métodos visuales, detalles escondidos, imágenes emboscadas, entrelazamiento, saturación, para que el que mira se interrogue sobre lo que está viendo, para que traspase lo anecdótico y pueda acceder a un «ojo interior», espiritual, que puede interpretarse como una lección de moral o de espiritualidad, o sencillamente como un suspiro melancólico o desilusionado. Es raro que un texto sobre una obra de arte agudice de esta manera la mirada, estimule la imaginación y la curiosidad, y, sin pretender haber resuelto el enigma, lo vuelva consciente. Son textos para saborear, dentro de un incesante ir y venir con la imagen.



Pieter Bruegel, Los cazadores en la nieve, 1565, óleo sobre madera, 117x162cm, Viena, Kunsthistorisches Museum


El análisis de cuadros como Paisaje de invierno (Adoración de los Reyes), el Camino del calvario, o la serie de las Estaciones por Falkenburg es destacable desde todo punto de vista. Por lo cual daré un ejemplo sencillo. En Los cazadores en la nieve (estación hibernal), vemos todo tipo de detalles curiosos, la hoguera delante del albergue, el personaje que tropieza con un balde, el zorro como única posibilidad de caza, los cazadores y sus perros decaídos, las huellas de conejo, el fuego de chimenea a lo lejos: simples anécdotas, pero todas son señales de fracaso, la ceguera y la falta de atención. Y la clave (una de ellas) es el letrero tambaleante del albergue, que hay que mirar detenidamente para distinguir el milagro de San Huberto, un crucifijo entre las astas de un ciervo: es un cuadro en el que todos están ciegos a la presencia de Cristo. La incapacidad para ver es a la vez el sentido (uno de los sentidos) del cuadro, y un desafío para el que está mirando. 



Pieter Bruegel, Los Apicultores, pluma y tinta, 1568, 203×30.9cm, Berlin, Kupferstichkabinett


El texto de Weemans, igualmente rico en análisis de cuadros, se dedica a desmontar la imagen-emboscada en el cuadro, ya sea un rostro escondido que aparece entre las rocas (Procesión al calvario), o un juego de boinas en el suelo (Juegos de niños), o la imagen de los tres patos en segundo plano (Los apicultores, su último dibujo, sumamente misterioso). El análisis de Dulle Griet (La loca Meg) nos deja con las ganas pues es un cuadro con tanta abundancia y complejidad que se prestaría para muchas más interpretaciones, pero el del Triunfo de la muerte es riquísimo. De paso aprendí la palabra «riparográfico» a propósito (en Juegos de niños) de una niña jugando con una boñiga de vaca. En fin, como es un autor que insiste en la imagen doble, la imagen emboscada, también nos regala una antología de trampas (para pájaros) en la obra de Bruegel.



Pieter Bruegel, El triunfo de la muerte, óleo sobre madera, 117x162cm, Madrid, Museo del Prado


Se pone de relieve (de su viaje a Italia en 1552-54, Bruegel no trae sino paisajes) la oposición entre Bruegel, pintor vernáculo y satírico, y sus contemporáneos inspirados por Roma (temas eminentes y modelos antiguos), también su vínculo con el Bosco, Patinir y Herri met de Bles, pero eso es trabajo más clásico de historiadores. Cabe señalar la exposición de Viena que acaba de cerrar.

Libro recibido en servicio de prensa.
* grafía adoptada por los autores, en lugar de Brueghel.

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